Juan Carlos Unzué y su Celta de Vigo hicieron todo lo posible para reducir el buen momento que atraviesa el Atlético de Madrid, sumando, en el Metropolitano, ideas y rendimiento muy coherentes con respecto a su rival, y en el que sólo faltó desequilibrio, quizás lo más valioso y añorado, en el último tercio para dotar de significado su visita al feudo rojiblanco. Sin ello, en el momento actual, el Atleti de Griezmann tiene todas las de ganar, como así fue. Los hombres de Simeone sacaron un extraordinario provecho a cada pase y jugada en campo contrario, una de sus actuales señas de identidad, basada en hacer del hombre liberado, con pocos toques, el hombre más profundo, una idea sencilla que puesta en práctica en el fútbol puede llegar a convertirse, en otras circunstancias y en otro tramo de la temporada, en un suplicio.
El Celta mezcló bien todas sus intenciones
Unzué se preparó para los dos escenarios más posibles cuando en este instante tienes que enfrentarte al Atlético de Madrid. En el primero, ante una presión adelantada, encontrar un tercer apoyo interior que haga al doble pivote -Gabi, Saúl ayer- romperse al ir a morder al mediocentro, para crear un segundo espacio a su espalda. Con Lobotka activo, el Celta se garantizaba varios pases seguros, pues el eslovaco sabe descargar rápido estando de espaldas. Si el Atlético iba muy arriba, el balón largo sobre Maxi Gómez y la disputa de la jugada posterior servirían para instalarse más arriba sin haber raseado antes. No es que fuera dominador en estas dos premisas, pero sí que el Celta estaba teniendo claro lo que iba pasando. Una vez subía líneas y metía al Atlético en bloque más bajo, aseguraba y se ordenaba con una posesión que fue lo no terminó de darle la profundidad.
Vitolo en izquierda siempre fue hacia dentro
La respuesta rojiblanca fue simple pero a la vez muy fluida y directa. Con Koke en derecha para crear salida de tres y medular también de tres, siendo comodín, Vrsaljko se convirtió en la gomilla que estiró al equipo de manera incansable. El balón pasaba por pocas botas pero siempre terminaba en las del croata. Vitolo desde la izquierda tuvo la misión de mirar a Griezmann para decidir después a quien pasar, pero no fue la banda encargada del desborde exterior. En izquierda, el canario necesitará de un lateral abierto o de la diagonal hacia fuera de Diego Costa. Su acomodo en el sistema podría tener algún problema derivado de la ubicación de Koke, más habituado a jugar en izquierda, pero en derecha está por comprobar cómo encaja su juego con la llegada del balcánico.
Griezmann volvió a dejar las gotas de máxima calidad
En la segunda mitad, el Celta perdió la capacidad de generar iniciativa, y subrayando la idea introducida en el primer párrafo, el Atlético fue especialmente incisivo en los toques en campo contrario. Sin Koke, ni Filipe en la izquierda, y con Gabi y Saúl en el medio, sin Thomas, la intención se matizó de manera gradual y evidente, pasando el francés a ejecutar y a castigar con cada recepción. Todo fue más directo en un Atlético de Madrid que no entiende de problemas en su día a día. Gana de muchas formas.
Foto: Denis Doyle/Getty Images
@AdrianBlanco_ 12 marzo, 2018
Qué poquito necesitó el Atlético para llegar a Vrsaljko en campo rival, y qué mal administró el pie derecho del croata esa ventaja.
Unzué supo ajustar antes del descanso ese desajuste por banda izquierda, pero la actitud defensiva de Mor fue súper extraña. Defendía muy abajo pero ahí, en lugar de seguir a Vrsaljko, se quedaba parado. No lo seguía. Y de haberlo aprovechado, el Atlético pudo haber hecho mucho más daño en la primera mitad.