El Real Madrid se marchó de Montilivi con sensaciones encontradas tras su contundente victoria, de doble lectura, ante un Girona que arrancó la noche leyendo y ejecutando realmente bien las debilidades mostradas por el conjunto blanco en la primera mitad. Un duelo en el que los madridistas pasaron de la precipitación al control con el paso del tiempo, sumando noventa minutos más en pos de su puesta a punto en esta nueva etapa. Los de Eusebio, vivos e inteligentes hasta el 1-1, necesitaron de un segundo tramo de ritmo defensivo que no lograron activar ante la mayor clarividencia que sí mostró el vigente campeón de Europa tras el descanso. Una victoria que comenzó a gestarse tras la reacción a lo ideado en la apertura.
El Girona detectó y castigó el balance defensivo blanco
Lopetegui dispuso, por tanto, así a su once elegido. Casemiro y Kroos en doble pivote, bien definido y con una parcela del campo para cada uno; por delante más libertad para los atacantes y los laterales, menos profundos que de costumbre y más precipitados en sus intervenciones. El Real Madrid configuró una primera mitad en la que volvió a dejar claro que su lado izquierdo vuelve a ser su lado dominante, en el que incluso Benzema refuerza de manera predominante en casi todas las acciones. Con Bale esta vez más en izquierda, el Girona interpretó bien cómo tapar las líneas de pase, el primer gran problema por el que pasó el equipo de Lopetegui en campo rival. Sobrecargando un sector en el que Isco estaba demasiado rodeado, la circulación comenzó a tener lagunas.
La precipitación obligó al Madrid a enviar mucho envío frontal y al área. Aunque alternaba alguna combinación propia de su sello y calidad, los espacios no terminaban de estar bien ocupados y el Girona lo vio como una perfecta oportunidad para salir por ambos costados. Como Kroos estaba siempre muy cerca de Isco, Marcelo, Benzema y Bale, también Asensio cuando se sumaba al flanco izquierdo, Casemiro debía corregir la espalda de todos. Y ahí, Eusebio colocó a Portu y Borja García para encontrar carriles profundos. Lozano, muy potente, cargó por la derecha, y como por dentro también quedaban espacios para intermediar y escalonar el contragolpe o llegar libre al remate, el gol, no tanto por frecuencia de contragolpes sino por la jugada imaginable que podía realizar el Girona, fue sumamente consecuente con lo visto.
El Madrid reaccionó colocando a Bale en derecha y con Isco más participativo
El gol hizo reaccionar al Madrid. En la segunda mitad repitió más los pases, avanzó más junto y pudo poner de cara a más jugadores durante más tiempo. Desordenando las líneas locales, comenzaron a aparecer más espacios, más intervención defensiva del rival en acciones individuales y más errores potenciales. Todo ello le dio el dominio y a través de un Isco más participativo, la entrada de Modric y la amenaza de Bale en banda derecha, siempre indefendible en el cambio de ritmo y en el disparo a puerta, el Madrid dio solución a su primer plan, uno el que Lopetegui aún debe definir qué quiere de sus centrocampistas y cuáles serán los que den forma, color y profundidad a la idea, una parcela que de momento no parece tener tan pensada como la de tres cuartos.
Andrés Madrid 27 agosto, 2018
Porque tantos galones y libertad a Isco,cuando esté no es ni TOP 4 de la plantilla? Porque no darle esa libertad a Bale? Es que yo no considero a Isco un futbolista tan tan superior como para que el equipo deba adaptarse a el y no viceversa.