Fútbol es fútbol, como diría Vujadin Boskov. España se salvó ayer por la campana ante Bélgica cuando peor lo estaba pasando ante los de Johan Walem. El 2-1 de Fornals, que llegó de un robo avanzado de Vallejo, se produjo en el momento más inesperado de la tarde: cuando los de Luis de la Fuente habían perdido el control absoluto del partido. Una acción vertical, a pocos toques entre el central (Vallejo), el mediocentro (Ceballos) y el mediapunta (Fornals), como no tuvo muchas más España en este encuentro de claro dominio territorial, de mucha posesión de balón y de muy poco desborde en los metros finales. Una victoria que llegó in extremis para España. Casi por sorpresa. Después de una segunda mitad en la que la selección redobló la ‘cantidad’ a costa de otras cuestiones.
Dani Olmo entró como mediapunta, por detrás de Mayoral
Después de perder ante Italia en el debut, De la Fuente apostó por un 4-2-3-1 en el que Dani Olmo arrancó desde la mediapunta, por detrás de Mayoral y entre medias de Soler y Oyarzabal. Con Ceballos y Merino en el doble pivote, escalonados a diferentes alturas y con distintos papeles, España dotó de ritmo a su circulación en los primeros compases. Atacando de manera posicional ante el 4-4-2 de Bélgica, que desde un principio colocó a Mangala y Lukebakio en su línea más adelantada, concentrando una alta densidad de efectivos por dentro y tratando de activar la opción del ‘tercer hombre’ para progresar de manera controlada en todas sus posesiones, España encontró en Junior, su lateral izquierdo, una vía autosuficiente de amplitud y profundidad en el campo contrario.
Junior le dio amplitud y profundidad a España desde la izquierda
El futbolista verdiblanco fue quien mejor interpretó su rol en la primera parte. Jugando muy abierto en banda, pinchado al costado izquierdo en cada ataque de la selección, el futbolista del Betis fue el encargado de oxigenar la fase posicional de España. Esperando la pelota en su posición, no acercándose a ella antes de tiempo, dando amplitud a una posesión que tendía a estrecharse por la propia colocación de los jugadores, Junior Firpo demostró su buena afinidad con un extremo por delante como Mikel Oyarzabal. El de la Real Sociedad, que partió de inicio por izquierda, a pie natural, necesita que el esquema le permita jugar con bastante independencia lejos de la cal para moverse por el frente, de arriba abajo y de un costado a otro, para participar del juego y amenazar en ruptura. Un tándem en el que Junior, además de amplitud, también aporta una cuota destacada de profundidad para conducir hasta línea de fondo, pisar al área y levantar la cabeza. Todo en uno.
El paso al frente de Ceballos con la pelota le dio otro aire a España
En esas, España mejoró considerablemente cuando Ceballos dio un paso al frente. El ‘10’ de esta España sub-21, que inició desde el doble pivote, comenzó a tocar el balón cada vez más cerca del área rival. Y a recuperarlo. Y a atraer y dividir con sus conducciones en zona de tres cuartos. Pero en ese tramo en el que más y mejor consiguió girar España a Bélgica, los Olmo, Mir, Pedraza y compañía no consiguieron desequilibrar el partido. Una situación que, fruto del cansancio físico, y de que la posición de Pedraza por izquierda, mucho más abierto que Oyarzabal, le restó un punto de control a España con el esférico. Momento en el que Bélgica se estiró como no había hecho antes al ataque. Y en el que Fornals, una vez agrietado el escenario, se inventó el remate de un 2-1 que, del mismo modo que se pudo quedar bastante corto, sobre todo en la segundos 45 minutos, no debería ocultar la evidencia futbolística.
AdrianBlanco_ 20 junio, 2019
Y la evidencia es que, vista la diferencia entre una y otra parte, España se está quedando algo corta de colmillo en los últimos metros. Lo de Mayoral, de hecho, empieza a ser muy llamativo. Muy llamativo. ¿Cómo lo veis?