El triunfo del Valencia frente al Young Boys deja noticias positivas para Marcelino. Todas ellas están relacionadas con el comportamiento de algunas de sus piezas en ataque, cuestión que todavía no resuelve el problema global que está mostrando en este arranque de curso, pero sin duda es un buen punto de partida. El equipo ché fue de menos a más en el encuentro, y de hecho en los primeros compases del partido sufrió mucho, por un lado, para controlar los despliegues del equipo suizo, y por otro, para aprovechar las ventajas existentes a raíz de un posicionamiento bastante arriesgado por parte de Gerardo Seoane.
El Valencia no logró castigar la ventaja que ofreció al Young Boys al despegar tanto al doble pivote de su pareja de centrales
El Young Boys se ubicó en un 4-4-2 que buscaba robar por dentro y cerca de la línea medular, para después salir rápido al espacio que quedaba a la espalda de los laterales del Valencia. Para conseguirlo, proyectó a Sow y Sanogo, la pareja de pivotes, sobre Kondogbia y Coquelin, que sufrieron para jugar de cara y se vieron obligados a jugar casi siempre la pelota hacia fuera. Es cierto que Dani Parejo no ha encontrado el ritmo en lo individual que se espera de su talento, pero en un escenario como el de ayer, el cuadro ché echa de menos a su capitán. Rodrigo realizó múltiples movimientos entre líneas, a un espacio además bastante amplio, al compensar Mina con movimientos inversos que sujetaron a los centrales, pero el doble pivote local no terminó de encontrarle con regularidad.
Santi Mina representó una amenaza moviéndose al espacio y cargando el área
El Young Boys aprovechó esa falta de continuidad en los pases del Valencia para robar, buscar a Hoarau, y este, con su trabajo de espaldas, permitir los despliegues de sus compañeros, especialmente de un Assalé que hizo bastante daño son sus constantes rupturas, que obligaban a salir lejos de zona tanto a Gabriel Paulista como a Ezequiel Garay. Esto generó dudas a un Valencia que en ocasiones sí consiguió progresar por fuera, y desde esa recepción abierta de Wass o Gayá logró activar bien en campo rival a Rodrigo, Mina y Carlos Soler. Con el primero abarcando muchos metros en horizontal entre las dos líneas de cuatro del Young Boys, Mina amenazando el área y encargándose de los movimientos en vertical, y Soler encontrando su espacio por dentro, y siendo decisivo para conectar con Wass o la pareja de puntas a diferentes alturas.
Carlos Soler lideró el ataque del Valencia
Carlos Soler es un jugador aún por explotar, porque en el Valencia el triángulo Rodrigo-Guedes-Parejo debe ser, con toda lógica, prioridad a potenciar para Marcelino. Sin embargo, limpiarle el carril interior derecho significa obtener jugadas decisivas gracias a la finura de su pie derecho. Soler encontró un escenario en el que disfrutó: doble pivote poco invasivo en su zona, un punta como Mina para atacar sus centros, un compañero para combinar muy móvil como Rodrigo, que le da alternativas por dentro y por fuera, y algo fundamental, un lateral como Wass que sabe dar apoyo por detrás de la pelota y alimentarle tanto si Soler cierra su posición como si trata de recibir en banda. Hay que esperar a que el escalón de jerarquía del 8 valencianista ascienda para conocer su techo real una vez el sistema trabaje de forma más concreta para él, pero actuaciones como la realizada ante el Young Boys invita a pensar en que eso puede estar más cerca de lo esperado. El proceso, al menos, parece estar en marcha.
David de la Peña 8 noviembre, 2018
¿Cómo veis la figura de Carlos Soler? A mí es un jugador que me genera aún incertidumbre, pero desde luego, con actuaciones como la de ayer, te lo vas creyendo bastante más. Creo que la clave es que el sistema tenga claro que es un jugador importante, que haya mecanismos que le potencien. Y eso lo irá ganando con el tiempo.