Sin saber en qué momento cerró José Mourinho su acuerdo con el Manchester United -se habló de ello desde muchos meses antes de que se hiciera oficial-, es muy posible que el portugués escribiera en mayúsculas el nombre del armenio Henrikh Mkhitaryan en su carta de peticiones de cara a su primer año al frente de los red devils. Por numerosas razones, el ex del Dortmund llega a Old Trafford transmitiendo sensación de que un posible fracaso en Manchester es sumamente complicado. Su momento futbolístico, la progresión que ha protagonizado y el contexto al que llega son razones suficientes para pensar que de no tratarse de fútbol, el resultado sería exacto, redondo y rotundo. Porque Mkhitaryan está para descoserla.
Como ocurrió con el primer Chelsea de su segunda etapa, cuando Mourinho transformó por completo la esencia de aquella plantilla, la de los Mata, De Bruyne, Kalou o Mikel por jugadores como Matic, Willian, Salah o Schurrle, los fichajes de Eric Bailly, Zlatan Ibrahimovic o el propio Mkhitaryan han reformado la estructura tanto rítmica como física y táctica de un equipo que ya se apoya en otros pilares bien distintos. La llegada del mediapunta armenio trae consigo un significado evidente. En un nuevo intento por gobernar la Premier, el United se ha hecho con una pieza que debería marcar diferencias como segunda espada, cuya velocidad, gol y movimientos regeneran todo el ataque apagado y lánguido del último Manchester United.
Mkhitaryan llega a Old Trafford habiéndolo aprendido todo
Mkhitaryan desembarca en uno de los gigantes del fútbol mundial habiendo terminado un proceso de cambio profundo y enriquecedor. Henrikh comenzó a ser lo que es hoy cuando en el arranque de la temporada 2012-2013, y como mediapunta, se arrancó a meter goles de dos en dos. Lo hizo como especialista, cuando aquel Shakhtar de Willian y Douglas Costa en las bandas, pedía a su ’10’ que llegase para rematar. Su estatus tuvo su primer gran cambio a base de enchufarla sin aparecer antes, sin relacionarse con sus compañeros, sin involucrarse en las jugadas. Su velocidad y efectividad de cara a puerta encajaba a la perfección con la locomotora de Jürgen Klopp, que recicló un pico histórico junto a Lewandowski y Götze por el gabonés Aubameyang y el hoy jugador del ManU.
Allí comenzaría a jugar y a asimilar diferentes situaciones de juego, demoledor en conducciones y apariciones fugaces, Mourinho podrá seguir usando su contragolpecon un paso y un embrague de jugador letal. Después y hasta hoy, la llegada de Tuchel ha terminado de modelar a un jugador que hoy es todo lo que fue, viniendo además de ser una pieza engrasada en los ataques posicionales del último Borussia Dortmund. Su primer control, su técnica individual, su visión colectiva y su calidad para generar goles han valido que hoy sea una figura europea a punto de la consagración. Mourinho ha fichado a un jugador de enormes posibilidades, que con las cartas sobre la mesa y habiendo sido así en gran parte de su último año, debería de partir desde un costado.
Como viene ocurriendo en todos los proyectos que configuran en Old Trafford, Wayne Rooney termina por definir todos desde su posición, incógnita que Mourinho ha tratado de despejar desde muy temprano, asegurando que el capitán no jugará como centrocampista. Dado que el de Setúbal gusta de un 4-2-3-1 como primera opción, ubicar a Rooney de ’10’, con Martial y Mkhitaryan en bandas como nombres más rutilantes hace sencillo el acomodo de los cuatro jugadores de mayor calidad en el ataque. Las particularidades actuales del juego de Ibrahimovic otorgan a Mkhitaryan un papel en el que encaja como un guante: el será el goleador de la segunda línea; el gran desmarque de los hombres que rodearán al genio sueco. Los apoyos de Zlatan hacia la zona de balón, imantando jugadores hacia él dará espacios para que Henrikh se vea con el portero.
En parado o lanzado, Mkhytarian es cada vez más autónomo
En ritmos más pausados será complicado que todo no gire en torno a Zlatan o Rooney, jugadores que reciben al pie y crean jugadas nuevas y de peligro, por lo que Mkhitaryan tratará de sumar acercándose o alejándose para estirar. Sin embargo, le dé lo que le dé su alrededor, el armenio estará para cualquier cosa. Su arrancada desde banda y su inmensa calidad posicional para recibir en zonas interiores lo convierten en un hombre sobre el que depositar casi toda la confianza. Por su parte, sin la pelota, las opciones que le aporta a Mourinho su batería ofensiva le hará conciliar bien el sueño. El balón largo al pecho de Ibra para transitar y el gusto por el contragolpe en eliminatorias que ha caracterizado la carrera de Mou, realzan aún más el valor de su nuevo jugador, una máquina de correr con o sin balón como pocas ha tenido entre manos el propio José.
A falta de completarse el puzzle, el United se ha plantado en julio con un proyecto para ganar la Premier League. Desde el primer momento de competición, cuando el sistema esté aún por levantarse, con dudas evidentes en defensa -individuales y colectivas- y mediocampo, Mourinho dispondrá de jugadores de superélite para ganar partidos y construir goleadas. Por eso, por hombres como Henrikh Mkhitaryan, un futbolista al borde de la detonación, Old Trafford está de vuelta.
Foto: Alex Grimm/Bongarts/Getty Images
danielgi610 20 julio, 2016
Ahora si este Manchester United da miedo, mi única duda es quien acompañara a Schneiderlin en el mediocampo, confiara en Schweinsteiger o Carrick? Herrera o Blind? o nos espera un fichaje mas?