Viento en popa y a toda vela. El Valencia de Marcelino García Toral es una de las grandes sensaciones de LaLiga. Y lo es, como sostienen sus números, con todas las de la ley. El equipo che, tras derrotar al Espanyol el pasado domingo en Mestalla, es tercero en la tabla; un punto por encima del Real Madrid y tan solo tres por debajo del Atlético. Su segunda vuelta, después de caer ante el FC Barcelona en la Copa, está al alcance de pocos. Ha sumado 25 de los últimos 27 puntos en juego; cosechados ante Real Sociedad, Sevilla o Betis. Y lo mejor de todo es que a siete jornadas del final, ya acaricia con los dedos su billete a la próxima Champions League.
Ahora bien, para que el sueño se haga realidad, el proyecto deberá afrontar un último mes decisivo para con sus aspiraciones. Y el viaje, que aún le reserva destinos como Vigo, Villarreal o Girona, comienza esta tarde en el Camp Nou. A expensas de ver cómo reacciona el cuadro de Ernesto Valverde tras su debacle ante la Roma, visitar al FC Barcelona siempre es una buena prueba del algodón. Sobre todo para este Valencia, que de aquí al próximo mes de mayo se juega algo más que su derecho a poner el pasaporte en regla. Esta recta final medirá, entre otras cosas, el grado de ambición que Marcelino ha logrado inocular a los suyos durante este primer año juntos.
Pues aunque ser segundo, tercero o cuarto en esta Liga reportará, según la última normativa, los mismos derechos comunitarios a todos ellos de cara a la siguiente temporada; tras el qué, quién y cómo, esta quizá sea la gran incógnita que aún le falta por despejar al técnico asturiano: ¿dónde está el techo de este Valencia 2017-18?
“Nos faltó atrevimiento. No nos teníamos que conformar con empezar ganando. Tenemos que mantener el nivel alto durante todo el partido, y no tener ese temor a aguantar el resultado. Somos un equipo capaz y que tiene muchos recursos en ataque. Ser segundos no es un objetivo, pero evidentemente es alcanzable. Debemos ir siempre a por más. Nuestro objetivo es terminar entre los cuatro primeros, pero no renunciamos a nada”.
Así de tajante se mostró Rodrigo Moreno en beIN Sports tras la victoria del Valencia ante el Espanyol por uno a cero. Lo dijo después de marcar su sexto gol en las últimas cinco jornadas, materializando, gracias a su cabezazo en el segundo palo, la quinta victoria consecutiva del equipo. Y el mensaje debe ser entendido como lo que es, una declaración de intenciones. No se puede decir que el Valencia fuese infinitamente superior al Espanyol, como tampoco lo fue días antes en Butarque; de hecho, tanto el cuadro catalán como el de Leganés llegaron en más ocasiones al área del Valencia que viceversa. Pero esto también habla de la personalidad de este equipo. Pues en contextos o escenarios donde el año pasado el Valencia, igual, no hubiese sacado ni siquiera un punto, este año está ganando. Y este cambio tiene nombre y apellidos.
Parejo, como Banega, siempre le hace mucho daño al Barça
Como ya hiciese durante su etapa en el Villarreal, Marcelino ha articulado su Valencia en torno a trece o catorce futbolistas de la primera plantilla. Incluso, yendo más allá, podría decirse que tan solo en base a seis, que son quienes se han repartido el mayor botín de minutos hasta la fecha. Neto, Parejo, Gayá, Rodrigo, Kondogbia y Gabriel son insustituibles para Marcelino. El portero, los dos defensores, los dos medios y el delantero, lesiones o sanciones al margen, son quienes dan forma al 4-4-2 valencianista cada jornada. Sobre estos seis jugadores se sustenta la gran fortaleza colectiva del Valencia; el equipo, dónde y contra quién sea, juega de memoria.
El entendimiento entre Parejo y Kondogbia para ocupar el doble pivote, las recepciones de Rodrigo entre líneas, las subidas de Gayá –por banda- y Montoya –más por dentro- o las posiciones de Guedes y Soler, siendo uno un atacante y el otro un centrocampista reconvertido como volante, avalan, entre otros muchos automatismos, esta teoría. De cara al encuentro de esta tarde, el bloque medio sobre el que se asienta el equipo puede ser un dolor de muelas para los problemas de este Barça en sus primeros pases.
A lo largo de los últimos años, hay pocos futbolistas que el FC Barcelona haya sufrido tanto como Banega o el propio Parejo. El capitán valencianista, a quien Valverde ya trató de maniatar en Mestalla por medio de Paulinho, detenta, como el argentino, todas esas características que llevan a la desesperación al conjunto blaugrana. La manera en la que Parejo esconde el balón, bajándolo a recibir muy abajo, su capacidad para no perderlo ante la presión y soltarlo –he aquí la fase más importante de todo este proceso-, en una situación favorable a su compañero, será, como es costumbre cuando se enfrentan, todo un quebradero para el equipo azulgrana.
Guedes ha recuperado la frescura del inicio de campaña
Viene siendo algo muy habitual en este Valencia que la jugada empiece por un lado para acabar en el otro, fluctuando muy rápido por el carril de en medio. De esta forma, con mediadores como Kondogbia –conduciendo- o Rodrigo –apareciendo entre líneas para descargar de espaldas a la portería-, el balón llega a uno de los dos costados, normalmente el izquierdo, como previo –y último- paso antes de entrar en el área. Todo ello para, una vez atraída la atención de su rival por derecha, aclararle la ocasión a Guedes por el otro costado. El luso, como ya demostró ante el Espanyol, parece cada vez más cerca de su mejor tono. Y si Gonçalo Guedes está bien, este Valencia, como dice el poema, no corta el mar sino vuela.
Cmarquez1995 14 abril, 2018
Muy buen texto, Adrián. Coincido en lo de Guedes contra el Espanyol; se le vió chisposo y enérgico. Hoy ha de ser muy importante para su equipo.