El Real Betis obtuvo una victoria en el Santiago Bernabéu de las que valen más de tres puntos. Por la manera en la que fue labrada, proporcionará a Quique Setién un crédito de cara a su vestuario que le permitirá trabajar en condiciones favorables sobre una materia prima dócil y deseosa de ser esculpida. El fútbol tiene estas cosas; el proyecto recibió su mayor refuerzo justo en el día donde menos pareció poder hacer. Zinedine Zidane, con dos cambios de efecto muy negativo sobre los suyos, dotó de sentido lo que durante los 70 minutos previos fue una apuesta de dudosa o baja competitividad.
El Betis entró al campo como si su «gol» fuera sacar el balón jugado desde atrás. Todo parecía enfocado a ello y otorgaba al Madrid una iniciativa muy automática y sencilla: si los visitantes lograban su objetivo, se plantaban en campo contrario sin ventaja y esgrimían un ataque que hacía poco daño a Casemiro, Ramos y Varane; si fracasa en superar la media presión blanca, sufrían un ataque desde posiciones adelantadas que solían acabar exigiendo a Antonio Adán. El único peligro real de de los de Setién se producía tras salidas más directas donde la talla y el desgaste de Toni Sanabria y Fabián Ruíz dejaban la bola dividida y permitían atacar con espacio.
Sergio Ramos y Luka Modric rindieron a un nivel superior al resto.
En cualquier caso, la actuación del Madrid tampoco estaba siendo positiva. Su superioridad se basaba en el gran ejercicio expuesto por Sergio Ramos y Luka Modric, que superaban líneas con pases y conducciones y aumentaban la peligrosidad del Madrid. Ellos eran el ritmo. Por lo demás, la extrema ineficacia de Carvajal y Marcelo por los costados, la espesura e imprecisión de Isco y el hecho de que Cristiano y Bale se enfocaron sólo en el remate y estrecharon en exceso el frente ofensivo local, derivaban en un ataque previsible y carente de magia que entre el dominio aéreo de Feddal, Mandi y Javi García y la espectacular noche del portero Adán abortaban con relativa suficiencia.
Con Ronaldo y Bale ocupando más las bandas, el Real se desató.
Superado el descanso, Zidane re-ajustó determinados movimientos y el Real se hizo mucho más fluido y rítmico. La principal novedad radicaba en las rutinas de Cristiano y Bale, que se volvieron mucho más externas, re-fabricando espacios que metieron en el juego a empujones a Marcelo, Carvajal e Isco pese a que la inspiración no le había vuelto a ninguno de los tres. De ahí en adelante, los locales activaron los tres carriles, desbordaron al Betis y, sobre todo, le encerraron sin opción de salida -más allá de una descoordinación entre Marcelo y Ramos en una salida directa que dejó a Francis en semi-mano a mano frente a Keylor-. En esas, el gol -los goles- del Madrid parecían una cuestión de tiempo y el del Betis, algo harto improbable. Pero entonces, se lesionó Marcelo y a Zidane se le atragantó el remedio.
Joaquín y Guardado dominaron en cuanto Zidane vacío su centro.
Inmerso en prisas impropias de una jornada 5, el entrenador francés no supo descifrar el reto de estar obligado a ganar, ir empatando y perder un recurso ofensivo de calidad, así que buscó una revolución táctica que permitiera desde la sorpresa compensar la pérdida que implicaría quitar a Marcelo del verde. Entraron Mayoral y Lucas por el brasileño y Modric, pasándose a dibujar una especie de 3-1-5 donde el del medio, además, no era Casemiro -fue central-, sino Kroos, que carece de energía -como cualquiera menos Casemiro- para competir en la medular contra Javi García, Guardado, Joaquín y Boudebouz. Y ahí fue donde la convicción del Betis por el passing game adquirió un significado que valía para más que para restar ritmo al juego; que también valía para ganar en Madrid tras décadas sin conseguirlo.
Los últimos 20 minutos fueron una película de estas abstractas que sólo entienden los más inteligentes, que eran los del Betis. El reloj corría con velocidad y el Bernabéu y sus futbolistas asistían con amargura al paso de los minutos, sin saber que cada vez que se agotaba uno nuevo, estaba más cerca de mantener un punto que, a tenor del juego que se veía, estaba tomando tintes de milagroso. Y al final, se impuso la lógica y Sanabria puso ese 0-1 que beatificará a Quique Setién y forzará a Zinedine Zidane a reflexionar sobre la utilidad que tiene para su equipo, en la Liga de los centrocampistas, vaciar el centro del campo cuando necesita marcar gol para ganar.
Foto: Gonzalo Arroyo Moreno/Getty Images
Oa22 21 septiembre, 2017
Yo voy a volver a ir en contra de la opinión general. En un contexto (precedido por los últimos 2 partidos en el Bernabéu) con la necesidad de marcar para no dejar escapar (otros) 2 puntos, entiendo la decisión y el enfoque de ZZ, la entiendo, que no es lo mismo que la comparta en otras ocasiones, aunque en este caso…sí que la comparto.
1: Minuto 60, no se mete en una piscina, no hay lateral suplente que te de lo que necesitas ofensivamente tras la lesión de Marcelo, te la juegas con Asensio y Lucas + referencia de Mayoral. Cambias el esquema y ya está. Y me refiero a que te la juegas porque por bien que estuviese jugando el Madrid (2p), no la metía y aunque el gol pareciese cuestión de tiempo, también lo parecía en los partidos anteriores.
2: El Madrid estaba dominando la segunda jugada y, en realidad, Marcelo + Carvajal jugaban de extremos, así que meter a Lucas y Asensio en banda no fue el problema.
3: El problema, la mentalidad de los jugadores y como adoptan el cambio: Chip de la heroica (Ramos + Carva) en el minuto 70: la defensa de 3 en realidad es de 2: Varane y Casemiro, Ramos y Carva se olvidan de defender y crean todos los desajustes del mundo.
Una jugada que define el estado de ansiedad de la plantilla es un centro de Ramos en el extremo izquierdo, con la izquierda en el 88 (creo) cuando no estaba en posición de ventaja y solo estaban 2 al remate…
En sí, el cambio me pareció bueno y no despoblaba el centro del campo: cierras con 3 jugadores rápidos y con salida de balón con Casemiro y Kroos por delante, más la autosuficiencia en las bandas para 1vs1 o 2vs2 con la ayuda de CR o Bale que luego acuden al remate + la opción de Mayoral como ratón de área. El centro del campo sigue estando con 4 jugadores y atrás, el Madrid ganaba todos los duelos individuales al Betis…
4: Obviamente, el plan sale mal, los jugadores juegan sin jugar y los últimos 20 minutos no son dignos ni de una pachanga entre colegas (me refiero a los de blanco)…
5: Por último el nivel individual de algunas piezas está lastrando demasiado al equipo (creo que más defensivamente) + La falta de gol que no es algo, nuevo pero si más palpable al inicio de este curso donde se están yendo demasiados puntos.