Santiago Solari cumplió ayer en El Alcoraz su noveno partido al frente del Real Madrid. Ocho victorias y una sola derrota después de su llegada, la situación del equipo blanco es, indudablemente, completamente opuesta a la de finales de octubre y principios del mes de noviembre. Pero todo análisis un poco más profundo de la situación actual no podría obviar que el equipo, ahora mismo, acumula unas cuantas semanas sin asimilar nuevas noticias más allá del rendimiento individual de ciertas piezas. El Real Madrid, en estos momentos del curso, es una estructura muy rígida en la que todos sus futbolistas, del primero al último, siguen un único patrón establecido. Una disposición que, si bien ayudó al colectivo a simplificar muchas de sus tareas para allanar el camino de vuelta a la victoria, ahora, tras varias semanas sin ningún cambio aparente a la vista, es lógico que presente ciertas dudas en el horizonte: ¿Existe realmente algo más detrás de este proceso tan pragmático?
Karim Benzema volvió a quedarse muy solo en la última línea
El Real Madrid salió ante la SD Huesca con Modric y Ceballos por delante una vez más de Marcos Llorente, con Odriozola y Lucas Vázquez por la derecha y Carvajal y Bale por el costado opuesto. Y en términos generales, salvo ciertos matices en los que ahora entraremos, el equipo, desde la pizarra, no se movió mucho más allá de este boceto tan ramplón. Queriendo salir siempre desde atrás, con Llorente recogiendo o acompañando muchas veces el primer pase de Varane y Sergio Ramos, la propia disposición táctica del resto de piezas fue un caramelo para la presión a media altura que había planeado Francisco. Con Modric y Ceballos en un escalón superior al de Llorente y los centrales, y con Lucas Vázquez y Bale muy abiertos cada uno a su costado, el Madrid volvió a ser incapaz de asentar un plan de juego con sus futbolistas alrededor del esférico. Una realidad que ya le acompaña desde hace semanas, de la que el Huesca quiso sacar tajada y que, puestos a entrar en más detalles, es consecuencia del gran distanciamiento entre las piezas.
Al margen del 0-1, en el que Gareth Bale consiguió hacer útil su condición de zurdo jugando por el lado izquierdo, lo más destacable del primer tiempo del Real Madrid estuvo en el intercambio posicional entre sus dos interiores: Luka Modric y Dani Ceballos. Con el ‘10’, desde el arranque, por la derecha, y el ‘24’ por la izquierda, ambos completaron largos tramos de la primera mitad en perfiles opuestos a los del inicio. Una medida que, sin precedente alguno hasta el momento, se puede entender por el hecho de que Solari quisiera juntar por el lado izquierdo a Modric con Ramos, Carvajal y Bale, para alejar así su influencia de la insistencia de Ferreiro, que se empleó a fondo por recuperar lo más arriba posible. Algo que, a la espera (con el paso de los partidos) de ver si es más premeditado que circunstancial, se esfumó tras el descanso, y tampoco ayudó a resolver la otra gran cuestión de esta rigidez posicional: el aislamiento de Karim Benzema con el resto de partes.
El Huesca quiso hacer daño a la espalda de los dos interiores
Francisco se sumó desde la pizarra al método que cada vez más equipos están adoptando en la 2018/2019: con Pulido por izquierda, acompañando a Insua y Etxeita, la SD Huesca conformó un “3 más 1” en su parcela defensiva, con el que atacaba con tres referencias fijas atrás, cediéndole a Ferreiro toda la banda izquierda, mientras que tras cada pérdida se organizaba en un 4-5-1 con Miramón como lateral derecho y Ávila, que partía en un rol más avanzado, cerrando por delante. Después de la lesión de Aguilera, el Huesca reorganizó su mediocampo retrasando a Rivera a la demarcación de pivote, reservándole así a Melero, como interior derecho, su mejor faceta en el campo: la de llegador en segunda línea. De esta forma, la SD Huesca consiguió cambiar su forma pero no su fondo, pues la intención continuó siendo la misma que en el inicio: quiso llegar al área del Madrid colando a sus hombres por detrás de los interiores.
El Real Madrid acabó en 4-2-3-1 con Isco (MP) y Asensio (izq.)
Fue ahí, con Cucho Hernández y Chimy Ávila amenazando por detrás de los centrocampistas del Real Madrid, cuando emergió la versión correctora de Sergio Ramos y Marcos Llorente. Con estos dos cerca de la frontal del área, y con Ferreiro por el lado izquierdo, superando muchas veces a Odriozola en el uno para uno, el central y el centrocampista del equipo blanco debieron socorrer en unas cuantas ocasiones el bien general del equipo, saliendo de zona, friccionando e imponiéndose en lo físico en beneficio de un Real Madrid que, aun con la entrada de Isco -de mediapunta- y Asensio -por izquierda-, siguió sintiéndose incapaz de descansar y de desconectar al Huesca de su empuje con la pelota en los pies. Pues esa misma rigidez estructural, con la que Solari presumiblemente pretende que el equipo esté mucho más junto cuando no tiene la pelota, es la que explica que el Real Madrid se marchase ayer de la provincia altoaragonesa agraciado, incluso, por haber vencido 0 a 1.
Andrés Madrid 10 diciembre, 2018
Pero existe mucha diferencia entre esto y lo que Zidane hizo entre Enero y Mayo de 2016? Yo,en lo personal, lo veo bastante similar: Un plan de minimos basado en el orden, viniendo de una dinamica negativa y entendiendo de esta manera que la forma mas rapida de salir de ella es ganando sea como sea, porque para construir ya no hay tiempo. Asi lo veo yo, con la unica diferencia que Zidane quiza con mas prisas ese año que Solari ahora.
Yo creo que el Madrid a dia de hoy debe priorizar la solidez, conseguirla a como de lugar y que en la ofensiva, la insipiración de sus cracks marque la diferencia cuando llegue Febrero.