Siempre condicionada por las fechas, la Supercopa de Europa volvió a dejar un partido de muchas alternativas, errores, oportunidades y alguna que otra reivindicación. Se la llevó el Atlético de Madrid, entre otras muchas cosas, por el deseo y las particularidades de un Diego Costa superior, un Real Madrid desconectado a mitad de camino, y el nuevo vestidor del que goza Diego Simeone para soñar siempre con la victoria. Esta vez, el técnico argentino se fue apoyando en determinadas decisiones y en determinados jugadores para sacar rentabilidad a lo ya apuntado desde que terminó el curso pasado. Logrando renovar a Griezmann y fichando a gente como Lemar o Rodrigo Hernández ha conseguido que la calidad, libra por libra, logre elevar el techo futbolístico que en los dos últimos años se quedó sin elevar. Y en Tallin se pudo comprobar.
En su previa, la alineación de ambos conjuntos señaló a la posición de Isco, en 4-2-3-1, con Casemiro junto a Kroos, y Modric esperando su momento en el banquillo, y a Savic y Lucas en la retaguardia rojiblanca. Simeone se esperó una batería de recursos en las botas, los saltos y las zancadas de Gareth Bale que trató, sin posterior suerte, de frenar con el campeón del mundo Hernández. Casi también en la previa, nada más arrancar la Supercopa, abrió la veda Diego Costa con un gol de los que tiran abajo todo un garage, y así, el Madrid, por si lo necesitara, asumió todo el peso del partido para acumular media hora de mucho nivel. Desde el minuto 10 hasta el final del primer acto, los blancos dominaron en campo rival, con mucha soltura para pasarse el cuero, ocupar el campo y castigar las debilidades rojiblancas. En los costados, el Madrid logró darle la vuelta al choque, en todo sentido.
Tras el gol de Costa, el Madrid dominó por completo la primera mitad
El Atlético configuró su clásico 4-4-2 en el que Rodri y Saúl alternaban alturas y donde los laterales sufrían en exceso la soledad que logra realzar sobremanera cada inigualable cambio de orientación de uno de los jugadores blancos. La mezcla de magia y sobriedad que suman Benzema, Marcelo, Bale y Kroos metió al Madrid arriba, desubicando por completo cada ayuda y ajuste defensivo de un Atlético al que le superó cada pared, movimiento, primer toque o envío en corto que el Madrid generaba por fuera. Marcelo o Bale recibían y arrancaban, Benzema acudía para poner la trampa e Isco y Asensio ocupaban espacios para hacer dudar al sistema defensivo colchonero. Juanfran y Lucas sufrieron en exceso, lo que obligó a Savic y Godín a cerrar la puerta más necesaria, dejando el área o la frontal más desguarnecida y posibilitando que el Madrid dominara y reiniciara los ataques con gran continuidad. EL ritmo de juego estuvo por encima de las fechas actuales y al Atlético no le quedó más remedio que achicar el agua hasta el descanso.
Silencioso o demoledor, por Benzema o por Marcelo, por Bale o por Kroos, el Madrid configuró el partido que mejor le define, pues con balón, genera ocasiones, toma decisiones del mismo valor que su técnica individual, se ordena en campo contrario, tira la línea defensiva muy arriba y ahoga a su rival, condenándole a pasarse mucho tiempo sin la pelota y demasiado tiempo sin oxígeno para competir. Enlazando con la poca salida que el Atlético tuvo tras recuperar la pelota, aunque Koke estuviera cerca de Rodri, constó el entendible escaso ritmo del que dispone Griezmann, que no pudo ponerle cara y ojos al partido del Atlético en mitad del dominio merengue. Por eso, Simeone no tardó demasiado en actuar y metió a Ángel Correa, una de las claves del encuentro.
El Madrid perdió cuerpo y fuelle tras el 2-1, y Lemar incidió de emeiapunta
Antes de su positiva y fundamental comparecencia, Thomas Lemar fue el protagonista de los veinte minutos que más factura pasaron a los blancos. Tras el 2-1, obra de Ramos de penalti, el Madrid no solo reculó, sino que no activó un plan con balón consecuente a su repliegue, por lo que armó dos líneas de cuatro pero sin una intención de dañar. No dio la impresión de que correspondiera a una orden meditada de ponerse por delante en el marcador y castigar a la contra las debilidades rojiblancas en ataque organizado.
Y es que, a pesar de palidecer en la comparación ante los sublimes nombres blancos ya mencionados, el Atlético ya es otra cosa. Con Correa merodeando por los picos del área, Lemar se ubicó entre líneas pero con la libertad para venir a recibir, ya sin Griezmann en el campo, con el que podría chocar en zonas de influencia, y realizó el juego que se le vio con continuidad en el Principado de Mónaco. Recibía, oteaba, conducía con electricidad y siempre escurridizo y sacaba limpia la pelota hacia un costado. La jugada de ‘playmaker’ que podría costarle tiempo de adaptación pero que, dado su porcentaje de acierto y su calidad en el giro y los toques, salió poderosamente a cuenta. El Atlético, por tanto, encontró sentido a su fase posicional, pues le permitió mantener el ataque arriba y no encontrar dificultades en el balance defensivo, lo que originó que Correa, en su primera gran intervención, activara a Diego Costa, para pasar a ser los dos hombres que rubricaron la victoria.
La entrada de Correa y Thomas fue fundamental para el Atleti
Esa sensación de control, de pasar tiempo arriba para esperar su oportunidad, de generar entidad y cuerpo en el partido, es lo que se fue perdiendo en las filas blancas. La salida de Casemiro, ausente en el juego combinativo y de distribución, se juntó con las desconexiones de jugadores que tuvieron que medirse con el jugador de la noche, un Diego Costa que empezó la cita inspirado y que se supo superior en cada disputa para marcar las diferencias en cada desmarque y lucha, demandando una energía física y un plus psicológico más propio de noviembre o abril que el conjunto blanco no pudo igualar. La Supercopa de Europa llevó su nombre y el del nuevo vestidor donde Simeone podrá engalanarse como más le convenga.
Andrés Madrid 16 agosto, 2018
No estoy nada, nada, nada de acuerdo con el dramatismo que se percibe en el público sobre el Madrid y " lo mal que está la plantilla" " Sin un 9 de a milagro entre los 4 primeros" etc.
Anoche, mientras la gasolina del cuerpo de Agosto les duro, Benzema y Bale estuvieron excelsos. Y excelsos nivel TOP 10 uno y el otro TOP 5. Con todos los respetos para el que piense diferente, pero Karim está demostrando que puede ser compatible seguir siendo un crack entre líneas y a la vez rematar al arco. Ah, y anotar.
Más bien falta un revulsivo 9, un "Morata", en eso sí estoy de acuerdo.
Lo de anoche no se explica sin que Ramos y Varane el partido los agarra en el resort de vacaciones aún. Seguramente de las actuaciones más dantescass de la defensa del Madrid en la década. Nivel Dortmund 2013.
Aparte, apuntes de algunos jugadores
Isco: Ver encarar desde banda al malagueño me da absoluta pereza. Jamás transmite veneno del más fuerte y da la sensación de que el balón no se le suelta del pie cuando tiene que. A Isco dámelo de interior de posesión o volante en 4-4-2, pero no me lo pongas de crack resolutivo.
Asensio: Si Isco quiere ser delantero teniendo mejores virtudes para centrocampista, el Balear es justo lo contrario. Golpeo de balón exquisito desperdiciado por irse tan atrás muchas veces.
Casemiro: Como Stopper es crack, pero al ritmo de balón que le quiere meter al equipo Julen, Casemiro no da la talla. Así de simple.