Francia preocupa. Tras un debut complicado pero asumible, el segundo partido del torneo ha encendido definitivamente las alarmas. Ganar sufriendo a Rumania y Albania es el titular de la noticia, pero el fondo resulta bastante más grave. Francia parece no saber a qué juega. Su seleccionador sentó anoche en el banquillo a Paul Pogba y Antoine Griezmann, a priori las dos grandes estrellas locales. Una decisión de calado máximo que evidencia que Francia navega en dudas. Al estilo de Brasil en su Mundial, los galos resuelven los envites a base de corazón y el empuje de su gente. Aquello acabó como acabó. Jugando así, Francia no podrá aspirar al triunfo final.
Aunque mereció ganar, Francia tuvo momentos de juego caótico
En clave francesa, la primera mitad fue digna del museo de los horrores. Tras los ingresos en el once de Coman y Martial, Les bleus pasaron a organizarse en un típico 4-2-3-1, con Kanté y Matuidi en el doble pivote, Martial y Coman en bandas, Payet de enganche y Giroud arriba. La pregunta principal estaba en cómo respondería la pareja de mediocentros al reto de tener que asumir la salida desde atrás. Culparles de todo sería tan injusto como errado, pero lo cierto es que fallaron con estrépito. Kanté se mostraba lentísimo a la hora de elaborar, mientras que Matuidi ni siquiera lo intentaba.
Viendo el percal, Payet tuvo que bajar en muchos momentos para llevar el balón arriba. Francia echaba de menos a Pogba. Y no es que Paul (del que luego hablaremos para mal) la rompiese ante Rumania pero, como interior derecho,Nada de Francia en la 1ª parte supuso un foco de juego que Francia dejó de tener. Faltaba un hombre que diese pases y tomara la pelota. Como decimos, lo hizo Payet siempre que pudo. Payet lo hace todo bien en esta Eurocopa. A ritmo de tortuga y con Albania defendiendo fácil, Coman no pudo desbordar en la derecha. En la izquierda, Martial abandonaba la banda para aumentar su participación. Hecho loable, pero que solo derivó en un concierto de errores. Asentados y cómodos sobre el césped, Albania comenzó a asociarse con sencillez. Bastaban un par de pases de Abrashi y Kukeli para batir a Matuidi y progresar por fuera, especialmente con el empuje del lateral Hysaj, el más destacado de los de De Biasi. Albania sobrevivía sin sudar. Francia estaba horrible.
Pogba no mostró deseo de reinvindicación en el segundo acto
Tras el descanso, Pogba entró por Martial. Los de Didier Deschamps regresaron al conocido 4-3-3 con Payet de extremo izquierdo y Paul como interior. Estaríamos tentados a decir que la mejora de Francia tuvo al de la Juventus como principal argumento pero, siendo honestos, no está nada claro que así fuese. Pogba completó una segunda mitad terriblemente decepcionante, con escasa presencia en el juego y carente de jerarquía o grandeza. La suplencia no le espoleó. Su ubicación como tercer centrocampista permitió al menos que los extremos jugasen más arriba. Fueron ellos, Payet y Coman, los que con su esfuerzo pusieron pelotas en el punto de penalti, balones que el desaparecido Giroud comenzó a rematar con peligro.
Con veintitrés minutos para el final entró Griezmann al campo. De él tampoco puede decirse lo mejor. A Antoine casi no se le vio. No obstante, su gol in extremis no fue casual. Su fiabilidad rematadora está muy por encima de la de sus compañeros, algo que Deschamps no debería poner en duda en lo que queda de campeonato. Si lo que buscaba era agitar las emociones de Antoine, ese objetivo, a diferencia del caso de Pogba, ya está cumplido. Griezmann cantó el gol lleno de rabia y dio la victoria a un equipo francés que, más allá de voluntad y ganas, ahora mismo tiene muy pocas cosas.
Foto: FRANCK FIFE/AFP/Getty Images
@DavidLeonRon 16 junio, 2016
Mira que llevo un año de insatisfacción con él, pero la segunda parte de ayer de Pogba es de lo que más vacío me ha dejado.
Griezmann no hizo nada pero marcó. Al ser delantero puede pasarle. Pero es que Pogba, siendo centrocampista, tenía que dejarse ver… y nada. Pero nada de nada. Fue directamente apuntado con su suplencia y no se alteró.