Decía Antoni Tàpies que también el nombre hace a la cosa, y de ser así resultaría sencillo explicarse las actuaciones de Miguel Ángel Guerrero en escenarios de inferioridad y aislamiento. Vivo todavía el recuerdo de su demostración solitaria en el Camp Nou a finales del curso pasado, anoche ante el Club Atlético de Madrid volvió a representar un papel marcado por la heroicidad, la utilidad para su equipo y el acierto. Había arrancado el encuentro con un Atlético on traje de campeón y juego de quien con fundamento aspira a serlo, autoritario y firme ante una presa presumiblemente débil e impresionable. Inicialmente sobre todo por las bandas, los de Simeone empujaron con rudeza hacia atrás al Leganés, proyectando por fuera a los laterales con tal de que su juego ganara altura, se asentara en las inmediaciones del área local y diera el pistoletazo de salida al acoso colchonero. Centros desde la esquina, Antoine Griezmann y Koke en la frontal aprovechando la profundidad de los costados, el cuadrado formado por los dos centrales y los dos mediocentros defendiendo hacia adelante, y acciones a balón parado sonaba a un cóctel excesivo para un recién ascendido.
El inicio del Atlético de Madrid fue el esperado, pero el del Leganés superó las expectativas.
Gameiro aún no está acoplado a este AtléticoY a fe que en realidad lo era. Sucede que en frente el Atleti se encontró un espejo. Un equipo que como hiciera él cuando decidió desafiar a los más poderosos, mientras le aporreaban la puerta permanecía sentado en el sofá de su salón tan pancho. Sufrió pero desde la naturalidad. Hizo lo que tenía que hacer, a tantas revoluciones como demandaba el encuentro y sin destemplarse. Su ejercicio de supervivencia defensiva fue excelente, y contando con el amparo de un Gameiro todavía por ensamblar, dejó a cero el contador de disparos a puerta de su rival durante estos minutos de resistencia sin respiro. De pie tras las primera gran ola, empezó a hacerlo gracias a su hombre en punta y al futbolista que se situaba inmediatamente por detrás de él. El juego de espaldas y las caídas de Guerrero a esas bandas que eran más largas por detrás de los laterales colchoneros que por delante, progresivamente fueron regalando metros y segundos a los suyos. De forma algo tosca y poco limpia, pero perfectamente contrabalanceada por la bota izquierda de Gabriel Pires a modo de pulidora.
Gabriel fue lo mejor del Lega en campo rivalEl brasileño, que se sumó a Guerrero peleando los rechaces y como solución de espaldas, fue las pinceladas de calidad que dieron brillo y continuidad al botín de su compañero. El Leganés respiraba, salía y tras salir, proponía. Seguramente por esto cada vez más Augusto y Gabi fueron fijando su posición a más distancia de la frontal pepinera. Limitada así la capacidad atlética para ganar las segundas jugadas tras centro al área, y viendo que la fórmula tampoco había servido para agujerear la lata, Simeone removió las piezas (no fue la única vez a lo largo de la noche) tal y como ya nos acostumbró la temporada pasada. Koke y Griezmann se juntaron con Filipe Luis en banda izquierda, con el objetivo de circular más el balón, de añadir complejidad a la tarea defensiva de su contrincante y de acercar al crack francés allá donde más posibilidades había de que se abriera la grieta. El Atlético se juntó más armónicamente, Filipe capitaneó la transición en ambas direcciones y, aunque no llegara a concretarse, el peligro pareció estar más cerca.
La seguridad de su defensa, Miguel Ángel Guerrero y Gabriel Pires fueron los grandes avales del empate pepinero.
Desde entonces y hasta el pitido final, el encuentro fue una sucesión de maniobras de Simeone con tal de que su equipo asestara el único y primer golpe, al tiempo que la resistencia de los locales, la actividad de Guerrero hasta el cambio y de Pires hasta la conclusión, permanecían en la base de todo como constantes inalterables. Ni la entrada de Fernando Torres buscando situar en punta una referencia ofensiva más hecha a lo que le rodeaba, ni la sustitución de los dos mediocentros por dos hombre de banda, que situó a Gaitán y a Carrasco como amenazas en el desequilibrio y a Koke con Saúl a los mandos del círculo central, fueron solución ante un Leganés coordinado y de mucho orden que, sostenido atrás por el rombo que durante todo el partido formaron Serantes, Bustinza, Martín Mantovani y un titánico Rubén Pérez, hizo suyo el empate en un Municipal de Butarque vestido de fiesta, final y ratonera.
Foto: Gonzalo Arroyo Moreno/Getty Images
Andrés 28 agosto, 2016
Felocidades al Leganés y toda su afición, que gran debut han tenido!!
Del Atleti salgo muy decepcionado para ser honesto.Me parece sorprendente como el Atleti tiene este tipo de partidos año tras año, y honestamente no veo variantes en los mecanismos mas allá de los cambios de nombre.Es que hombre la unica diferencia entre anoche y la mayoria de los partidoa del Atleti el año pasado, es que Griezmann ayer no anotó, y con todo y eso me pareció el mejor.El gol empieza hacerse una utopía para el Atleti y yo diría mas bien crear ocasiones claras de gol,que si bien es cierto este Leganés defiende con cojones, tambien lo es que el Atleti tiene calidad para superar eso.No se voo una pared, un cambio de direccion efectivo etc para romperlo, al parecer esperanzados en una genialidad de Griezmann que bien es cierto mucho no faltó para verla.Creo que al Cholo lo ha dejado muy golpeado la Champions y aún lo está, a mi me ha parecido mucho mucho mas frío en la banda durante el partido de lo que acostumbra.Y ojo que esta Liga no espera a nadie, que el ritmo que van a poner la BBC y la MSN pues es el que es y si le sumamos los ya tradicionales problemas del Atleti para ganar, a que su maxima estrella no anote….