Una victoria de Champions, para el vigente campeón, siempre tiene un punto más de significado. No obstante, como el efecto del triunfo del Real Madrid se verá con posterioridad si repercute tanto en lo anímico como en lo futbolístico, y como no llegó de la mano de la solidez o el dominio, las constantes vitales del conjunto de Solari siguen necesitando de muchos más partidos para hacer olvidar su momento de juego. En un choque que careció del punto de tensión que caracteriza la competición, fruto seguramente del contexto clasificatorio que se daba tras la derrota del CSKA, Roma y Real Madrid pusieron de manifiesto que ahora mismo atraviesan un evidente bache competitivo, uno que les está impidiendo construir el boceto con el que intentarán replicar la imagen ofrecida hace apenas seis o siete meses.
Más difícil de encontrar las causas de ello, poco relevante para explicar el encuentro, desde el primer minuto se observó que ambos equipos están ahora mismo lejos de explicar lo que quieren hacer, con su como y su porqué. Romanistas y madridistas tratan de dar pasos en una dirección que, entendiendo lo que ha ido sucediendo en sus proyectos, no parece tener un recorrido amplio y sólido. Controlar lo que sucede en un partido es la base de todo equipo competitivo y campeón, y ni Roma ni Real Madrid pueden, ahora mismo, completar una noche que vaya de la mano de esta cuestión. Faltó control, de toda índole, en el Olímpico. Y la mayor calidad del Real Madrid sacó provecho de ello.
La Roma fue invitada a dominar pero está lejos de poder hacerlo
Santiago Solari dibujo la siguiente estructura, una ya más o menos memorizada, más por la forma que por las piezas. En su ideal, sea momentáneo o convencido, consta la precaución en múltiples aspectos, caso del balón parado o del concepto defensivo a utilizar, más por posición que por la consecuencia de dominar la pelota. Con extremos a pie natural, y con la inclusión de Marcos Llorente en el pivote, el Real Madrid buscó constantemente transitar y no esperar cuando llegaba a campo contrario. Atacar los espacios, hacerlo con hombres abiertos y mantener a la mitad del bloque por detrás de la pelota son las principales premisas de su día a día.
Con cinco hombres rematando los saques de esquina, con el resto esperando para mantener el control de un posible contragolpe rival, o la intención de derivar el juego ofensivo a los costados para observar la jugada concentrada en un punto más propicio para recuperar metros, el Madrid compartió, o más allá, concedió a la Roma la iniciativa. Los de Di Francesco, que no van sobrados de protagonismo y mimbres para someter, se sumaron al descontrol durante todo el encuentro.
La organización del Madrid en campo propio abrió demasiadas puertas
Abierto el encuentro hacia una atmósfera sin dominador, las líneas blancas mostraron mucha debilidad a la hora de organizarse, con o sin balón. Sin él, producto de un estado de confianza bajo y un contexto futbolístico que intentan sus jugadores solucionar desde el esfuerzo, aparecieron muchos espacios para el rival. En un 4-1-4-1, las piezas blancas buscaron acosar o perseguir en lugar de sincronizar, lo que llevó a los hombres de banda romanos a encontrar recepciones muy claras a la espalda de cada jugador blanco. El Shaarawy para romper la retaguardia de Carvajal, con los interiores muy arriba -Kroos y Modric-, y Ünder para meterse por dentro y girar la medular blanca con un simple movimiento.
La lectura de los 90 minutos fue muy similar a lo que viene sucediendo en los últimos tiempos, y no es más que la búsqueda de un control posicional que reduzca el impacto de la falta de confianza e iniciativa que los resultados y la dinámica bloquearon en el jugador. De momento, la decisión recorta algunos principios y tampoco está consiguiendo reforzar y justificar la búsqueda de esa idea, orquestada de atrás hacia delante, como refugio en el que además de calma y calor, quizás deba de comenzar a abrir alguna puerta para que sus mejores futbolistas puedan reproducir la movilidad y la interacción con la que se acostumbraron a ser ellos mismos.
Marcos 28 noviembre, 2018
Buenos días, ¿que os pareció la decisión de situar a Llorente como pivote defensivo de inicio en vez de las otras variantes mostradas por Solari (Ceballos, Kroos, etc)? Es cuanto menos sorprendente que un jugador que no había contado con ningún minuto salga de inicio en un partido de esta categoría. Un saludo