El arranque de temporada del Real Betis estuvo marcado por las dudas, y no hay concepto más dañino para el asentamiento de un nuevo sistema de juego que ese. Quique Setién tenía claro, desde el primer momento, la base de su plan, pero con Adán como referencia para el pase atrás en caso de presión agresiva rival el circuito de salida bético pasó por muchos apuros. El contrario lo sabía, ahogaba al guardameta y a los dos centrales, y a pesar de que la idea daba algún rédito de forma puntual, los errores, tan impactantes en lo visual, minaron la moral del grupo.
En ese camino llegó Marc Bartra, que cambió de forma radical las sensaciones. También el dibujo, porque los tres centrales fueron el plan innegociable. En ese momento Adán pasó a ser un recurso mucho menos constante, y si el equipo contrario mandaba dos jugadores a presionar, el canterano culé es el que dividía la atención, con Mandi y Amat como puntos de apoyo clave a sus lados para salir en corto. Ahí entró en juego la calidad para pasar la pelota de Bartra, que ha conseguido encontrar liberados a jugadores en el carril central tanto en situaciones de salida de balón como si el Betis ha robado a más altura y ha salido con verticalidad.
Bartra, fichaje capital
Si Bartra ha supuesto una red de seguridad a la hora de que la pelota cruzase líneas rivales con mucha más solvencia, Loren Morón ha supuesto un soplo de aire a nivel de profundidad. Y no es que Sergio León no estuviera capacitado para hacer ese movimiento, pero el punta rescatado del filial mostró no sólo una actividad superior en ese aspecto, también un radio de acción más amplio por su zancada y, quizás lo más importante, una seguridad para colar la pelota en la red realmente sorprendente para un debutante en la élite. Sin duda esos dos nuevos puntos de referencia tanto en el primer pase como en la finalización han sido claves para dar forma al Betis que ha gozado de tan buena salud en la segunda mitad de la temporada.
Ambos han ayudado a que en el cuadro andaluz pasasen las cosas que el técnico cántabro buscó desde el principio de la temporada sin éxito. No ha sido el Betis un conjunto rígido en cuanto a la ubicación de sus piezas de medio campo en adelante, y eso ha permitido que, principalmente, dos nombres hayan lucido a la hora de generar la ventaja para el compañero. La reubicación de Joaquín como interior le ha obligado a esfuerzos menos explosivos para el regate y su talento ha hecho el resto para seguir generando espacios para sus compañeros. Eso, en el medio campo con un pivote y dos interiores, pero si Setién apostaba por un doble mediocentro y extremos para acercarse al punta, Boudebouz se ha sentido cómodo y ha sido vital en según qué escenarios con sus recepciones sobre posición de extremo derecho.
Joaquín ha vuelto a brillar gracias a su inmenso talento
Esa versatilidad para adaptarse a los rivales ha tenido mucho que ver con contar en plantilla con tres centrocampistas para gestionar la base de la jugada con naturaleza tan diferente: Javi García, Guardado y Fabián. Los dos últimos se han ido adaptando de maravilla a esas dos variantes a nivel de dibujo, mientras que el murciano ha podido ser utilizado incluso como recurso en la posición de central en caso de tener que defender más acciones de juego directo del rival. La importancia que ha cobrado el propio Fabián ha terminado de ser el eslabón conector de todo. Su dinamismo para abrir líneas de pase y su soltura para conservar el cuero, siendo un jugador con una complexión generalmente destinada a jugar en un mismo partido muy cerca de ambas porterías, es el punto final a esa convergencia casi idílica entre muchas piezas que han dado forma a un equipo cuya nota es, como mínimo, de notable.
soprano_23 12 mayo, 2018
En dos años y medio ha hecho dos equipos dominantes. Convirtiendo jugador buenos en muy buenos, a los normales en buenos y a los mediocres en competitivos, en base a la creación de contextos optimizadores. Está lejos de ser un Paco Jémez 2.0, como he leído por Twitter. De hecho, creo que, por ejemplo, la versión de la UDLP fuera de casa, post-lesión de Vicente, en su primera temporada, sería imposible de ver en un equipo de Paco; denota una versatilidad en el manejo de registros que el 2º no tiene ni por asomo. Así como la tremenda adaptación que se les ha visto a Betis y UDLP ante los grandes, cosa que con el Rayo jamás se lo vimos a Paco, desmontando así la teoría de "es necesario no renunciar jamás a la idea primaria para fortalecer la misma a medio/largo plazo".
Por no ser polémico diré que es, como mínimo, TOP 3 de técnicos de la Liga. La única incertidumbre que puede arrojar es cómo sería el manejo de estrellas desde la gestión del ego-motivación. En el resto, no puede si no ser considerado como lo que es: uno de los mejores de nuestra Liga.