Aunque su última temporada no haya sido nada buena, el paso de Diego Alves por Valencia sólo se puede calificar de -muy- positivo. En 2011 llegó a Mestalla un portero brasileño de 26 años que había rendido bastante bien en el Almería de Unai Emery a partir de sus reflejos, su habilidad bajo palos y su don desde el punto de penalti, pero durante su paso por Valencia se convirtió en algo más. Diego Alves pasó a ser la última esperanza. Se erigió en un símbolo de resistencia. Porque si con el delantero solo, con el balón parado y a escasos once metros de la portería todavía había un posible final feliz, el resto de las situaciones que vivía el Valencia parecerían un poco menos difíciles. Y eso es lo que necesitaba sentir Mestalla.
Además, durante estos seis cursos Diego Alves experimentó una evolución como portero. Nunca pasó por un especialista ni con el balón en los pies ni en el juego aéreo, lo cual a veces le costó demasiado caro al Valencia, pero su capacidad para entender su labor fue creciendo. Ya no se limitaba a parar bajos palos, sino que comenzó a trabajar los instantes previos a la parada. Se colocó mejor, achicó más espacios, dependió menos de los reflejos… Del 2013 al 2015, Alves fue uno de los porteros más sólidos de la competición. Sin prácticamente cometer errores, siguió asegurando muchos aciertos inesperados. Su posterior lesión sería el principio del fin de Diego Alves en Valencia, pero mientras estuvo en plenas condiciones fue un gran activo competitivo para todo el club.
Su relevo, neto, es bastante parecido a él… en casi todo.
Para relevarle, además de en Domenech, el Valencia ha depositado su confianza en un portero bastante similar. Neto es brasileño, tiene 28 años, cuajó varias temporadas muy buenas en Florencia y ahora, tras pasar por la Juve esperando un momento que todavía no ha llegado, desembarca en la capital del Turia con la responsabilidad de ser una de las figuras sobre las que Marcelino asiente su idea.
Su perfil como guardameta sorprende precisamente por esto último. Los equipos de Marcelino suelen vivir mucho tiempo cerca de su portería, con lo que cabría esperar una apuesta por un portero que tenga el dominio del área pequeña como una de sus grandes cualidades. Sin embargo, con Neto no ocurre esto. Es rápido, elástico y ágil. Va muy bien al suelo, se estira hacia todos los ángulos y, de hecho, es uno de esos porteros que también sabe parar con los pies al más puro estilo David de Gea. No es demasiado agresivo achicando espacios, ni siquiera en los uno para uno, pero reacciona siempre muy bien y técnicamente es más aseado que su predecesor. Deja menos rebotes y sabe orientar mejor los despejes. Pero su gran debe siempre ha estado en el control aéreo del área. Aunque mejoró durante su tiempo en la Fiore, a Neto le sigue costando leer las situaciones de centro lateral. Duda mucho, le cuesta imponerse, deja varias salidas a medias… No es, desde luego, el tipo de porteros que haga favores a sus centrales, cosa que sí era el gran Sergio Asenjo de Villarreal y sí pareció ser Alphonse Areola, aunque sólo fuera por su valentía.
En el juego aéreo Neto aún tiene mucho que mejorar.
¿Cómo encajará entonces en este Valencia? A falta de saber cómo cristaliza el método Marcelino y de cómo le ha sentado la gran inactividad a Neto, da la sensación de que el brasileño será más importante cuanto menos funcione el Valencia. Si logra ser un equipo sólido, equilibrado y que recibe pocas ocasiones, el reto estará en controlar todos los detalles importantes que surgen en el área cuando un equipo está atrás. Si al Valencia le cuesta más asentarse y sigue siendo un conjunto tendente a romperse, sus reflejos podrán ser la vida extra que llegó a significar Diego Alves.
Foto: Valerio Pennicino/Getty Images
Javier Cordero 29 julio, 2017
Buen portero este Neto. Lo de que no haya evolucionado en el juego aéreo también es a causa de su entorno, cuando estaba en la Fiore formaba una defensa algo endeble en ese aspecto. Pero ha sido uno de los porteros más regulares del campeonato hasta que fichó por la Juve.
Otra pregunta es si viendo cómo está evolucionado el fútbol, ¿será el juego aéreo el mal que se extienda entre los porteros y sea uno de los déficits/puntos débiles más comunes en ellos de aquí en adelante?