El PSG tuvo su primera visita a un gigante europeo cuando el proyecto de Thomas Tuchel no ha hecho más que asomar un pequeño e insignificante primer brote. Esto debería ser motivo de tranquilidad para el técnico alemán, que por supuesto tiene mucho margen de mejora para asentar de forma más sólida las bases, pero lo preocupante, y más dada la exigencia que tiene en este momento el viaje de Al-Khelaïfi, es que las mimbres, salvo la ausencia de Marco Verratti, son las que ya están rodando en los onces del germano.
El equipo parisino salió en 4-3-3, una de las variantes que Tuchel está utilizando en este arranque de curso, aunque lo que llamó la atención fueron algunos comportamientos para afrontar las particularidades que presenta el Liverpool de Jürgen Klopp. La primera de ellas fue en relación a la altura del bloque sin balón, muy retrasada, que lógicamente puede interpretarse desde la amenaza que suponen a la hora de atacar los espacios tanto Mohamed Salah como Sadio Mané.
El PSG nunca buscó forzar robos como el que de forma fortuita produjo el 2-2 parcial
El PSG se ubicó muy abajo, con Cavani encima de Henderson y dejando espacio a van Dijk y Joe Gomez para salir. Lo llamativo fue que Neymar y Mbappé, aunque no acompañaban a los laterales reds -cuestión por cierto que provocó que el 1-0 local fuese más sencillo- quedaban en una posición algo más centrada pero bastante retrasada también, de modo que -sobre todo en el caso del galo- su ubicación no representó una amenaza constante en caso de pérdida, circunstancia que el PSG tampoco forzó en los carriles interiores.
Esto llamó mucho la atención, no sólo por el hecho de que un Mbappé descolgado para atacar la espalda de Robertson y obligar a salir de zona a van Dijk parecía una carta ganadora, sino también porque Roberto Firmino no fue de la partida. Es decir, la altura de la defensa del PSG restaba espacio a las rupturas de los dos extremos reds, pero sin ser el brasileño titular, la amenaza de que éstas fueran activadas se reducían. El planteamiento de Tuchel derivó en un escenario en el que el Liverpool daba sus primeros pases con comodidad, y que además le permitía progresar por fuera con Robertson y Alexander-Arnold bastante liberados.
La gestión de la pelota del PSG tampoco dejó buenas sensaciones, aunque aquí cabe el matiz de la baja de Verratti y la razonable duda con respecto a la resolución de algunos problemas que el equipo evidenció en la máxima competición la pasada temporada a través del mercado de fichajes Tuchel apostó por Marquinhos como mediocentro, y aunque es complicado medir qué grado de responsabilidad tiene el entrenador parisino en la ocupación de espacios del brasileño, parece que uno de los grandes problemas estuvo en la pobre interpretación de la posición por parte del exjugador de la Roma.
El plan sin balón no potenció a Mbappé, y con él, metió a Neymar en un atolladero
Aunque sólo Sturridge -y sin una gran intensidad- amenazaba la primera línea parisina, Marquinhos se retrasaba mucho, lo que provocó una reacción en cadena que derivó en una producción ofensiva muy pobre del campeón francés. El movimiento de Marquinhos invitaba a Di María a ocupar la zona del pivote izquierdo, quedando el argentino de espaldas y con una visión antinatura para desarrollar su fútbol. El tercer escalón era Neymar, que a su vez se cerraba y buscaba la pelota en posición de interior izquierdo, viendo por delante de él siete camisetas rojas cuando giraba.
No hay que pasar por alto que el crack brasileño fue valiente a pesar del desfavorable contexto táctico, pero quizás interpretó ese arrojo de forma poco lúcida, ya que la jugada individual que buscaba era un camino a ninguna parte debido a la buena orientación defensiva del Liverpool. El PSG nunca consiguió llevarle la pelota a una buena altura como para que el exculé desequilibrase, y a pesar de que es indiscutible que el conjunto capitalino cuenta con jugadores muy resolutivos que le permiten llegar vivo a los últimos minutos en contextos como el vivido en Anfield, la sensación es que Thomas Tuchel tendrá que ajustar mucho para que en las grandes noches europeas sus grandes estrellas brillen desde la pizarra, y no de forma puntual por alguna jugada.
David de la Peña 19 septiembre, 2018
Tengo curiosidad por ver cómo soluciona Tuchel el tema de su medio campo. No parece que Lass Diarra sea una solución, ya no está Thiago Motta, parece que Rabiot no es opción…
A priori, el tema de los tres centrales podía dar cierto sustento si la apuesta era un Verratti – Rabiot. Vamos a ver si lo resuelve desde la pizarra o si mantiene la base de ese 4-3-3, donde parece que Marquinhos, al menos para los escenarios más exigentes, no es solución.