Hay cracks que solo pueden serlo en un lugar del mundo. Existe un tipo de futbolista que, de manera innegociable, necesita el aroma de su tierra para sentirse pleno. Vigo y sus cuestas dibujan una sonrisa en el rostro de Iago Aspas, convirtiéndole en el delantero extremadamente talentoso que Liverpool no vio. En Madrid, Asier Illarramendi disfrutó de grandes restaurantes, pero nunca sitió el placer de potear con la cuadrilla o ir a la sagardotegi del pueblo en un domingo sin fútbol. Con Reyes ha pasado algo parecido. Arsenal o Atlético gozaron de su clase, pero ha sido Sevilla y su sol radiante la ciudad que de verdad ha visto la magia de José Antonio. Y sigue haciéndolo.
La Copa del Rey está sirviéndole al Sevilla para afinar a Reyes
Pese al valiosísimo marcador de 2-0, el Sevilla no jugó un buen partido. Vitolo encarriló en el último segundo de encuentro una eliminatoria que el CD Mirandés ha comenzado peleando con sólidos argumentos. Su defensa de tres centrales no conllevó cerrojazo alguno. Al contrario. El conjunto de Segunda División presionó fuerte, incomodó y llegó arriba con el desborde del inspiradísimo Fran Carnicer. Emery colocó una sala de máquinas con Iborra, N’Zonzi y un Krohn-Dehli, digamos, libre, a veces mediapunta, a veces creador. No funcionó el danés. No funcionó casi nadie en realidad.
La excepción la puso Reyes. Partiendo desde la derecha, el extremo exhibió un estado físico de nuevo muy ilusionante. Sus conducciones dejaban atrás rivales con enorme facilidad. Las prestaciones de José Antonio en el regate superaron ampliamente a las de su compañero Konoplyanka, siendo el andaluz la principal arma ofensiva de los de Unai. La Copa del Rey está sirviéndole al técnico guipuzcoano para tener afinado a Reyes, decisivo también en la anterior eliminatoria ante el Betis. Sin duda una gran noticia. En marzo, el Sevilla necesitará de todos, y ahí la zurda de Reyes seguirá teniendo su valor.
@EricLapaix 22 enero, 2016
Reyes, sabiendo lo que representa en lo futbolístico, extrapola todo a lo que irradia como jugador.
Para el Sevilla, para el Pizjuán, un firme exponente de que el equipo es lo que es cuando se debe.