Zinedine Zidane denunció en sus declaraciones post-partido que el encuentro se les había ido en los primeros minutos y por falta de intensidad o concentración en los mismos; sin embargo, pese a que fue entonces cuando el Valencia se puso 2-0, el análisis asevera que el Madrid jugó bien, o incluso muy bien, desde al 0 hasta el 70. Considerando sólo el desempeño global de ambos contendientes, los puntos se quedaron en Mestalla porque los chés no perdieron la cara a la competición ni cuando fueron inferiores y porque el mal funcionamiento de los cambios del francés lastraron el rendimiento de su equipo hasta el punto de desactivar su peligro en el rush final.
Zaza tuvo un peso defensivo inusual para un delantero centro.
Voro diseñó un plan basado en el compromiso de sus hombres que se plasmaba sobre el terreno en forma de un repliegue de 10 hombres en el primer tercio del campo según la posición de Diego Alves. Todas las piezas de su once, desde el primer zaguero hasta el último atacante, trabajan en conjunto dibujando un 4-5-1 en el que el delantero centro Zaza hacía correcciones contra Modric y Kroos -los interiores blancos-. La insuperable cifra de efectivos atrás, el orden del que los proveyó un Garay excepcional y la hiperactividad que personalizó Enzo Pérez pero que afectó a cada futbolista del Valencia hicieron que para el Real no fuese fácil jugar en x zonas, sobre todo el área ché y sus cercanías. Y el quehacer de los locales no acabaría ahí.
El duelo entre Zaza y Varane fue decisivo a favor del Valencia.
Cuando recuperaba la pelota, se desplegaba con casi todos. Ambos laterales se sumaban al ataque con premura y había dos jugadores que destacaban por lectura y precisión: Dani Parejo, fantástico en la conservación de la pelota, y el decisivo Zaza, que maniató al central Varane como ningún blanco a ningún ché. El aporte del italiano, más allá de su golazo, fue un goteo contante de auxilio para un Valencia que, al fin y al cabo, se estaba midiendo a un conjunto que oposita a conquistar un doblete.
La salud deportiva del Madrid quedó patente, en especial, al ver lo bien que se manejaban entre Modric y Kroos. Constantes, en alturas ambiciosas, agresivos en sus decisiones… un día más en la oficina para ellos. Además, la mejoría de Ronaldo y Benzema durante este mes de enero se hizo notar siempre y, de modo más patente aún, cuando uno de los dos recibía abierto sobre la izquierda. Sí echó Zidane en falta un plus de James Rodríguez, que continúa tocando la pelota con una zurda que no parece la suya; así como hallar la manera de generar distracciones en el área para Garay y compañía, ya que Diego Alves gozaba de superioridades de hasta cinco contra dos en casi todo momento.
Zidane vacío su medular al tiempo que Voro fue superpoblándola.
No obstante, la inercia parecía madridista hasta que Kroos y Modric se vinieron abajo físicamente -lo que ya les sucedió ante el Nápoles y contra el Espanyol-, y entonces, Zidane resolvió que su sustitución clave sería la de Lucas Vázquez por el centrocampista croata. Dicho cambio provocaría la transformación del 4-3-3 original en un 4-2-4 con Bale -que entró por James- en izquierda, el gallego en derecha y una doble punta. Sobre el papel, tenía sentido, ya que el Real requería rellenar el área con más hombres y así, atacando por la banda de los canteranos, contaría con Bale en la zona de remate, pero Voro había estado astuto y había poblado su medular con dos hombres extra -Mario Suárez y Soler- al tiempo que Zidane la había desguarnecido, y con esa superioridad numérica donde suceden la mayoría de las cosas, logró reducir el ritmo de su rival e imprimirle ansiedad. La consecuencia: un exceso de verticalidad en los ataques del Madrid y un juego demasiado basado en los centros laterales sin ningún tipo de mezcla, lo cual convirtió en titanes a los centrales de Voro. Y así, obtuvo el Valencia la victoria más grande de su dura temporada. Si se compran papeletas, se puede ganar la lotería.
Foto: Manuel Queimadelos Alonso/Getty Images
roumagg 23 febrero, 2017
Bastantes minutos de dominio y buen juego del Madrid, pero los fallos individuales y la mala lectura de Zidane acabaron impidiendo la victoria.
Superadísimo Varane desde el inicio, unido a un Keylor lejos de parar ningún gol y transmitiendo muy poca seguridad. Y qué problemas de lectura tiene Marcelo contra defensas cerradas en su área. No sabe interpretarlo. Se enreda en buscar una jugada individual y desperdicia la ventaja para estrellar centros en los defensas rivales, tira desde más de 30 metros (cuando su tiro lejano no es bueno), etc.
Pero Zidane tiene que tener otras opciones desde el banquillo. El cambio de Casemiro por Isco o por Bale se veía clarísimo desde el minuto 15, y el brasileño acaba jugando los 90 minutos de un partido que se tiene que remontar. Cuando dominas tanto pero falta juego interior (el partido de Kroos no me gustó: era incapaz de girarse para avanzar y falló pases fáciles por dentro —por cansancio, seguramente—), la CMK no aporta lo suficiente, y todo lo que falta te lo va a dar Isco. Además, tampoco es que ese centro del campo asegurara la defensa, porque la transición defensiva fue muy mala durante todo el partido. Y que se quedara Casemiro y se fuera Modric acentuó los problemas. Por otro lado, como digo casi siempre, no sé qué le ve Zidane a Lucas. Es un jugador muy limitado cuyo único valor de élite es el retorno defensivo. Es que ni siquiera para el recurso (bastante absurdo ante Mangala y Garay y con Benzema de 9) de los centros me parece que sume demasiado, porque no centra muy bien.
En cuanto a lo positivo, Cristiano Ronaldo, Benzema y James. El francés está muy bien, el colombiano ya es, tras CR y Bale, el número 3 del equipo (para mí) y el portugués está creciendo físicamente a cada partido, y un Cristiano al que le responde el físico se vuelve incontrolable y lo multiplica todo. A Bale ya le vi algo tieso aún el otro día, pese a los elogios. Le quedan un par de semanas. Y tampoco eligió bien la forma de atacar, insistiendo en exceso por fuera cuando el pastel estaba por dentro (como siempre, el centro tiene que ser un recurso, y no el discurso), aunque ahí seguramente influyeran las directrices que le diera Zidane.