Theo Hernández irrumpió en la actualidad del fútbol español con la misma fuerza que exhibe subiendo la banda izquierda incontables veces en un envite. Sus llamativas características generaron expectación y el encaje de estas en el sistema del Deportivo Alavés de Mauricio Pellegrino evidenció que tenían uso práctico, que la promesa era de verdad. Sin duda, puede afirmarse que su debut en la élite, como debut en la élite, resultó sobresaliente. Por ello ha fichado por el Real Madrid, el club que ha ganado tres de las últimas cuatro Champions Leagues celebradas. Desde este instante, hay que mirarle con otros ojos. A sus 19 años, ¿está preparado Theo Hernández para completar el plantel de Zizou? ¿Podría cubrir con garantías una eventual baja de Marcelo? ¿Tiene potencial para, algún día, heredar su rango y posición?
Evaluando su nivel actual desde el prisma que exige un Real Madrid, conviene rescatar una frase de su propio ex-entrenador: «Marcos Llorente ya está listo para competir en el Bernabéu. Theo, no tanto». Empezando por la defensa, sufre de cierta tendencia al despiste y de algunos problemas para sostener los unos contra uno frente a los extremos más hábiles, quizá debido a que su centro de gravedad es bastante alto para tratarse de un lateral izquierdo. Además, no consigue controlar su ímpetu, le cuesta asumir que su velocidad y su potencia no son la solución definitiva a todos los desafíos, lo cual le hace frecuentar el fallo cuando toca contemporizar en el área. Aparte, en ataque, donde en teoría reside su extra, se muestra irregular en el toque, completando partidos algo decepcionantes; y lo preocupante, tiende a adolecer de cierta falta de iniciativa. Hasta jugando en Mendizorroza, ha habido situaciones en las que se le invitaba a intentarlo, a encarar, a erigirse en el motor ofensivo del conjunto, y el chico no se atrevió. Nada como para objetarle en demasía a un adolescente recién llegado a Primera, pero sí son temas a valorar en un futbolista que, eventualmente, y de repente, podría ser titular en los partidos más calientes del año. Eso, hablando de su ahora. En cuanto a potencial, es un cañón. Y en el Real, encaja.
Theo es hoy un defensor precipitado, lo que le ha costado 13 amarillas y dos expulsiones en la 2016/17.
En términos tácticos, es una incorporación interesante para Zidane porque le ofrece registros muy diferentes a los de su lateral izquierdo titular. De hecho, para Theo sería una buena hoja de ruta incidir justo en esa diferenciación y enfocarse, por ejemplo, en ser un plus defensivo con respecto a Marcelo. De la misma forma que se le ha achacado irregularidad, desconcentración y bastante descontrol -en definitiva, inmadurez-, el francés ha desplegado atributos que denotan un margen de mejora incluso para soñar. Su capacidad de recuperación es brutal para su tamaño, pudiendo rectificar su posición dos o tres veces por jugada en caso de ser driblado, y muestra instinto tanto para hacer valer su cuerpo en el espacio como para la anticipación. Si Theo centra su interés en transformarse en una fortaleza atrás, tanto su hoy como su mañana de blanco aumentarían la expectativa. Para Sergio Ramos, contar con un hombre que esté ahí -que es algo que Marcelo no siempre garantiza-, ya supondría una novedad. Y se insiste, tan cierto es que Theo no es ahora mismo un sostén fiable atrás como que atesora facultades para acabar evolucionando hacia central de los que domina. Como valor potencial, parece posible que albergue un techo más ambicioso como factor defensivo que como factor ofensivo. A años vista, eso sí.
Potencialmente, como defensor lo tiene casi todo. Como atacante, le falta regate para crear sin espacio.
En el momento de su firma, obvio, sí está más preparado para rendir en ataque, aunque no porque esté más pulido en dicho ámbito, por mucho que sus acciones más famosas sean excitantes. Los motivos que le llevan a ser desde ya un buen recurso con balón para Zidane parten de que sus singulares dotes ofensivas cuadran bien en el sector izquierdo de los merengues. Al menos, si estos hacen algún ajuste.
El Madrid ha convivido durante un lustro con el condicionamiento de que su extremo izquierdo nominal -Ronaldo- cada vez ejercía menos de extremo. A la par, su lateral más utilizado -Marcelo- responde a un biotipo único (Marcelo es «un Marcelo») que apenas se vincula a la profundidad táctica, a la llegada por sorpresa, sino que prepondera las zonas interiores –dibujando su arquetípica diagonal– y recibir la pelota al pie. Es decir, el dibujo del Madrid padecía de un poco de cojera porque nadie abría por defecto su sector zurdo. En un inicio, Di María, James e Isco como interiores compensaron este asterisco con su inercia hacia caer a zona de «11» clásico, pero con la consolidación del triángulo de centrocampistas compuesto por Casemiro, Modric y Kroos, el atajo se esfumó, pues el alemán carece de esa costumbre.
