Desde que Quique Setién se hizo cargo de la UD Las Palmas, crear una identidad futbolística basada en el trato y el mimo al balón ha sido una inversión, con su plan de negocios y su apartado publicitario. El santanderino ha consolidado en este tiempo un equipo que no sólo apetece ver sino en el que también apetece jugar, por eso entre sus éxitos está que en el mercado de invierno haya podido reforzarse con más calidad atacante. Así, los fichajes de Jesé Rodríguez y Alen Halilovic, dos talentos capaces de aportar desequilibrio con el balón pegado al pie, parecieron suponer un salto de calidad que de momento necesita tiempo. A día de hoy, Setién sigue pensando en su equilibrio ofensivo.
Su UD Las Palmas presenta un sistema que se va juntando desde el primer pase, en el que un envío atrás es tan importante como uno más vertical, en el que se debe cruzar la divisoria con ventajas potenciales; con mucho movimiento por delante del balón para llegar arriba con el espacio generado para la improvisación de los mejores. Así, en los meses previos a enero, los de Setién habían asentado el sistema, con un punto de brillantez e inspiración que rozaba su techo, pero al que le faltaba el punto de calidad extra para acompañar a Viera, Tana y Boateng. A la UD Las Palmas le faltaba soñar con algo más, encontrar la jugada individual sin que ello trastocara sus planes de juego.
Setién buscaba una vuelta de tuerca a su ataque
Jesé y Halilovic encajan en ese salto de calidad pero, a falta de adaptación propia y la paralela al particular sistema elaboradísimo del equipo, las cosas van más paradas de lo deseado. De entrada, Setién ha colocado a ambos en dos de los últimos tres partidos a banda cambiada, con Viera en la mediapunta y Boateng como delantero centro. El cambio está siendo importante porque las características del nuevo trío de mediapuntas está alejada de los roles y sociedades que tejieron Boateng, Viera y Tana por detrás del punta. Setién encontró en ellos una coherencia en la que los dos últimos eran intérpretes perfectos del juego entre líneas, conocían los tiempos de la jugada, trazaban sus movimientos en consonancia a la subida del lateral y se juntaban para cerrar al rival y que Boateng sumara remate en el área. La idea de juego encontraba naturalidad en ellos pero a la vez demandaba soluciones diferentes para cuando los rivales cogieran el punto a sus virtudes como sistema.
Por eso la llegada de los nuevos se producía en consonancia, intentando ir un paso más allá y reformular las cosas para no caer en la monotonía. Sin embargo, ahora la duda se ha invertido. Con Jesé y Halilovic, la UD ha abierto un interrogante que está costando solucionar, pues ambos desconocen aún los entresijos del juego practicado por el equipo. Será tarea de Setién tratar de educar, integrar y potenciar a ambos mientras logran descifrar los tiempos, el ritmo y la progresión adecuada del juego combinativo de la UD.. La tarea no es sencilla, pues en el caso del croata, por sus características futbolísticas, parece necesitar ser el origen de las jugadas y recibir primero para crear él la ventaja. Si es Viera el que recibe, a Alen le cuesta lo suyo comprender el juego sin balón, el tiempo de la jugada.
Jesé y Halilovic necesitan comprender aún el sistema
En cualquier caso, el problema es una oportunidad para Setién, un nuevo estímulo. Simeone, en una de sus muchas entrevistas, comentaba lo necesario que era incorporar mentes vacías con asiduidad, en las que inculcar la idea y el método, y que eso sirviera a su competencia en el puesto para seguir escuchando el mensaje que el nuevo va a asimilar con atención. En paralelo, surge una reflexión que lleva a la UD Las Palmas a preguntarse si en este momento necesita más sistema o más individualidad en su parte ofensiva. Precisamente Setién quiere las dos cosas, pero de momento está costando.
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Roberto 1 marzo, 2017
Pero¿Es del todo compatible encajar a atacantes tan autosuficientes, potentes, "almas libres" a un playbook sin restar su potencial? ¿ No es en ocasiones algo bastante utopico? Lanzo la pregunta, porque es que yo creo que mientras más diferencial es un futbolista, es más complicado adaptarlo a un sistema de juego tan elaborado que le "diga como jugar" en vez de dejarlo a su inspiración personal.
Es ahí cuando creo que entra en el debate él si para el entrenador estos futbolistas son tan diferenciales como para concederle libertades a costa de desperfeccionar el sistema a cambio de volver más competitivo al equipo, y es ahí en donde dudo mucho de la calidad de Halilovic, porque con Jesé lo veo más claro