Simeone lo venía insinuando desde hacía tiempo: veía en Koke una opción real para ocupar en su equipo una plaza de acompañante del mediocentro. Pese al aviso, nunca como hasta este inicio de curso el técnico argentino había dado el paso de forma tan decidida, quizá porque nunca como hasta hoy había tenido para ello una razón de tanto peso. Koke formando en el doble pivote colchonero, es romper con dos señas que hace bien poco marcaban en buena medida la configuración formal del mediocampo de su proyecto: el doble cinco y la presencia de dos hombres abiertos no específicos de banda y que por lo tanto tendían a abandonar la orilla con libertad para desplazarse a zonas más centradas. La reubicación del timonel de la nave atlética, por su parte, acerca un perfil diferente a la base de la jugada al utilizado anteriormente, y supone la opción de dar entrada en el once a un exterior más natural. Define a un Atlético de Madrid diferente. Marca la frontera entre el que un día fue de Diego Costa y el que hoy pertenece a Antoine Griezmann. La cuestión, para el Cholo, es decidir cuál de los dos le interesa más ser esta noche.
La demarcación de Koke da paso a dos Atléticos distintos.
Griezmann lo prefiere en el doble pivote
La consecuencia más evidente e inmediata de situar a Koke Resurrección al lado de Gabi, es que Simeone puede alinear juntos a más futbolistas de ataque. Yannick Carrasco y Gameiro, de otra forma competidores para acompañar a Griezmann en punta, podrían coincidir en el equipo, multiplicando, así, eso que tanto gusta exprimir a su entrenador: las ventajas concretas. Saúl explotando físico y llegada en la zona de Jordi Alba, el belga como prueba de fuego contra un Sergi Roberto defensivamente por testar como lateral en escenarios de exigencia máxima, y Kevin como opción profunda a la contra y para arrastrar a los centrales en dirección contraria a Griezmann. Como se ha apuntado en la introducción, probablemente Antoine no sólo sea el colchonero más beneficiado por la medida, sino, de hecho, su principal razón de ser. El Atlético de Madrid que sitúa a Koke atrás, por lo general es un equipo más tocón, con una tendencia más asociativa que casa a la perfección con la evolución natural que está teniendo el crack francés, cada vez más íntimamente relacionado no ya con el entrelíneas sino directamente con el mediocampo.
Está más cerca del pase que de la asistencia
Alejado de la frontal del área y, con ello, del pase definitivo, los toques del jefe de operaciones rojiblanco tienen más que ver con la dirección y el alargamiento de las cadenas de pases que con una asistencia vertical que precipite el fin de la jugada. Al mismo tiempo, su posición contribuye a habilitar mayores espacios para los movimientos de apoyo del galo, pues ahora Koke no tiene que invadir la mediapunta para desligarse de la cal y además el futbolista rojiblanco que en su lugar sí mantiene un comportamiento más externo, no hace si no abrir el sistema defensivo rival hacia el costado. En la zona de un Busquets que si Carrasco amenaza a Sergi Roberto sólo estará protegido por Iniesta, a Koke se le multiplicarán las opciones de pase y de romper la continuidad, también defensiva, que ansía Luis Enrique para el juego de los suyos. La contrapartida en el aspecto ofensivo es que su activación para la asistencia final en teoría se verá reducida al aumentar los metros que separen su posición de los desmarques de los puntas, una conexión muy presente en los últimos meses del equipo y una de esas formas de llevar peligro sobre el arco rival a las que a Simeone tan poco gusta renunciar.
Para que entre Augusto Fernández, Koke deberá jugar más arriba.
Pero seguramente, de cara a visitar el Camp Nou, el cambio más delicado como consecuencia de una ubicación más retrasada de Koke sobre el campo, tenga que ver con la forma de defender. El conjunto atlético últimamente se ha caracterizado por ser el único que presionándole la salida de balón al F.C.Barcelona, ha sido también capaz de reducir los espacios a la MSN. De encerrarla aún jugando lejos de Oblak. De disfrutar de las ventajas de adelantar líneas sin renunciar a las que ofrece el repliegue. Lo ha logrado, en gran parte, gracias al excelente trabajo sobre las recepciones de los tres cracks azulgranas, propósito para el cual Simeone viene construyendo sendos triángulos defensivos en banda integrados por el lateral, el volante y el mediocentro de cada uno de los perfiles, y taponando con el doble pivote las vías de acceso a los apoyos de Luis Suárez. En ambas cuestiones, la participación de Augusto Fernández resultó más que relevante.
Nada compensa la posibilidad de que Leo Messi pueda recibir cómodamente, y para ello el bonaerense se antoja fundamental. Desde lo concreto por su defensa interior de las conducciones de Leo hacia el carril central o de su pase diagonal cruzado hacia la izquierda, o desde lo general por el sostén que su recorrido y capacidad correctora aportan a las demás piezas del equipo. Cada uno de los atléticos que Augusto tendrá por delante, podrá tensar su presión sobre los primeros pases del Barça, en la medida que el mediocentro les asegure cada uno de los centímetros que en su acoso puedan conceder a la espalda. Nadie las castiga como Leo Messi, y tanto si por este motivo Simeone opta por protegerse con Augusto devolviendo a Koke unos metros más arriba, como si finalmente decide modificar el guión de los últimos enfrentamientos entre F. C. Barcelona y Atlético de Madrid, la cuestión aparecerá subrayada en su pizarra.
Foto: Gonzalo Arroyo Moreno/Getty Images
Andrés 21 septiembre, 2016
¿Se puede decir ya, que este Atleti gana sus partidos porque tiene "mejores jugadores que la mayoria de equipos europeos" y no por la gran pizzara de Simeone?