El Madrid cazó los tres puntos del Jose Alvalade tras un encuentro compuesto por dos mitades muy diferenciadas. Durante la primera, impulsado por el plus anímico de la goleada en el derbi, fue superior y transmitió sensaciones bastante sugerentes, si bien se derrumbó durante la segunda hasta el punto de llegar a comprometer, incluso, su clasificación para los Octavos de Final de la Liga de Campeones.
El choque comenzó presentando una novedad interesante: Ramos se situó como central derecho y Varane ejerció como homónimo en la izquierda. El movimiento es troncal toda vez que se asume -como debe asumirse- que las funciones que desempeña Ramos en su posición habitual resultan capitales para el sistema de Zidane. Sólo una razón muy, muy relevante justificaría un cambio, y el extremo derecho de 21 años del Sporting de Portugal, Gelson Martins, lo fue para el entrenador blanco. Varane anduvo perfecto en la protección de la espalda de Marcelo y fue la base que permitió al Real Madrid controlar un partido al que Jorge Jesus, necesitado de una victoria, había imprimido un ritmo frenético.
Bale fue el único atacante merengue que intimidó al Sporting.
Aunque los españoles tenían el control, su faena no era completa: les faltaba claridad y remate en el último tercio de la cancha. Pese a Gareth Bale. El galés, que volvió a jugar de extremo izquierdo pero con una absoluta libertad de movimientos a la que daba mucho uso, fue el principal mecanismo de demolición del Real contra la presión adelantada del Sporting, que dejaba huecos tanto a espaldas de Bruno César y Adrien Silva -algo así como los interiores- como en la nuca de los dos centrales. Para Marcelo, saltarse todo el acoso era tan sencillo como mandar una pelota larga al fenómeno que tenía por delante. Sin embargo, después de Bale, hubo poco. Isco careció de presencia, Modric fue de más a mucho menos, Lucas Vázquez se mostró desacertadísimo y Cristiano Ronaldo sí rayó a mejor nivel pero sólo en desmarques de apoyo, pues no exhibió ni un gramo de la agresividad que le define. No en vano, por primera vez desde que arribase al Bernabéu, completó 90 minutos de la fase de grupos de la Champions sin chutar ni una sola vez entre los tres palos.
El Sporting fue superior al Real Madrid en el segundo tiempo.
Y en la segunda parte, el Madrid se desmembró. Para empezar, porque el Sporting subió más si cabe la intensidad de su juego y los de Zidane fueron incapaces de igualar su concentración, motivación y despliegue; pero aparte, las salidas de Bale -por lesión- e Isco -cansancio- partieron el esquema blanco en dos mitades inconexas de las que Joel Campbell -muy bien como revulsivo- y el rapidísimo Gelson Martins, lanzados por el quizá futbolista más sobrio de los lisboetas (Adrien Silva), supieron sacar rédito. Pero el Real es Real, y en el minuto 87, y tras acumular méritos para la derrota a pesar de llevar 20 minutos jugando en superioridad numérica por la expulsión de Pereira, Sergio Ramos, el central, llegó a la zona de Beckham y puso una rosca de David para que Benzema hiciera de Santillana. Y así se nos regaló un Madrid-Borussia Dortmund que promete ser un duelo colosal.
Foto: PATRICIA DE MELO MOREIRA/AFP/Getty Images
Peter Sword 23 noviembre, 2016
Buenas.
¿No os pareció que los cambios de Zidane no ayudaron a su equipo mientras los de Jorge Jesús fueron con mucho más tino? Bajo mi opinión, Lucas Vázquez era un cambio necesario. Aunque bueno, como todo, a toro pasado es fácil de ver…