El Paris Saint-Germain derrotó por 4-1 al Olympique de Lyon y conquistó la veraniega Supercopa de Francia, el primer título de Unai Emery en su nuevo club. Debido al amplio resultado, podría pensarse que el encuentro tuvo poco argumento, y en términos competitivos así fue, pero en clave futuro dejó muchos detalles muy a considerar.
La puesta en escena causó impacto. Cogido el hábito de contemplar al PSG manejando el balón ante cualquier adversario no llamadoEl PSG quiso contragolpear Barça, asistir a cómo el joven Olympique de Lyon asumía el peso del encuentro no entraba dentro de lo previsto. Y desde luego el conjunto de Génésio hace gala de un, en ataque, trabajadísimo 4-3-3 donde fluyen apoyos por doquier y que favorece la sucesión de pases, pero los capitalinos esperaban aposta ordenados en su campo y eso contrastó un cambio de chip en ellos que no es ni bueno ni malo pero que existe. Existe claramente. Y eso que apenas está arrancando el mes de agosto.
Di María y Pastore dieron un concierto de pases al espacio.
En cualquier caso, el encuentro se resolvió por culpa de la fragilidad defensiva del Lyon. La labor de entrenador que evidencian los de Gerland cuando mueven la pelota brilla por su ausencia cuando la posee su contrincante; cuesta descubrir equipos de élite que, por ejemplo, tiren peor la línea del fuero de juego. Pero por asignar su parte del mérito a Unai y a los suyos, cabe señalar que el mayor déficit del periplo de Blanc radicó en la falta de profundidad y que, en este primer partido oficial de la era Emery, supo castigar sistemáticamente la espalda de la defensa rival con llegadas de muchísimos jugadores diferentes. Sin ir más lejos, el lateral zurdo Kurzawa sobresalió sobremanera en este menester. En esto también se nota que el entrenador vasco no es ni será como su antecesor Laurent.
Foto: BORIS HORVAT/AFP/Getty Images
AOGOG 7 agosto, 2016
Por lo visto ayer, quizás este PSG de Emery sufra más en competición doméstica que en cursos anteriores, ya que casi siempre tendrá llevar la iniciativa. Pero esta versión puede ser un gran paso adelante en la Champions League; bajo mi punto de vista, jugadores como Di María, Lucas Moura o Cavani se sentirán más cómodos con el juego de transición que plantea el técnico vasco. Aunque Verratti puede ser el gran damnificado.