Llegados a este punto, resulta una evidencia que la Juventus FC se encuentra entre los mejores equipos del mundo. A su vez, también es irrebatible que lo ha hecho a partir de una política de fichajes -Higuaín aparte- mucho más austera que la del resto de la élite. Sus incorporaciones podrían dividirse en tres grupos: las promesas (Alex Sandro, Dybala), los veteranos libres (Alves, Khedira) y esos activos que parecían en terreno de nadie y que, con un cambio de chip, han dado un salto competitivo digno de un candidato a la Champions. Tipos como Cuadrado o Mandzukic podrían encuadrarse en esta categoría, aunque el nombre más claro sería el de Miralem Pjanic.
El progreso del interior bosnio ha sido paulatino y coherente. Su desembarco fue algo difícil; se trataba de un futbolista de la Roma llegando al club más dominante de Italia, al que, visto desde aquel país, colecciona más futbolistas de jerarquía máxima, lo cual para un centrocampista destinado a condicionar el juego supone una dificultad de raíz, pues debe demostrar que merece esa confianza. De hecho, en primera instancia, debe demostrárselo a sí mismo. Y le costó meses. Quizá, hasta la vuelta de los cuartos de final contra el FC Barcelona.
El del Camp Nou fue el primer partido en el que pareció un jefe.
Aquel encuentro en el Camp Nou simbolizó el asentamiento de la banda derecha compuesta por Barzagli y Dani Alves, que para Pjanic fue un punto de inflexión táctico. La Juve había adolecido de problemas defensivos en ese sector que para él habían sido una sangría, pues su lateralidad es escasa y su talento en defensa se remite a cubrir algún espacio en el carril central. Con Barzagli más fijo y haciendo que nadie tuviera que cubrir su espalda ni hacerle la cobertura, Pjanic se sintió más seguro, habitó metros que le resaltan más y, de regalo, descubrió un socio fijo en la figura de Dani Alves como extremo, que constituyó el punto de apoyo que formó ese triángulo asociativo con él mismo y Dybala, convirtiendo la derecha en el lado fuerte y de posesión por pleno derecho y destinando el izquierdo a la llegada al espacio (Alex Sandro, Khedira, Mandzukic).
La Juventus ha tomado la iniciativa con la explosión de Pjanic.
Una vez Pjanic encontró su lugar, o mejor dicho, una vez se lo concedieron, la Vecchia Signora empezó a disfrutar de uno de esos escasísimos centrocampistas que responden a las necesidades creativas y organizativas de la actual Champions League, lo cual le ha destacado en una posición de ventaja estratégica con respecto a FC Barcelona, Atlético de Madrid, FC Bayern Múnich o Manchester City. Los primeros 15 minutos de la Final de Cardiff así lo prueban. El bosnio estaba en el mercado, al alcance de casi cualquiera, y fue la Juventus FC quien vio claro que era uno de esos jugadores a los que no se podía dejar escapar. No en este fútbol del año 2017.
Foto: MIGUEL MEDINA/AFP/Getty Images
Abel Rojas 13 junio, 2017
¿Quién es el Pjanic de este mercado de fichajes? No me vale Verratti porque Verratti es un jugador de perfil superior desde ya y todos o casi todos comparten que va a ser una estrella con plena certeza si no lo es ya. Me refiero a ese centrocampista muy, muy bueno en materia asociativa, creativa y organizativa que yendo a un club de máxima exigencia puede convertirse en uno de los mejores.