El remedio empleado por Zidane fue, durante el ataque posicional, atar a Kroos en un sitio abierto hacia el costado que, si bien no convalidaba con el de extremo -se paraba mucho más atrás-, sí daba excusa a Marcelo para subir y hacer de extremo posicional. La eficacia ofensiva fue un poco irregular y el peaje defensivo se hizo costoso en más de una ocasión, pero en parte, se mitigó el desequilibrio. Más si cabe con Isco entrando en el once como mediapunta, en lo que fue una inyección de vida para aquel sector a muchos niveles: él mismo se desplazaba con frecuencia, él propiciaba un aumento en la porcentaje de posesión que daba más tiempo a Marcelo para subir y, además, activaba la cobertura a Kroos cuando este se descolgaba. El funcionamiento de los mecanismos no era de precisión cirujana, si bien, cuando estaban en su tope mental, los implicados derrochaban tal calidad que lograban una estabilidad relativa.
Zidane tiene piezas para crear un sistema donde el «3» reciba en movimiento. Ahí, Theo se revalorizaría.
De mantenerse ese sistema irregular, Theo sí sufrirá, ya que una de las contraprestaciones consistía en que Marcelo y Carvajal recibían, a menudo, abiertos como extremos y sin nadie que les apoyara, lo cual forzaba a ambos laterales a generar ventajas por sí mismos a partir del toque o, sobre todo, el regate. Y la nueva promesa blanca, con espacio, suma mucho, pero tentado a desequilibrar en parado mediante su técnica… no. Dicho esto, lo normal será que Zidane no le pida que cree por sí mismo. Lo lógico sería que lo integrase en un juego más afín a él.
Lo que irá a sumarle Theo será sencillez en aquellos días en los que no coincidan Kroos e Isco o en los que la concentración de los merengues no sea la adecuada para dominar rutinas complejas. La razón, que él por sí mismo sí sabe rellenar la banda izquierda entera desde la sorpresa, llegando al hueco libre. Como se apunta, no ha presentado la voracidad de hombres como Mendy o Jordi Alba, pero aunque el Bernabéu intimide y amenace con cohibirle, competir en un equipo tan ofensivo, con tanta presencia en campo contrario, y que le dejaría un aclarado tremendo en el que atacaría espacios libres y nunca en inferioridad numérica contra los defensores… puede impulsarle a asumir más responsabilidad. Porque además, su capacidad de retorno es magnífica: se cuentan con los dedos de una mano los atacantes a los que Theo Hernández no pillaría con facilidad corriendo hacia su portería en una transición defensiva.
Theo llega tras Roberto Carlos y Marcelo, pero para asentarse en el Real, deberá defender más que estos.
En definitiva, las principales virtudes de Theo Hernández -velocidad y potencia- se sitúan tan, tan por encima del promedio que constituyen una promesa con la que es muy lógico dejar volar la imaginación. Existen muy pocos proyectos que insinúen desde tan pronto un posible dominio como él lo ha hecho desde su debut en Primera División. No obstante, se trata de un futbolista tan inacabado que ni siquiera queda claro hacia dónde evolucionará su repertorio. Su parecido visual al primigenio Gareth Bale del Southampton y el Tottenham propició que se le imaginara en posiciones adelantadas como sucedió con la estrella de Gales, pero al contrario que a esta, no se le atisba ni un nivel técnico excelso ni un control sobre sí mismo para instalarse en zona saturada. Theo, sin espacios, sí apunta a ahogarse de verdad. Pero como cohete teledirigido desde el lateral, sus limitaciones son corregibles. Luego, el extra: si la competencia con Marcelo y el pragmatismo de Zidane le consciencian y le motivan para desarrollar todo el potencial defensivo que encierra, su techo se dispararía. Será justo eso, su apuntalamiento como defensor y la recepción emocional que muestre hacia ello, lo que determine la fiabilidad a corto plazo del chico y si el Madrid, como anhela, ha vuelto a fichar, como con Roberto Carlos primero y su actual segundo capitán después, un jugador referencial para la próxima década. El listón está muy alto.
Foto: MIGUEL RIOPA/AFP/Getty Images
Swan 6 julio, 2017
Buenisimo el articulo, estas son las mismas sensaciones que me a dejado Theo a mi con lo que le e visto. Deberia establecerce como buen defensa y correcto con el passing y en espacios reducidos.
Pregunto, que lateral Elite del pasado se puede usar en el caso de Theo como un ejemplo a seguir segun sus facultades particulares?