En La Liga se está dando un fenómeno curioso. El país que venera el toque y el pase como ningún otro está albergando en su campeonato a conjuntos excepcionales sin la pelota. Ejemplos sobran, pero a día de hoy ninguno destaca tanto como el Villarreal. Tan señalado es el asunto que los castellonenses son más que favoritos a la cuarta plaza sin estar entre los diez equipos más goleadores del torneo. El Villarreal es roca dura. Y claro, si juega ante el Atlético de Madrid de Simeone, lo lógico es que suceda lo de anoche: empate sin goles ni ocasiones.
El Villarreal sacó «fácil» el empate que fue a buscar al Calderón
La primera mitad fue la más difícil de digerir. Los de Marcelino exhibieron su 4-4-2 de siempre pero con un once lleno de novedades. Bonera fue titular, Rukavina y Castillejo extremos y Bailly, ni más ni menos que lateral izquierdo. El intrépido central destacó en su duelo ante Griezmann, que desde la banda fue el único que intentó el desborde en el cuadro colchonero. Muy pronto comenzamos a acordarnos de Carrasco. Sin regates que temer, el Villarreal se cerraba por dentro, concediendo subidas y centros de Juanfran que solo en una ocasión terminaron en remate. El Atleti jugaba muy lento.
Eso sí, elogiar globalmente el partido del Villarreal sería del todo exagerado. Los de Marcelino fueron incapaces de tirar una sola contra en 45 minutos. Los apoyos entre líneas de Soldado y Bakambu eran abortados por la anticipación de Godín y la inteligencia de Savic. El dato al descanso lo decía todo: 0 tiros a puerta del Submarino amarillo.
El Atlético empezó a notar la ausencia de desborde al atacar
La segunda mitad fue algo más entretenida. El Atleti sintió la prisa por el marcador, hecho que terminó afectando a su seguridad defensiva y que permitió a Bakambu dejarse ver. Primero entre líneas y luego a la carrera. El que estaba fallando esta vez era Soldado, completamente ausente, así que Marcelino optó por sustituirlo por Adrián. Gran cambio. El ex rojiblanco hiló contragolpes y supo darle a los suyos las salidas suficientes como para cortar el ritmo ofensivo de los locales.
Mientras, al otro lado del terreno de juego, el Atleti continuaba pegando centros sin parar, resueltos todos sin problemas por los centrales y un imponente Areola. El Cholo movió la pizarra y colocó a Oliver Torres (que entró sorprendentemente por Griezmann) de mediapunta derecha. El chico intentó pausar los ataques en compañía de Koke, pero ya era demasiado tarde. Al Atleti le faltaba demasiado cambio de ritmo y desborde como para arañar al hermético Villarreal, merecedor del empate pese a chutar solo una vez entre palos en 90 minutos.
@DavidLeonRon 22 febrero, 2016
Cuidado no sea el Villarreal uno de los mejores sistemas defensivos que ha visto la liga española… Yo ya lo he dicho: reconozco que los partidos del Submarino se me hacen duros de ver, pero es que ya da igual que te roten a 5 futbolistas; van al Calderón y reciben una ocasión, y de aquella manera..
Que el Villarreal tenga la Champions encarriladísima sin ser un TOP-10 en goles de La Liga es brutal.