Anoche, ante su fiel público, el Athletic Club consiguió unas de las victorias menos tranquilizadoras de lo que va de curso. Durante más de setenta minutos, el equipo de Valverde fue bastante inferior a un Celta de Vigo que, sin tomar demasiados riesgos, pero picando con constancia en los puntos débiles de los vizcaínos, pudo irse de San Mamés con una goleada, tres puntos y los elogios del respetable.
La superioridad celeste fue tal a partir del gran trabajo de sus tres centrocampistas. Tanto Nemanja Radoja como Daniel Wass o Pablo el Tucu Hernández, que jugó un partido magnífico, perseguían a sus marcas para conseguir un objetivo que se dividía en tres pasos: el primero era negar el pase a Beñat, el segundo era recuperar en campo rival y el tercero era encontrar a Iago Aspas con espacios. Y esto, los de Berizzo, lo consiguieron una y otra vez. El de Moaña, partiendo desde banda derecha, pero pisando toda zona del campo que le habilitase Guidetti, torturó a los cuatro defensas del Athleti a la vez, hasta el punto de que Yeray Álvarez, que tuvo que cambiar de perfil con Eneko Bóveda, cuajó el peor partido de la temporada.
Pero el balón no entró. Se estrelló dos veces en los palos, otras tantas en Kepa y el Celta, desde este plan tan reactivo, el cual se ha demostrado el más competitivo para esta temporada, no sumó ni un solo punto en la clasificación al acabar la jornada. Sin embargo, pese al gol de Mikel San José, la lectura en clave Athletic no es mucho mejor. Su tanto cambió el marcador, la clasificación y la cara de San Mamés, quien además se sintió partícipe del triunfo, pero no modifica lo visto por todos: el Athletic tiene -bastantes- problemas.
El Athletic ha visto como su estilo se ha deteriorado.
Desde que llegara Ernesto Valverde, el Athletic ha vuelto a ser ese club que inhala competición y exhala competitividad en cada partido que disputa. Sea de Liga, de Copa o de Europa League, los leones muerden. Lo hacen a través de la presión alta, un ritmo exagerado, un dominio físico sin igual y la figura de Aritz Aduriz, un futbolista que elevaba un par de escalones las posibilidades futbolísticas del equipo. En cambio, en este tiempo, que dura ya cuatro años, no ha existido demasiado cambio o evolución. Porque en realidad, más allá de la veloz entrada de Iñaki Williams y la recuperación del rol de central corrector gracias a Yeray, la única modificación de peso fue el cambio entre Ander Herrera y Raúl García, el cual no hizo si no extremar su estilo de juego. Y da la sensación de que esto comienza a pensar al equipo de San Mamés.
En esta temporada 2016/2017, el Athletic ha visto como no está pudiendo hacer con la misma contundencia todo lo que hacía en los partidos. Existen excepciones, por supuesto, pero su estilo parece deteriorado. Para entendernos podríamos decir que lo que antes hacía de forma sobresaliente ahora solo lo hace de forma notable (la presión), que lo notable ahora es bueno (juego directo) y que lo bueno ahora ya no comienza a serlo (línea adelantada). Incluso su matrícula de honor, que tiene los nombres y apellidos que todos conocemos, no está pudiendo marcar las diferencias. Sea por los problemas físicos, por la edad o por estos problemas colectivos, pero el hecho es que Aritz Aduriz no está siendo un reto imposible para los rivales. Y esto, tras cuatro años, también es una novedad.
De ahí que los partidos estén dejando de estar moldeados por el Athletic (vs Celta), que los rivales puedan darle la vuelta a sus planteamientos (vs Las Palmas) o que, directamente, parezca un equipo sin una idea demasiado definida (vs Betis). Ernesto Valverde, consciente de esto, porque así lo transmite en rueda de prensa, está intentando probar cosas nuevas, sobre todo a través de Iker Muniain, pero la falta de fluidez y de contundencia en el juego no se están resolviendo. Sólo Yeray Álvarez atrás y Raúl García arriba están demostrando tener, además de iniciativa, el suficiente acierto.
Kepa y Yeray están siendo la mejor noticia del curso.
Quizás sea sólo una mala racha, quizás sea únicamente un tramo más pobre de juego como ya le ha pasado otros años. Pero lo cierto es que, más que los resultados, que son buenos, lo que pesan son las sensaciones. Porque ayer, ante un Celta que quiso vivir de sus errores, el Athletic sólo encontró dos argumentos para ganar: las paradas de un formidable Kepa Arrizabalaga y la velocidad punta de Iñaki Williams. Más allá de eso, no hubo mucho. Ernesto Valverde necesita revitalizar a este Athletic. Ya lo hizo tras Bielsa, también tras la marcha de Ander y la caída de Iturraspe. Veremos ahora.
Foto: JEAN-SEBASTIEN EVRARD/AFP/Getty Images
Abel Rojas 20 diciembre, 2016
Yo me veo obligado a andar con pies de plomo para valorar el futuro a corto plazo del Athletic Club porque creo que no hay que precipitarse a la hora de determinar qué nivel va a seguir mostrando Aduriz esta temporada. No ha tenido la continuidad necesaria para pillar ritmo. Y Aduriz es el jugador ultra troncal del proyecto y de la idea. No descartaría una segunda vuelta espectacular en Liga que volviera a dar sentido al modelo de los últimos tres años y en especial del último.