Valencia y Sevilla se fueron sin goles en un partido que costó definir por momentos. Un encuentro que fue buscando su personalidad a través de un punto de inflexión que no llegó a pesar de que potencialmente había problemas en los dos equipos que podrían abrir las puertas de la victoria a uno de los dos bandos. Llamativo fue lo del Sevilla sin Samir Nasri. Con él no es que la cosa fuese mejor porque la pérdida de nivel ha mermado la confianza, pero en Mestalla fue especialmente relevante. Enfrente, un Valencia que transmite salud pero que no encontró el último paso para conseguir su cuarta victoria consecutiva, con Carlos Soler, su canterano más ilusionante, jugando por derecha.
En mediocampo estuvo el secreto que explica el primer párrafo. Ambos conjuntos jugaron con dos efectivos en medio, así que el plus estaría en las figuras anexas, en los mediapuntas y laterales que apoyan y se suman para iniciar las primera superioridades. Y ahí tuvo más empaque el Valencia, pues con las internadas de Montoya y algunos toques de Orellana fue capaz de pisar campo contrario. No fue del todo dominante por que Zaza, bien defendido por Lenglet en los apoyos, y Soler, que jugó en banda derecha y puede que acusara posicionarse en dicho perfil, las ocasiones no fueron excesivas.
La posesión sevillista fue bastante inofensiva en campo rival
Por parte sevillista ocurrió que Vitolo se lesionó temprano, que los laterales tardaron en protagonizar momentos de presencia y que Franco Vázquez volvió a mostrar gran falta de iniciativa y ayuda en la construcción. Con Iborra acompañando a Nzonzi, Sampaoli, figuradamente, y desde la banda, no sabía a quien pasarla. Y eso que Enzo Pérez, pivote atípico e inquieto, no suele contener bien a los mediapuntas participativos. En ausencia del ’10’ francés, el Sevilla se quedó sin palabras, con serias dificultades para cruzar la divisoria, más cómodo saliendo en largo y replegando durante gran parte de la tarde, como agradeciendo en parte poder reaccionar a lo que el Valencia propusiera.
Los de Voro lo intentaron y mostraron esa cara diferente de los equipos que sin ir sobrados de argumentos, equilibran desde la confianza y la dinámica. Faltó la inspiración y cierto desborde que probablemente Soler pudo haber dado de encontrar más situaciones centradas. No quedó anclado en la banda pero perdió protagonismo, un concepto que dejó en buen lugar a Joaquín Correa, el único cambio positivo que ha experimentado el Sevilla desde -y antes- de su eliminación europea.
Foto: JOSE JORDAN/AFP/Getty Images
Arroyo 17 abril, 2017
¿Cómo veis el tema de Soler en derecha?
Voto ha dicho en sala de prensa que lo ve jugando en todas partes, pero yo creo que pierde mucho impacto y naturalidad. Y una de sus virtudes es ubicarse y posicionarse en todo momento pero no le vi productividad a ese Soler en derecha y Munir en izquierda