Haber dejado una de las mejores actuaciones de la temporada en Hannover tan sólo unos días atrás invitaba al optimismo en un Bayern de Múnich plagado de dudas en esta primera mitad de la temporada. El gran rendimiento de Gnabry y Coman como pareja de extremos y el control constante que ejerció el equipo de Kovac sobre su rival permitió pensar que esa irregular dinámica podía cambiar.
El Bayern jugó a gran nivel frente al Hannover 96 en la última jornada de la Bundesliga
Sin embargo, el choque frente al RB Leipzig devolvió al equipo a la realidad, donde la exigencia provocada por los de Ralf Rangnick volvió a mostrar los problemas bávaros. Uno de ellos tuvo que ver con el ritmo en la primera línea, donde una presión exigente, como fue el caso, obtuvo poca respuesta, ya que tres de los cuatro jugadores que participaban en el circuito de pases inicial fueron Hummels, Süle y Goretzka, nombres que en esa dificultad, desde lo individual, van a ofrecer pocas soluciones desde una conducción, un giro bajo presión o un acelerón en la cadena de pases.
La segunda y más importante tuvo que ver con la rigidez del sistema. Kovac apostó por un 4-2-3-1 con el que se dibujaba un 2 + 4 en la salida de balón, fácilmente protegido por la agresividad del RB Leipzig y por la disposición de las piezas. El 4-4-2 de Rangnick permitía un uno para uno a todo el campo, y esa excesiva rigidez en la que ningún hombre del equipo bávaro salía de su zona, provocó que fuera muy complicado encontrar líneas de pase limpias.
La única salida que le quedó al Bayern fue buscar juego directo sobre Lewandowski y Müller, pero la respuesta individual de su rival impidió que eso hiciera al Bayern progresar. Upamecano y Konate, los dos centrales del cuadro visitante, son dinámicos, agresivos, veloces y muy decididos a la hora de anticipar, y ahí puso Rangnick un tapón para que la pareja de puntas local no pudiera dar aire a su equipo.
La entrada de Renato Sanches dio al Bayern superioridad en los primeros pases y energía para robar con más facilidad en campo rival
El Bayern mantuvo sus problemas hasta los últimos 20 minutos de encuentro, hasta que la modificación de Kovac permitió al equipo local tener un escenario algo más cómodo, sumando además que el ritmo de la presión del Leipzig se redujo con el paso de los minutos. La entrada de Renato Sanches por Coman y el paso al 4-3-3 permitió que Thiago jugase liberado en los primeros pases, habiendo un cinco contra cuatro en campo propio, lo que permitió al Bayern progresar y llegar junto a campo rival hasta que encontró el tanto de la victoria.
David de la Peña 20 diciembre, 2018
Para mí, el Bayern ahora mismo se está quedando corto de ritmo. Muy corto. En salida de balón, en pasos intermedios, en el último tercio… (aunque ha mejorado con Gnabry, que encima se lesionó, y Coman). Es un problema claro y más en partidos donde el rival exige tanto como fue el caso del RB Leipzig.