Manchester City y Real Betis, Pep Guardiola y Quique Setién, representan en estos momentos el juego de posición más ortodoxo en las grandes ligas europeas. Sus propuestas comparten una visión y un proceder que tiene como principal axioma hacerlo todo desde la ocupación del campo en base a los conceptos propios adheridos a tal filosofía, en la cual, la creación de triángulos es cuestión vital para cruzar la divisoria con el balón controlado y escalar en el verde hasta crear la ocasión de gol y la posterior recuperación en campo contrario. Conocidas sus propuestas, ambos equipos, además, están llevándolas a cabo con una particularidad: sus interiores son mediapuntas reconvertidos, otra de esas evoluciones que el fútbol acoge sin reproches.
Setién y Guardiola están usando a mediapuntas como interiores
Fruto de un constante cambio, donde nada es inamovible en los tiempos que corren, donde todo se mueve porque hay sitio para casi todo(s), la figura del mediapunta puro se ha visto algo desplazada por diversas cuestiones, entre las que destacan el extremo a pie cambiado, que ha llevado al antiguo ’10’ a partir desde un costado, o la utilización de dos interiores que crean superioridad en la zona de iniciación y en la gestión del balón en todos los momentos. La figura del ’10’, por tanto, ha dejado de ser pura para poder sobrevivir. Por eso está siendo interesante como en estos dos modelos, Sergio Canales, Giovanni Lo Celso, Bernardo Silva y David Silva, inequívocos mediapuntas en un 4-2-3-1, se han tenido que reinventar, y han sido vistos como oportunidades, por sus entrenadores.
Silva y Silva, Lo Celso y Canales, muy hábiles a espalda de presión
En el caso del Betis, la superioridad obtenida en su salida de tres centrales y dos carrileros dando amplitud, posibilita crear líneas de pase que aseguran que el rival no pueda igualar en número a riesgo de quedar muy desguarnecido a espaldas de la presión. Con esa ventaja potencial, su bloque tras cruzar la mitad del terreno le permite reformular la posición y el rol de sus interiores. En lugar de ubicar a interiores que apoyen horizontalmente al mediocentro, caso de Kroos en el Real Madrid, o de Arthur y Rakitic en el Barcelona, los interiores verdiblancos reciben siempre a espaldas de la medular rival, pues el pase horizontal y/o el pase de seguridad tiene como destinatario a un central. A Carvalho le rodean Bartra y Mandi, mientras puede batir línea para encontrar a jugadores que como mediapuntas de formación, están habituados a manejar el espacio-tiempo de espaldas, perfilados y con gran control de balón, algo que igualmente reproducen como nadie los Silva de Guardiola, idóneos para gestionar el espacio entre líneas.
Como ocurre, de otra forma, en el Manchester City, los centrales asumen el espacio pensado para los interiores, incluso en ocasiones, los laterales se interiorizan mientras los extremos y los mediapuntas se encargan de la recepción más abierta. Es habitual ver cómo Bernardo Silva juega muy abierto a pesar de ser un interior de partida. Una de las claves de la temporada del Manchester City en su demoledora circulación de balón es el peso que ha adquirido el portugués sin dejar de ser él mismo. Sin De Bruyne, un interior que, como dijo Albert Morén hace unos meses, «genera ventajas en la base y pánico en la frontal», Guardiola reconfiguró su ideario para encajar a dos mediapuntas junto a un mediocentro, tal y como Setién ha construido de manera natural en el Betis. Aunque ambos poseen argumentos más orgánicos, desde la teoría, en las figuras de Guardado o Gundogan, ninguna opción parece descartada para encontrar oportunidades en el juego.
Centrales y laterales permiten a estos mediapuntas recibir donde, cuando y como hacen daños
Así, la figura del mediapunta en el juego de posición guarda una similitud zonal con la original, pues sus sistemas son tan dominantes que les permite jugar cerca del área, mientras aprovecha las características polifuncionales del presente en cada posición con tal de adaptarse a las exigencias sin abandonar la esencia. Los interiores de Setién y Guardiola, vía centrales, extremos y laterales, son mediapuntas que gestionan la circulación con la responsabilidad de un interior y las intenciones de un ’10’ clásico, más escorado, y con más funciones, pero recibiendo y pausando o acelerando como se espera de un mediapunta de siempre. Ortodoxia flexible; darwinismo para ser uno mismo.
AArroyer 26 diciembre, 2018
De Bruyne en parte también era esto. Y ése es uno de los principales valores de Guardiola como técnico. Saca el máximo, vía reconversión u optimización, de todos sus recursos. La ortodoxia al final va en lo esencial, por el camino todo es flexible y aprovechable.
Canales, Lo Celso, Silva y Silva respetan la máxima de esperar a espaldas de presión, pero no tienen, en la teoría, lo que se espera de un interior puro. Pero el sistema por un lado, y sus virtudes por otro, permite todo esto. Si tienes, por un lado, laterales que juegan por dentro, extremos que abren por fuera, o por otro, salida de tres centrales y carrileros que abren siempre, tus centrocampistas van a jugar muuuuuuy arriba. Y si tus centrocampistas van a jugar muy arriba, no necesitas tanto un gestor en la base, un interior puro, sino jugadores que te manejen dos alturas y sean hiperprecisos en el control+pase jugando de espaldas y protegiendo balón para acelerar o pausar, es decir, mediapuntas.
El juego es infinito.