El mercado de invierno no goza de buena reputación. Fichar en enero huele a problema, a desgracia que tapar. Una lesión sobrevenida, una carencia que no supiste ver, un gasto extra…. Todo se tiñe de negro cuando se compra pasadas las navidades. No obstante, a veces ocurre el fenómeno contrario. En ocasiones, la llegada de una nueva pieza cambia el rumbo de la temporada y ayuda a lo grande a cumplir el objetivo. No sucede mucho, pero cuando sucede ya no se olvida.
Un fichaje de invierno puede cambiar el rumbo de muchas cosas
Edgar Davids representa el paroxismo de la contratación invernal. Su desembarco en el Camp Nou, allá por 2004, varió de manera increíble el rumbo de la nave culé. La historia fue la siguiente. Frank Rijkaard habíaLo de Davids fue casi milagroso fracasado en todos sus intentos de montar un Barcelona equilibrado. El holandés había optado toda la temporada por un 4-2-3-1 que, sin saberlo, perjudicaba a sus dos futbolistas de más talento: Xavi Hernández y Ronaldinho. Al primero le obligaba a permanecer atado atrás, cerca del mediocentro, evitando que exhibiera su gran virtud: la movilidad. A Ronaldinho, por su parte, ser mediapunta le fastidiaba, pues recibir entre líneas e hilar juego era quizás su único defecto en ese momento. Abierta la ventana de fichajes, Frank pidió a Davids, apodado el Pitbull, probablemente sin más ambición que la de añadir físico a un plantel muy limitado en ese aspecto.
Y de repente, boom. Su entrada en el once tuvo consecuencias que todavía hoy siguen vigentes. La primera, el paso al 4-3-3, modelo táctico que el club no abandonó desde entonces. Xavi cambió el pivote por el puesto de interior con libertad para subir y decidir, y Ronaldinho se escoró a la banda izquierda, desde la que dominaría Europa un par de años. Davids generó un efecto dominó que, sin quererlo, le otorgó rango de un crack que ni mucho menos era. El club, inteligente, lo cambió por Deco y creó un equipo campeón. Poco importó; habíamos vivido la gran historia del perfecto fichaje de invierno.
El objetivo fundamental es rellenar una carencia táctica o técnica
Existen decenas de historias en torno a estos fichajes. ¿Quién no recuerda el caso de Gonzalo Higuaín? El Real Madrid había traspasado a Ronaldo Nazario después de que Fabio Capello no supiera hacer convivir en el once al brasileño con Raúl y Van Nistelrooy. Para suplirle llegó Gonzalo desde Argentina, y durante meses el Pipita no hizo más que jugar mucho y marcar poco. Tanto y tan bien se movía por el campo que acabó actuando en la banda derecha, y desde ahí anotaría aquel tanto al Espanyol, uno más de los muchos milagros que dieron aquella Liga al Real Madrid.
Málaga también recibió su regalo de Reyes en enero de 2011. La Rosaleda no hubiera disputado la Copa de Europa como un candidato más sin el concurso de Julio Baptista dos años antes. Colista en el arranque del acaudalado proyecto, los malaguistas se agarraron al remate de La Bestia, que respondió con 9 dianas en 11 partidos y la imprescindible salvación. Tras ella llegarían Isco, Cazorla, Toulalan, Joaquín y un fútbol primoroso digno del mejor Manuel Pellegrini.
Este mercado resulta útil si se emplea bien… y se tiene suerte
Dorlan Pabón y sus 8 goles en el Betis de los extremos, Fernando Baiano y su segunda vuelta, también en Málaga o el reverso tenebroso de Amunike. Hemos vivido de todo. Incluso vimos a Real Madrid y Barcelona reeditar el caso Di Stefano por un futbolista como Christian Karembeu, el de los punterazos de la Séptima. Cada lugar guarda en la memoria sus propias historietas. ¿Nos cuentas las tuyas?
CarlosViloria10 2 febrero, 2016
El mito Julien Faubert.