No necesitó un alto nivel de juego para pasar a cuartos ni la mejor versión de su estrella para que esta marcase tres goles, pero así fue. El Borussia Dortmund, equipo con ciertas dificultades que deberá estrechar en la próxima ronda, mostró una superioridad nítida sin apenas sufrir. Su pase a la ronda de los ocho mejores de esta edición de la Champions League se recordará por no ver comprometida su portería en ningún momento. Agradecido por dos circunstancias, el rapídisimo gol que abría el marcador y la posterior propuesta del equipo lisboeta, quien replegó muy abajo desde el 3′ hasta el 45′, el BVB pudo competir muy sereno. El Benfica esperaba su momento tras decidir esperar tan atrás, pero nunca lo encontró. Y en la reanudación se desmoronó.
A diferencia de otras eliminatorias sucedidas y por suceder, la renta del Benfica era mínima y ninguno de los dos equipos iba a mostrar todas sus cartas, principalmente el conjunto alemán, desde el inicio. El ritmo no sería frenético, por más que la obra de Thomas Tuchel produzca un pase vertical como si fuese horizontal, estableciendo ahí su zona de confort. Su principal cambio esta vez fue situar a sus hombres exteriores a la altura de los mediapuntas (3-2-4-1) y no de los mediocampistas (3-4-2-1). Y una vez se produjo el 1-0, anotado nada más arrancar, se habilitó un encuentro muy definido en sus roles y en su ritmo. Tuchel, que dio prioridad a la amplitud y a la multitud de opciones de pase a sus medios, encontró el gol antes de ponerse a buscarlo. Desde ahí, seguir, sí, pero sin prisa.
Aubameyang fue demasiado para Luisao, Lindelof y Samaris
El Benfica decidió reducir espacios porque sin ellos se aminora la velocidad de los mejores hombres del rival, Pierre-Emerick Aubameyang y Ousmane Dembelé. Fue tal su obsesión que se olvidó de robar y transitar para restar continuidad ofensiva a los amarillos, quienes llegaron a subir a sus centrales más allá de la divisoria. Para lograr altura ofensiva con la pelota, el BVB aprovechó los problemas de posicionamiento de Samaris, Pizzi, Cervi y Almeida para encontrar a Pulisic, Dembele o los carrileros. Ante la amenaza, la ruptura de gabonés y francés cerraba aún más el sistema de los de Rui Vitoria, situaciones que Castro y Weigl rentabilizaban para buscar el cambio de orientación sobre Schmelzer y Durm.
Aunque las ocasiones no llegaban para ninguno de los dos, la realidad es que si el Benfica necesitaba un gol debía cambiar imperiosamente su propuesta defensiva, o al menos el nivel de la misma, algo que quizás no estaba en su mano. A pesar de alinear dos líneas de cuatro y sumar el trabajo de sus puntas, los espacios interiores aparecieron de nuevo y pusieron a los alemanes muy cerca de la clasificación. Tras el 2-0, los portugueses buscaron la pelota y por el camino la perdieron nuevamente para claudicar. Repasando el transcurrir del encuentro, el BVB dejó bien claro que sus individuales podrían marcar diferencias en una eliminatoria en la que el colectivo benfiquista no pudo hacerlas frente en los últimos 90 minutos de la misma.
Foto: Maja Hitij/Bongarts/Getty Images
ManuelXeneixe 9 marzo, 2017
Bastante interesante lo de la altura de schmelzer y durm … eran extremos profundos y no era extraño verlos en el area ….Quisiera ver a este equipo contra un de presión alta
Off topic que opinion les merece el joven pulisic, las veces que le he visto me ha agradado bastante … y no ha sido por la velocidad sino por su sentido de profundidad tan particular con la que basa su juego por los momentos