El caso de Gaizka Garitano es digno de alabanza. El vizcaíno, que cambió el banquillo del filial por el del primer equipo del Athletic a principios de diciembre, es el principal valedor de una de las mayores transformaciones que ha experimentado un club en los últimos años a mitad de curso. Desnortado, sin rumbo, camino entre varias direcciones y ninguna en las últimas semanas de Berizzo, Garitano aceptó el reto de su vida en uno de los peores momentos del Athletic en muchísimo tiempo. Y el cambio ha sido radical. Simplificando muchos procesos en lo táctico, apostando por un fútbol vertical que se apoya en el envío directo y el control de la segunda jugada, el cuadro rojiblanco ha ganado 31 de los 48 puntos que se han disputado en estas dieciocho semanas de competición.
El Athletic es el equipo que menos remates recibe por partido (9.22), y el tercero que menos remata en cada encuentro (8.89)
Reuniendo al equipo en un bloque medio cuando no tiene la pelota, estableciendo muy pocos metros de separación entre líneas en fase defensiva y confiando en su colocación y en su poderío físico para arruinar todo conato de dominio territorial (y posicional) por parte de su rival, el Athletic de Gaizka Garitano es un auténtico hueso a nivel defensivo, como prueba el hecho de que a estas alturas sea el tercer equipo con menos remates en contra por partido (9.22) de toda LaLiga. Una cifra que, éxito de ese posicionamiento sin balón, está forzando al equipo contrario a chutar en muchas ocasiones en situaciones muy poco favorables para el éxito. Un orden en el que solo Williams tiene potestad para romper con lo establecido: tanto para correr como en el apoyo de una banda a otra y de arriba abajo.
Williams ha contribuido en 14 tantos: 10 goles y 4 asistencias
El fútbol de Iñaki Williams es un libro abierto para los de Gaizka Garitano. Dentro del 4-4-2 con el que se protege el equipo cuando no tiene la pelota, el ‘9’ del Athletic está desarrollando esta temporada una sensibilidad muy productiva en sus contactos con el esférico: tanto para detectar la zona libre, permaneciendo siempre muy alejado del poseedor del balón para darle una profundidad sostenida al equipo en su transición ofensiva, como para tender el apoyo y ofrecer la devolución de espaldas al área. Una retahíla de movimientos que, bien resumida en el 2-0 ante el Levante, le ofrece al Athletic un amplio abanico de posibilidades; y más con el equipo ya acostumbrado a dividir la pelota (49%) en todos sus encuentros.
Los desmarques de ruptura de Williams, poderosísimos con espacios dentro y fuera del carril central, casan tan bien con las prolongaciones aéreas de Raúl García, toda vez que el Athletic decide desplegarse en largo sobre el pecho y la cabeza del navarro, como con la visión de Iker Muniain, capaz de filtrar un balón a 40 o a 10 metros de la portería contraria. En constante movimiento sobre los dos ejes, tanto de forma horizontal como de manera vertical en la parcela rival, mandar un balón a Iñaki Williams -ya sea por parte de sus centrocampistas como desde la defensa- se ha convertido en la principal opción de salida del Athletic. Un cúmulo de certezas dentro de la pizarra de que están mostrándose muy atinadas cuando asoman sus garras en el área rival (el 38% de sus remates van a portería) siendo el equipo que menos ‘chuta’ por cada partido.
Povedano 5 abril, 2019
Creo que justo ahora es el momento de llamar a Williams para la Selección y ver qué pasa.
¿No le veis (con sus diferencias) replicando el rol del Villa de antaño? Siendo esa amenaza profunda que independientemente de jugar o no con espacios reducidos, hace a la defensa contraria girarse y no poder defender siempre de cara. Un perfecto complemento a la creatividad de los centrocampistas.
Lo digo porque el resto de selecciones ya no se defienden contra España acumulando hombres atrás. Ahora lo hacen haciendo una presión media-alta de la salida de balón. ¿No es Iñaki un gran argumento como amenaza al espacio para responder a esa presión?