Estados Unidos llama fútbol a algo que se juega con las manos. Al fútbol nuestro, el deporte universal de deidades como Diego Armando Maradona, Pelé, Cruyff o Zidane, tienen a bien denominarlo soccer. USA es un elemento excéntrico dentro del mundo del balompié. Para cualquier aficionado español, brasileño, italiano o uruguayo, los americanos todavía inspiran una imagen curiosa: la del simpático invitado recién llegado a la alta competición. Y no debería ser así. Un vistazo a los dos últimos Mundiales nos revela que USA estuvo presente entre los mejores dieciséis del planeta, quedando eliminados en la prórroga en ambas ocasiones. En Brasil dejó fuera a la Portugal de Cristiano Ronaldo para jugarse ante Alemania un primer puesto del grupo que casi conquista. Precisamente ante Alemania, en 2002, alcanzó la avanzada ronda de cuartos de final, de la que solo salieron con un cabezazo aislado de Michael Ballack. La selección estadounidense ha logrado que en ella penetre el rasgo que define el deporte y la cultura norteamericana: la competitividad. USA cree siempre y no teme a nadie. Hoy enfrentarán a Messi pensando en que se puede.
Solo las ausencias por sanción ensombrecen un poco la fe de los americanos ante el gigante argentino
Está siendo un torneo extraño para Argentina. La lesión de Messi en el amistoso previo frente a Honduras y haber superado en el debut al gran escollo del grupo ha hecho que los del Tata Martino caminen tranquilos, casi a la espera de noticias. Panamá y una Bolivia eliminada no significaron amenaza para el plantel de mayor calidad media de la Copa América. En las rondas de menor presión, Argentina exprime los efectos positivos del Ciclo Messi. La mayoría del continente toma a Argentina como un gigante inasumible y sus futbolistas lo saben y lo disfrutan, incluso sin Leo sobre el césped. Otra cosa está siendo el juego.
Desde Chile a Panamá, pasando por Venezuela, todos los rivales parecen haber descifrado dónde está el gran defecto albiceleste. Hablamos de una dificultad tremenda para sacar el balón jugado desde atrás. El Tata incide en la idea asociativa desde que llegó, pero Funes Mori, Otamendi y un lentísimo Mascherano no paran de pegar pelotazos. Falta calidad para jugarla. Incluso ante Chile, en la victoria de mayor mérito hasta la fecha, Argentina sumó cuarenta y cinco minutos muy deficientes. Ante Venezuela, en el regreso de Leo a la titularidad, el crack azulgrana sirvió de ayuda en este apartado, y como suele ser habitual, su presencia abajo le sirvió a Argentina para avanzar de forma decisiva, al menos por un rato. Messi alivia el discurso.
Si Argentina juega regular, ¿cómo le gano a la campeona Chile sin Messi? Por un lado, estuvo el factor psicológico. Los chicos de Pizzi arrancaron la Copa con Sampaoli en la cabeza, añorando su pasado reciente.Argentina presiona bien. Es lo mejor de su juego Chile falló en lo individual (con Claudio Bravo como resumen) y en la ejecución de una idea que bordaban pero que de repente no parecían saber llevar a cabo. No obstante, Argentina supo castigar la tristeza de La Roja con la gran virtud colectiva que ahora mismo posee: su capacidad de robo. El trío Mascherano-Augusto-Banega funciona regular con la bola pero te come vivo sin ella. En ese sentido, Augusto está a la altura de Biglia y Banega mete el pie con mucha más energía que Pastore. Para saltar esa presión hay que tener una calidad y convencimiento que solo la mejor Chile posee en Sudamérica. Argentina ha marcado goles tras robo adelantado en todos los encuentros. ¿Puede Estados Unidos evitar caer en la trampa?
