La explosión de Romelu Lukaku en esta Copa del Mundo responde a una historia compartida, la que protagoniza junto a su propia selección. La generación más talentosa de la historia del país generó unas expectativas en un momento en el que por el talento acumulado, tanto los rivales como la concepción propia de sus posibilidades llevaron a Bélgica a atacar en campo contrario. El Mundial de Brasil 2014 fue el claro ejemplo del tapón que estaba ocasionando a esta generación asumir las expectativas desde un punto de vista táctico en el que todas las piezas se juntarán en campo contrario. Aquel Mundial fue, para Romelu Lukaku, como para el resto de sus compañeros, pero sobre todo para el ‘9’ red devil, una oportunidad perdida convertida en baño de realidad, con el que entenderían que nunca serían el mejor equipo posible si en ningún momento podrían correr.
Bélgica fue presa de su propia expectativa en 2014
Cuatro años después, y una Eurocopa mediante en la que ya comenzaron a vislumbrarse matices que han derivado en el momento actual, no sólo se ha demostrado que los mejores talentos de la convocatoria eran compatibles sino que la mejor forma de convivir juntos sería dándole poco tiempo al adversario para formar su defensa. En sus inicios como entrenador del Atlético de Madrid, en una de las entrevistas concedidas, Diego Pablo Simeone referenció el nombre de Sven Goran Eriksson, su entrenador en la SS Lazio, destacando un axioma en el que aquel equipo debía mentalizarse para no darle tiempos defensivos al rival cuando se recuperaba la pelota, tanto a la contra como en fases posicionales. El fútbol es una suma de engaños, y en muchas ocasiones, Bélgica fue en Brasil 2014 un equipo atrapado en el ataque posicional con el que no podía cambiarle el paso al oponente. Los ‘diablos rojos’ no eran capaces de engañar.
Poder correr era una prioridad; saber correr, su éxito
El éxito de Bélgica y de su delantero estrella es el de prepararse lo mejor posible para no sufrir sin espacios, pero que ello no suponga su principal sustento ofensivo, sino un trampantojo con el que empezar la partida de cartas. Porque Bélgica está en semifinales del Mundial habiendo sido capaz de generar espacios para correr aún comenzando a jugar desde atrás. Primero desde una agresividad tras robo en la que no se recupera la pelota para tenerla y organizarse, sino para agredir con ella, con movimientos específicos que le quiten tiempo al rival para asentar su fase defensiva. Porque, y aquí viene el matiz productivo: Bélgica quiere correr, necesita correr y ha demostrado saber correr. Mejor que ninguna otra selección.
La defensa sobre Lukaku requiere tomar importantes decisiones
La prueba ante Brasil quedó perfectamente ejemplificada en Eden Hazard y Romelu Lukaku. El corpulento delantero belga partió desde la banda derecha, a espaldas de Marcelo, para ver el juego de cara y arrastrar defensores o tocar en espacios vacíos sin necesidad de chocar. Fue llamativo la forma en la que Joao Miranda, lejos de Romelu en la marca, no podía intervenir en acciones defensivas porque Lukaku no estaba fijando ningún espacio sino volando libre. La defensa sobre Lukaku requiere una toma de decisiones experimentada y constante; ir al choque con él no renta por norma general, pues es una roca y además, permite que Hazard o Meunier sumen altura ofensiva incorporándose. Y si no vas con él al choque, arranca con o sin balón para continuar generando espacios.
El duelo Lukaku vs Varane, una de las claves
El contexto ante Francia surge apasionante, porque Roberto Martínez tendrá que volver a estrujarse los sesos con tal de que Romelu Lukaku saque ventaja de su físico, su potencia y su estado de confianza. La Francia de Deschamps tiene todo medido a nivel posicional, y tiene físico, por músculo y velocidad, para igualar dichas fuerzas. Ir al choque con Raphael Varane podría ser una medida interesante para ganar recepciones adelantadas, pues a priori, el espacio intermedio entre centrales y mediocentros es difícil de hallarlo, con Kante, Pogba y Matuidi alineados, una tarea más propia de Eden Hazard. El Mundial de Romelu Lukaku está siendo para Bélgica una inmejorable razón para conocerse a fondo. A dos pasos de levantar el título, Bélgica debe seguir mirándose en Romelu.
AArroyer 10 julio, 2018
Recuerdo al Lukaku de 2014. Y la impresión que me llevé de Lukaku. Y no es que ahora piense que es todo lo contrario pero cómo cambian las cosas dependiendo del contexto. A mí su año en el United me ha dejado muy frío, pero si por detrás tienes a Hazard y De Bruyne y puedes correr y volar… el tema es muy diferente. Junto a Kane, el '9' del Mundial.