No hay tema más estudiado en las últimas semanas de fútbol que el rol adoptado por Messi en la versión actual del Barça de Luis Enrique. Y no solo porque sus cifras de goles y asistencias se hayan resentido, cuestión que cualquiera deduce como pasajera, sino porque se entiende que descifrar el porqué del cambio desvelará los motivos del pequeño bache de su equipo y, sobre todo, cuándo y cómo se recuperará. Con Leo, siempre subyace la posibilidad de que arranque un partido entonado y vuelva maravilloso todo lo que le rodea, pero, en este texto, vamos a dar una nueva lectura a su posición de los últimos partidos cotejándola con el patrón colectivo del Atlético al que más temerá hoy el entrenador de los azulgranas: la presión arriba.
Lo primero que cabe reseñar es que, cuando Messi baja, el Barça ataca sólo con Luis Suárez y Neymar. El interior derecho, normalmente Rakitic, no está sabiendo interpretar la situación, y ni suma en el centro del campo -porque Messi lo absorbe todo- ni está compensando arriba distrayendo al lateral zurdo. Quizá esto esconda la razón por la que Luis Enrique está intentando activar cuanto antes a Rafinha Alcántara, que es el interior más adaptable que posee para hacer de extremo en ataque e interior en defensa. El caso es que, en la práctica, el Barça ataca a la defensa del rival con dos únicos hombres, y por muy buenos que sean -que lo son, aunque mucho menos que Messi-, hacen que al rival le sobre un zaguero. Contra dos puntas, tres defensas defienden mejor que cuatro. El cuarto queda lejos del balón y suele romper el fuera de juego.
La presión siempre se combate mejor cuantos más hombres haya detrás, y no delante, de la misma.
Contra el Atlético de Madrid, dicha consecuencia cobra una negatividad superior, pues el lateral izquierdo de Simeone es Filipe Luis, quien, con la tranquilidad de que no deja nada a su espalda, es perfectamenteFilipe Luis es un perro de presa muy dotado en la tarea de presionar capaz de perseguir a Messi hasta donde sea y, además, hacerle la vida un poco más difícil. E, incluso no consiguiéndolo por una puntual inspiración mágica del argentino, establecería una sobrecarga numérica en la zona donde el Barça para la pelota (la suya) que podría restar fluidez al fútbol de los visitantes. Especialmente, si tomamos en cuenta que, hoy, la alineación esperada incluye a Augusto Fernández como pivote izquierdo y a Koke como interior en este lado del 4-4-2 más tradicional del “cholismo”. Con el cinturón de seguridad que fabrican entre Gabi y Augusto, el ejercicio de acoso del resto de piezas de la medular puede ser más convencido y, al estar mejor secundado, más interesante desde un punto de vista táctico.
Los desmarques al espacio de Neymar, cada vez menos habituales, siempre daban espacio a Messi.
Cambiando de perfil, que no de asunto, se impone subrayar el perjuicio que está provocando Neymar JR en este incipiente problema. Su renuncia al “alley opp” asistido por Messi, aquella acción emblemática en virtud de la cual se desmarcaba a espalda del central derecho adversario y recibía un pase lejano y con rosca del rosarino, reduce el campo activo del Barcelona y, por tanto, el espacio para los demás en el resto de zonas. Incluso siendo un movimiento localizado en un punto alejadísimo del que ahora está acogiendo a Leo, su poder de intimidación era tal que, de recuperarlo, el Atlético rebajaría su altura y presionaría menos o peor.
Esto, o alguna alternativa sorpresa, deberá proponer Luis Enrique si, entre él y el «10», resuelven mantener el sistema más reciente. El Barça de la ida o el de Anoeta -ante un Atlético impulsado por el Calderón y con una alineación más preparada para encimar que la de hace ocho días- sería un rival muy proclive para que Simeone canalizase su exceso de energía buscando un robo letal arriba. No porque ter Stegen, Piqué, Alves y Busquets pierdan muchos balones, que no es el caso, sino porque, en caso de no culminar bien la presión, al Barça le está costando transitar con la misma rotundidad que cuando Messi es un atacante. En cualquier caso, lo expuesto solo guarda sentido si Leo se muestra tan mundano como en los cuatro últimos encuentros. Si es el de noches tan grandes como la que le espera, por supuesto, defenderlo es imposible.
Tactica Fútbol 13 abril, 2016
A mí me parece bastante curioso que en QF de la UCL, y siendo posiblemente "el partido" del Barcelona en esta edición de la UCL, pocos, muy pocos, esperan un partidazo de Leo. Algunos más esperan que clave una falta, un gol decisivo, o una jugada tipo la que dió el título de Liga el año pasado en ese mismo estadio, pero pocos esperan que rompa a jugar como en sus mejores noches. Me parece una mala noticia para e Barcelona que, en general, parece afrontar el partido como "soñando" con que la clasificación la dará no el juego y una superioridad sobre el rival, sino alguna genialidad que les haga marcar y la supuesta incapacidad del Atleti en ese caso para hacer 3 goles. Se habla más (y no hablo sólo de prensa sensacionalista) casi de una especie de milagro individual que de una superioridad colectiva.
Lo peor, además de lo comentado, es que me parece que esa posición es bastante coherente con lo que hemos visto en los últimos encuentros. Pero claro…también lo comentaba en la Ida…si estuviéramos hablando de hace 3 años el análisis sería certero…pero es que con Luis Suarez y Neymar….este Barcelona es el mejor preparado de los últimos años tanto para "cazar un gol de la nada" como para, de ir perdiendo, "cargar el área y los rebotes" con más opciones que en tiempos pretéritos.