Mermado su sorprendente contragolpe, Estados Unidos y Bradley necesitan ser valientes con la pelota
USA comenzó fatal la Copa América. Su primer partido, ante Colombia, dejó la imagen de un conjunto con muchas dudas en su plan de juego. La causa principal del flojo rendimiento tuvo que ver sobre todo con la actuación de su cerebro, Michael Bradley. El ex de la Roma, entre otros, es un jugador casi de culto en clave estadounidense. Su fútbol de pase llama la atención por su creatividad y belleza. Frente al combinado de Pekerman, en cambio, Bradley no dio una. Las perdió todas. Sin embargo, Michael ha ido entonándose y ya recuerda al del Mundial. Para que USA compita, será vital que Bradley, que forma, junto a Dempsey y Brooks la columna vertebral del colectivo de Klinsmann, no caiga en las redes del pressing argentino.
Siendo Bradley clave, la esperanza de triunfo lleva el nombre de Clint Dempsey. Lo del delantero americano es uno de esos pequeños milagros que ofrece el fútbol de selecciones y que no tienen explicación. Y es que a un jugador como Clint no le corresponde jugar tan, tan bien al fútbol. El texano presenta una muy decente trayectoria en Europa, es cierto, pero con USA se transforma en algo más que un jugador, pasando a ser un punta de movimientos excepcionales y muchísima facilidad rematadora. Dempsey simboliza la capacidad competitiva del país. Es ya un mito del soccer.
Por último, el tercer pilar está siendo John Brooks, central de 23 años del Hertha de Berlín, autor de una Copa América brutal. Para Estados Unidos es importante tener una figura destacada atrás para enfrentar a Argentina, sobre todo por las tres bajas con las que deberá afrontar el choque. Jermaine Jones, Bedoya y WoodSuplir a Wood costará; estaba rompiéndola no jugarán y eso podría significar un cambio de sistema. Klinsmann apenas ha tocado el once titular pero sí varió el dibujo. El paso al 4-4-2 colocó todo en su sitio: Wood y Dempsey en punta, Jones junto a Bradley y Bedoya y Zardes en las bandas. La ausencia de Wood, delantero fichado por el Hamburgo, es sin duda la peor, casi un drama para USA, pues su movilidad y desborde estaban sembrado el caos a la contra. Estados Unidos necesita velocidad ante Argentina, así que lo lógico sería que Zardes, que también corre, acompañara en ataque a Dempsey. El resto de bajas, importantes, pueden ser suplidas con Beckerman y Zusi. Ambos fueron titulares en la Copa del Mundo; tienen experiencia y de paso reforzarían la medular para combatir a Messi.
Argentina está obligada a llegar al último partido. USA juega por la gloria. Esa será su ventaja
En cuartos, ante una Ecuador en fabuloso momento (co-líder en las Eliminatorias), Estados Unidos ofreció minutos impactantes. Anotó golazos y trazó contragolpes que harían sonreír a Jurgen Klopp. Es lo que más sorprende de este equipo: su fulgurante contraataque. La duda estriba en saber en cuánto le afectará al mismo las mencionadas bajas de Jones y especialmente Wood. A priori deberían herir la fe americana… pero Estados Unidos no se levantó sobre el término imposible. Cuestionado por la magnitud de Messi, Klinsmann responde que ya solventaron a Cristiano Ronaldo en el Mundial de hace dos años. Jugando en casa, con el futbolista más importante del siglo como rival y una final continental como premio, el partido es clave para la historia del soccer. “Ganar sería el logro más notable en la historia del fútbol estadounidense», dicen los medios locales. Para Argentina, una derrota antes de la final significaría una tormenta inasumible a dos años de Rusia 2018. La presión sería de nuevo irrespirable. Como si Messi no hubiese existido.
Foto: ALFREDO ESTRELLA/AFP/Getty Images
hola1 21 junio, 2016
Yo creo que las bajas que tiene EE.UU afectara muchisimo,tendra jugadores para suplir a Jones y Wood pero no de la misma calidad.. Me estaba gustando la Copa America de Bobby Wood, no lo tenia para nada en el radar a este delantero interesante.