Empezando por el final, Sergio Ramos prosiguió con su particular romance con el tiempo añadido para pulverizar un récord que sólo pareció posible cuando más complicado le puso el Dépor las cosas a Zinedine Zidane. En un encuentro en el que ninguno podría explicar desde el juego la victoria, el Real Madrid se negó a perder una vez más desde su inagotable plan de últimos tramos de partido, donde el centro al área le demostró que allí siempre hay una oportunidad y que va completamente ligado a un estado de seguridad que lo convierte en ganador. Por su parte, fue un nuevo varapalo para Garitano, el técnico que ya puede confirmar sin reservas que ha encontrado un horizonte que perseguir.
Su Dépor saltó al Bernabéu en un 4-4-2 en defensa organizada que pareció completamente activado y sostenible para competir en Liga y que no supo ser completo en la primera parte por la diferencia de calidad que existe entre su buen contragolpe y la defensa blanca cerrando puertas. Enfrentando a un Madrid sin la BBC al completo, los gallegos pudieron igualar el choque ante una ofensiva blanca que no pudo marcar diferencias. La circulación merengue, con Ramos, Kroos e Isco, preparaba con rigor y facilidad la pérdida de calidad pero no garantizaba la creación de ocasiones.
El Madrid no pudo crear ocasiones a pesar de circular bien en mediocampo
La figura del malagueño volvió a darle una solución detrás de otra a su equipo como interior del 4-3-3. Isco trenzaba con su posición la jugada y creaba espacios moviendo a Borges y Guilherme. En ese momento, Sidnei y Albentosa pasaban a tomar protagonismo en el último tercio, pues los locales abrían con Nacho, Asensio o Danilo, dos de ellos a pierna cambiada, y un tercero que apenas profundizó, notándose ausencia del extra que suelen mostrar Marcelo y Carvajal. Con James buscando el plus por dentro y Morata fijando el área, el partido se paró en esos momentos, en los que el Real recuperaba por su buen orden pero el Dépor no padecía en la última combinación.
El gol de Morata activó al Dépor, que comenzó un nuevo partido. El Madrid trató de guardar la pelota con los tres jugadores que más altura y continuidad le dan a su fútbol, ya nombrados en el segundo párrafo, pero en un error de Casemiro y en otra contra perfectamente dibujada, Joselu confirmó que el Dépor, un conjunto que hasta hace apenas un mes maldecía por la dificultad que presentaba para concretar la altura de su defensa y definir su propuesta ofensiva, parece a día de hoy un equipo con capacidad ofensiva más que suficiente para sumar puntos ante cualquiera. Andone, Joselu, Babel y Çolak vuelven a ser creíbles.
El Dépor tiene en Joselu un nuevo aval para atacar
Desde el 1-2 cada entrenador fue tirando de la cuerda con cada cambio. Zidane dio entrada inmediata a Lucas Vázquez y Mariano, que es su combo habitual cuando Benzema es titular y Morata entra desde el banco. Un extremo y un punta para amenazar desde el centro. Garitano correspondía buscando más referencias para alejar ese posible centro a través de mayor posesión y desahogo. Primero Mosquera por Andone y después Fajr por Babel redondearon la idea deportivista. Ganó Zidane. Un gol tras centro y una nueva acción a balón parado con gol de su capitán fotocopiaron sucesos que parecen no tener fin.
Foto: PIERRE-PHILIPPE MARCOU/AFP/Getty Images
Roberto 11 diciembre, 2016
Debido a que ya peino canas, hace tiempo que normalmente no grito los goles del Madrid. Llevo dos partidos asustando a mi familia y a al gato con los goles de Ramos. El subidón que producen compensa todo los sinsabores que hayas tenido en la semana, el día e incluso el partido. Por cierto gracias por este sitio que me hace ver el fútbol de otra manera.