Balaídos tiene la suerte de poder presenciar con frecuencia duelos de altísimo nivel frente al Fútbol Club Barcelona. No importa la competición, tampoco quién lleve la iniciativa y quien se aproveche de un intercambio de golpes, la calidad de cada cita entre vigueses y barcelonistas está muy por encima de cualquier circunstancia, y en la ida de los octavos de Copa volvió a suceder. Aunque la versatilidad, solidez y el paso de los minutos fue favoreciendo al líder de la Liga, la primera mitad dejó detalles de un fútbol destacadísimo que debe constatar y dar valor a varias figuras concretas, con una salida de balón celtista formidable y una presión del Barça detallista y ajustada con posterioridad.
Ernesto Valverde llegó a Vigo con todo bien estudiado. En base a mantener un constante control de cada situación y jugada, marca de la casa en el estilo del ‘Txingurri’, el técnico culé apostó por una idea defensiva que exigía un acierto altísimo desde todo punto de vista: lectura, posición, control y envío. El Celta, que nunca renunció a salir por raso, motivado e inspirado, sacó a relucir su mejor versión en el trato de la pelota y atacó con espacios a la zaga culé a pesar de estar comprometido en todo momento por el bloque de altura media de su oponente. La primera media hora fue extraordinaria por ese combate concreto que tuvo al mediocentro eslovaco Stanislav Lobotka como epicentro táctico de lo más interesante y notable de la noche, la ya mencionada salida viguesa y la minuciosa presión culé.
Lobotka fue la razón táctica, en todo sentido, de todo el encuentro
El concepto que priorizó el Barcelona fue esperar diez metros por delante de la divisoria, dejando libres a la primera línea de hombres celtistas, Fontás, Mallo, Gómez y Jonny. El matiz es que sólo estaban libres para ofrecerse, en cuanto el balón se acercaba a sus botas, el Barça, mediante Gomez, Arnaiz y Vidal, corría a morder. Para los hombres más cercanos, recibir de cara era pues muy difícil, así que el segundo apoyo sería fundamental para salir de la presión.
Lobotka, que estuvo siempre muy vigilado, nunca bajó una altura para salir con tres y los laterales dando amplitud y altura, llevándose una marca, generalmente la de Paulinho, y favoreciendo que los más lejanos pudieron sacar la ventaja. Wass y Aspas venían desde lejos en apoyo y casi sin mirar encontraban un socio. Entre Lobotka, Daniel y Iago dejaron al Barça sin ventaja, en base a una lectura, un acierto y una calidad fantásticas. Varias jugadas concretas tuvieron este sello de máximo nivel, que puso al Barça a correr hacia atrás, con Semedo ajustado a la espalda de Piqué las rupturas de Aspas y Sisto. Fue un duelo fantástico.
Valverde fue sumando buenas decisiones hasta dominar el choque
El caso es que el Barcelona estaba preparado para afrontar lo que desajustara el siempre sensacional Aspas con la ayuda del eléctrico Wass. El buen hacer de Semedo y un sobresaliente Vermaelen en el área y sus cercanías, con gran tranquilidad y serenidad en situaciones de desajustes, mantuvieron el tipo y pusieron al Barça en la senda del dominio. Porque lo que fue sucediendo, sin la ventaja en el marcador que tradujera esa inspiración técnica local, dio la razón a Valverde: su equipo responde tal y como quiere su técnico.
En la segunda mitad, el Barça cambió la presión. Utilizó dos referencias más adelantadas y escalonó su bloque con la intención de ahogar en banda, taponar el centro -y a Lobotka- y obligar al Celta a buscar en largo como opción más segura, o a tomar muchos más riesgos si la elección era un cambio de orientación o una combinación en espacios más reducidos. La jugada le salió redonda. El Celta perdió la continuidad en su salida, quedó más separado para atacar y el Barça dominó la posesión del esférico. Valverde le quitó gas al rival y el partido perdió una historia en la que el Celta tuvo muchas menos cosas que decir. Es la tónica de la temporada culé, sus rivales no encuentran la manera de decir y expresarse del todo. No les deja este Barça.
Foto: Octavio Passos/Getty Images
AArroyer 5 enero, 2018
Me encantó la primera media hora. Qué bien posicionado salió el Barça y qué tremendas fueron algunas salidas del Celta. Qué bien entendieron los centrales la vigilancia a la que fue sometido Lobotka, qué bien Lobotka no acercándose demasiado para favorecer la presión culé, y qué bien los lejanos, Wass y Aspas, para venir en apoyo y dañar los lados de Busquets. Y qué bien luego el Barça en la segunda mitad, matando el partido con su tremendo control de todo. Me gustó mucho el partido.