Geoffrey Kondogbia llegó al fútbol español con 19 años y muy poca experiencia internacional. Sus primeros meses en el entonces equipo de Unai Emery fueron desordenados y poco competitivos, pero poco a poco fue entrando en dinámica y completó una recta final que le convirtió en objeto de deseo de clubes muy poderosos. Su combinación de físico y técnica definían un potencial que, de desarrollarse, habrían deparado en un centrocampista de alto vuelo.
Sin embargo, su carrera no ha terminado yendo por los caminos ideales. Volvió a Francia para jugar en el AS Monaco pero le tocaron cursos de estilos cambiantes, y luego recaló en una de esas plazas en las que resulta especialmente difícil crecer como futbolista, el casi siempre volátil Inter de Milan. Así que cuatro temporadas más tarde, Kondogbia ha regresado a la Liga española en un punto muy parecido al que lo dejó, quizá con una idea más madura y realista con respecto a sus posibilidades y una concentración más cruda en pos de triunfar en un proyecto como el de este nuevo Valencia CF.
El gran escollo para Kondogbia será no jugar con un «5» puro.
Por primera vez desde que fichó por el Sevilla, su decisión genera esperanza. El motivo principal, la relación que se le vislumbra con Marcelino García Toral. El técnico asturiano, adalid como ningún otro del 4-4-2 (dibujo predilecto para el juego de Geoffrey), destaca por la fortaleza defensiva de sus sistemas y las autopistas y rutinas que diseña para contraatacar. Dos fases en las que el todavía joven francés puede sobresalir. Sus virtudes físicas y técnicas brillan ahí.
En una fase defensiva conservadora, poblada y cuidada desde un punto de vista espacial, las piernas de Kondogbia puede ser un factor condicionante en las correcciones y los robos. Él necesita formar parte de una propuesta que priorice el espacio sobre el robo para que su ímpetu cobre sentido y no reste. Y eso hallará en Mestalla, sobre todo, si Marcelino logra que su pareja en el doble pivote detente un rol más posicional que él en esos momentos en lo que el Valencia no tenga el balón. Quizá el hecho de que Dani Parejo, que es otro interior como él -aunque de estilo muy diferente y compatible- y no un mediocentro nato, vaya a ser su dupla en el doble pivote teórico constituya su mayor traba de cara a asentarse.
En ataque, Marcelino puede sacarle muchísimo jugo al francés.
Para cerrar, como se anunció, en términos ofensivos, la coherencia entre el fútbol de Kondogbia y el plan de Marcelino no puede ser más ajustada. Pese a su altísimo centro de gravedad, Geoffrey es un interior muy ágil y de bastante velocidad gestual; un tipo muy apto para superar presiones con un control orientado, un primer toque o una conducción. Y con capacidad y afán para acompañar la transición y llegar hasta el área. Así que, a falta de confirmar que la disponibilidad del jugador será óptima y que conserva la ilusión por competir, no se puede sentenciar que Kondogbia sea lo que necesitaba Marcelino -menos si cabe sin un «5» puro en el plantel-, pero sí, sin duda, que Marcelino es justo lo que necesitaba él ahora.
Foto: Emilio Andreoli/Getty Images
Javi 23 agosto, 2017
Jugador muy pero que muy interesante para el Valencia de Marcelino. Si este consigue que la pareja de centrocampistas Kondogbia-Parejo funcione va a ser un equipo a seguir y sin duda un candidato a la revelación de la liga.