“Yo siempre busco diferentes posiciones para mis jugadores. En Italia me gustaba decir que el entrenador es como un sastre, que tiene que hacer el mejor traje para el equipo respetando las características y el talento de los jugadores. En el pasado empecé con una idea y la fui cambiando porque vi que ese sistema no se adaptaba a los jugadores, no es importante la defensa de 3 o de 5, sino el espíritu”, Antonio Conte en su presentación (julio 2016).
Nos estaba sorprendiendo a todos. El Chelsea de Conte venía de completar un verano bastante particular (David Luiz, N’Golo Kanté y Marcos Alonso) que sólo parecía encontrar una explicación lógica: la intención de adaptar al ritmo de la Premier su defensa de cinco.
Sin embargo, en las seis primeras jornadas, el italiano alineó un 4-2-3-1 que, más allá del dibujo, no parecía encajar con ninguna de las fortalezas del equipo. La defensa hacía aguas por los tres carriles, el doble pivote en realidad no era tal (Kante muy por detrás de Matic), Eden Hazard tenía demasiadas obligaciones, la mediapunta parecía un elemento extraño… Fallaban muchas cosas, y tanto Liverpool como Arsenal dejaron muestra evidente de su superioridad táctica.
Así lo analizábamos en Segundo Asalto al Chelsea del 4-2-3-1:
Sea como fuere, Conte ya había explicado al inicio de la temporada el porqué iba a apostar por esta idea: «Quiero empezar la temporada con un 4-2-4 porque tenemos extremos poderosos y me gustaría jugar con dos puntas muy cercanos». Y podía tener su sentido, pese a que Costa y Batshuayi no jugaran casi nunca juntos, pero en la práctica el sistema no estaba cuajando. «Yo estaba asustado porque estábamos concediendo muchos goles y ocasiones en cada partido. Por esta razón, necesitábamos cambiar cosas», explicaba el italiano.
Y Conte, en su oficio de sastre, recurrió al traje que mejor le han sentado a sus conjuntos: la defensa de tres centrales. Desde entonces, desde el 1 de octubre, fecha en la que se enfrentó y ganó al Hull City, su Chelsea acumula 15/15 puntos en Premier League con 16 tantos a favor y ninguno en contra. Un dato ya de por sí impresionante al que todavía hay que poner en más valor, pues por el camino se ha enfrentado al Leicester, al ManUnited o al Everton.
Desde lo individual a lo colectivo, ahora sí todo encaja.
Pero, ¿tanto ha cambiado el Chelsea? La respuesta es contundente: sí. Absolutamente. Pues todo se ha racionalizado. La zaga parece más segura al ganar una pieza más (Azpilicueta), la salida de balón es menos problemática gracias a David Luiz (jugando de Bonucci), la amplitud del campo está asegurada con dos carrileros que están destacando mucho (Victor Moses y Marcos Alonso), el doble pivote tiene menos responsabilidades (aparecen menos y mejor) y su mejor jugador, Eden Hazard, está encontrando un escenario propicio para brillar (en zona mediapunta con total libertad). Además, por si fuera poco, a todas estas noticias hay que sumarle el paso adelante que ha dado Gary Cahill atrás y lo bien que ha encajado Pedro arriba. El canario completa la doble mediapunta del Chelsea de una manera muy diferente (más agresiva y vertical) a lo que podían hacer Óscar y Willian, y quizás aquí esté la clave. Sus 6 goles producidos en los últimos cuatro partidos son la firma que rúbrica lo que parece una realidad: el Chelsea ya es un equipo a la medida de Antonio Conte.
Foto: Julian Finney/Getty Images
Andrés 9 noviembre, 2016
En otras palabras, todo el equipo se ha visto potenciado a partir de su defensa de 3?