A grandes rasgos, el impacto de Jürgen Klopp en Liverpool ha sido puramente emocional. Ha animado a un vestuario lleno de dudas, ilusionado a un Anfield frustrado y reactivado a un club que, si bien sabe muy bien dónde quiere estar, no tiene demasiado claro qué línea seguir para acercarse a los equipos que ocupan dicho lugar.
La plantilla no encaja casi con la idea de KloppEsto se dice rápido y pronto, pero son pocos los entrenadores que hubieran conseguido de forma tan efectiva algo que, desde luego, se antoja clave para lograr todo lo demás. El Liverpool FC no es un club más, y desde que lo dirige Jürgen Klopp esto vuelve a parecer evidente. El problema es que su plantilla sí que es normal, tanto por su cuestionable nivel como por el hecho de que no parece estar vertebrada por ninguna idea común, y mucho menos por una afín con su nuevo entrenador. Y es por esto por lo que, hasta el momento, Klopp en Liverpool no es más que una buena intención.
Anoche sufrió para doblegar al modesto Augsburgo alemán.
La eliminatoria ante el buen Augsburgo de Markus Weinzierl ha sido realmente esclarecedora en este sentido. El Liverpool ha afrontado el duelo con la importancia que dan los equipos continentales a un cruce de Europa League: titulares al campo, concentración total y ambición máxima, que nada da más gloria que jugar entre semana ante equipos de todo el continente. Sin embargo, pese al éxito final, se ha vuelto a comprobar que el Liverpool sólo parece un equipo de Klopp en los últimos treinta metros del campo. Ahí, cuando la tocan Philippe Coutinho y Roberto Firmino, todo se acelera y coge el ritmo apropiado. Se dan toques cortos, firmes y verticales. Se producen movimientos sin balón, llegadas por sorpresa de los laterales y el área queda bien ocupada, aunque a Sturridge todavía le quede.
Klopp aún no ha logrado sumar su gran presiónEl Liverpool no es tampoco ninguna maravilla ofensiva, pero al menos sí demuestra haber interiorizado varias de las líneas argumentales de Klopp -las cuales se pueden comprobar sobre todo en esas fases de algunos partidos en las que Alberto Moreno y Nathaniel Clyne recuerdan a Marcel Schmelzer y Lukasz Piszczek-. Además, a nivel individual sí que es cierto que Roberto Firmino está demostrando que puede hacer carrera al lado de Jürgen Klopp. Juegue como punta o en un costado, el brasileño está sumando profundidad, amplitud, buen pie y determinación. Lo que sucede es que tanto él como el resto de atacantes están recibiendo menos balones -y en peores condiciones- de lo que el técnico alemán desearía. Y todo comienza por su espesa, previsible e insegura salida de balón. Como era de esperar, el Liverpool echa de menos tanto el primer pase de «Hummels» como los dos toques de «Sahin» o «Gundogan» en el transitado círculo central. Anoche Kloppo probó a solucionar esto bajando a Lucas Leiva al puesto de central, pero resultó insuficiente. El circuito asociativo del Liverpool es inmaduro y, a veces, incluso poco competitivo, lo que además de ser un problema en sí mismo también está impidiendo que los reds puedan plantear esa presión tan troncal para el sistema de Jürgen Klopp.
La figura del centrocampista debilita a todo el equipo.
Nada de esto puede sorprender. Al Liverpool le faltan demasiadas piezas como para que, por su simple presencia, el efecto Klopp transforme tácticamente al equipo hasta hacerlo totalmente suyo. De momento sólo lo es en un 30%. Suficiente para eliminar por la mínima al Augsburgo, seguro insuficiente para competir hasta el final de la Europa League contra tanto buen rival como el Sevilla, el Villarreal, el Tottenham o, por supuesto, el Dortmund de Tuchel. Sea como fuere, éste en realidad no es su objetivo. En todo caso sería el premio. Porque este año lo importante para el Liverpool de Klopp no es el final, sino lo productivo e ilusionante que sea el camino.
@DavidLeonRon 26 febrero, 2016
Con el Liverpool me viene a la mente la importancia de esta nueva Europa League, el premio tan gordo que es ganarla.
Sevilla, Liverpool, Valencia, United… hay demasiados equipos que podría necesitar imperiosamente ganarla. Todos, evidentemente, pero para determinados clubes es aún más relevante para su futuro inmediato.
Todo esto convierte a esta Europa League en interesantísima.