Evasión o Victoria: El poder de la sonrisa | Ecos del Balón

Evasión o Victoria: El poder de la sonrisa


“Si puedes soñarlo puedes hacerlo, recuerda que todo esto comenzó con un ratón”, Walt Disney.

Una sonrisa natural y sostenida, entusiasta como una bienvenida a un viejo amigo. Si hay dos personajes asociados a esa expresión jovial son Pelé y Mickey Mouse. La alegría que irradiaron, nada más irrumpir en escena, les convirtió en dos de los iconos globales más importantes de nuestro tiempo. Referencias incuestionables del cine de animación y del deporte, futbolista y ratón se significaron particularmente como el sello de las dos entidades líderes en sus respectivos ámbitos: la selección brasileña y la factoría Disney.

Aunque la repercusión que alcanzaron es equiparable a la de figuras de orden mundial como Papas, reyes o grandes mandatarios que se congratularon, en no pocas ocasiones, de retratarse junto a ellos, los orígenes de ambos personajes no resultaron sencillos. La fama alcanzada con posterioridad tuvo que revertir algunos hándicaps iniciales como el que acarreaba la mala reputación de estos roedores o el racismo imperante en el Brasil de los años cincuenta. Pero ningún obstáculo impidió su éxito. Si Mickey Mouse doblegó la previsible marginación de su especie erigiéndose en sus aventuras con un rango superior al de sus tradicionales adversarios los felinos, Pelé fue coronado indiscutible rey de un país de hegemonía blanca.

– Frágilmente divertidos

“Entre todos los problemas y la confusión apareció una pequeña figurita burlona. Vaga e indefinida al principio. Pero creció y creció y creció. Y finalmente llegó a un ratón”, Walt Disney.

El fútbol emparentó con la guerra desde sus inicios. La recreación de héroes, estrategas y mandatarios, así como la conformación de una contienda entre dos bandos uniformados, azuzados por un pueblo abanderado, facilitaba la asociación del fútbol en clave bélica. El impacto social del Maracanazo fue la constatación de la carga dramática de este deporte en la sociedad brasileña del momento. La descarada irrupción del joven Edson Arantes do Nascimento supuso una ruptura con dicha solemnidad. «Era un niño jugando contra hombres» declaró Mel Hopkins, integrante de la selección de Gales ante la cual Pelé estrenó su cuenta en el Mundial de Suecia en 1958. Un muchacho que simplemente jugaba mientras los demás se dedicaban a competir sin poder evitar, atónitos, los brincos de alegría de aquél mocoso cada vez que marcaba un gol.

Como una figurita burlona describió Walt Disney al primer esbozo mental de Mickey Mouse que posteriormente fue plasmado por el dibujante Ub Iwerks. La idea tomó como base al conejo Oswald, unaEl primer Mickey era un travieso descarado creación conjunta a la que tuvieron que renunciar en favor de la Universal Pictures y que fue el punto de partida de la elaborada finalmente en los Disney Studios. El primer Mickey Mouse distaba mucho de su actual estereotipo. Se postulaba como un personaje descarado y divertido, cuya picardía pronto conectó con el público. Un desenfado que no constituía el único punto vinculante entre los inicios del astro brasileño y el ratón animado.

Aunque Mickey Mouse debutó en pantalla con Steamboat Willie, la primera producción del personaje fue Plane Crazy (ambas de 1928). En estas apariciones su figura se representaba escuálida, con brazos y piernas como palillos y menos antropomórfica que la posterior, con una larga cola y un hocico pronunciado. Tampoco el imberbe Edson se había formado todavía como un hombre cuando, con tan solo 15 años, superó la prueba del Santos a la que acudía apadrinado por el mundialista Waldemar de Brito. Lo primero que hicieron en Vila Belmiro fue someterlo a un programa de nutrición y ubicarlo como centrocampista para protegerle, dada su extrema delgadez, de las duras embestidas de los defensas. En dos años ya era el máximo artillero del equipo.

En coincidencia con la segunda película de Mickey, The Gallopin’ Gaucho (1928), ambientada en la Pampa, Pelé debutaba en la selección, con 17 años y tan solo diez meses después de hacerlo con el Santos, enfrentándose a Argentina. Apenas unas semanas después, era incluido por el seleccionador Vicente Feola en la convocatoria para el Mundial de Suecia pese al informe del psicólogo de la selección, João Carvalhaes, que lo desestimaba por «demasiado infantil». Seis goles en cuatro partidos (uno frente a Gales, tres ante Francia en semifinales y otros dos a Suecia en la final) deslegitimaron al facultativo. A su retorno fue nombrado Tesoro Nacional para evitar su marcha del país.

– Que no pare la música

Apenas había transcurrido un año desde que se presentara la primera película sonora de la historia, El cantante de Jazz (1927), y Disney ya aprovechaba este potencial para enriquecer su apuesta creativa. Los cortometrajes de Mickey Mouse durante esta etapa supeditaban la acción al ritmo musical, ya fuera mediante la interpretación instrumental o cantada del propio personaje, como por la sincronización del argumento a la melodía de fondo o por la interacción con los elementos del entorno (mickeymousing) que se desplegaban como una orquesta onomatopéyica en la que cualquier objeto era susceptible de producir sonido, derivando en situaciones de indudable comicidad.

Si los episodios del popular ratón constituían auténticas sinfonías lindantes con el jazz acústico no menos rítmica era la puesta en escena del crack brasileño. Del mismo modo que Mickey disponía de la destrezaEl repertorio de los dos iconos era infinito para tocar cualquier tipo de instrumento, el abanico de gestos técnicos del joven Pelé conformaba un canon del futbolista ideal. Driblar, golpear con ambas piernas, cabecear, amortiguar la pelota, pasarla en corto y en largo, conducirla, cualquier aspecto lo ejecutaba con maestría casi académica, pero sobre todo con una pausa y suavidad que evocaba a los ritmos de un estilo musical que florecía en el Brasil del momento y con el que el propio astro se atrevió micrófono en mano: la bossa nova.

Edson Arantes ya no era el enclenque que huía del choque sino un joven que había adquirido un físico espectacular que aún le destacaba más sobre unos rivales que con frecuencia recurrían a la dureza extrema para frenarlo. A trompicones también andaba Mickey Mouse durante el transcurso de unas aventuras cada vez más accidentadas. Como si siguiese el patrón del santista, el ratón aumentó su volumen y fue embutido en unos calzones blancos y provisto de guantes del mismo color.

La popularidad que ambos cosecharon en sus primeros años fue inusitada y ni el club brasileño ni la factoría Disney desaprovecharon el filón de sus dos estrellas sometiéndoles a un desgaste queSu club organizó giras para mostrar a Pelé posteriormente acusaron. A finales de la década de los treinta Mickey Mouse ya contaba con más de 100 apariciones en pantalla y una estrella en el Hollywood Boulevard (1935). Pelé que había instaurado la hegemonía del Santos en el fútbol brasileño (seis campeonatos Paulistas hasta 1965) y acreditado su talla internacional con dos Intercontinentales (en 1962 frente al Benfica y 1963 ante el Milán) participaba casi como una atracción de feria en giras por todo el planeta. En los tres años que prosiguieron al Mundial de Suecia el brasileño disputó una media de treinta y dos partidos amistosos por temporada y en 1959 jugó la friolera de 104 partidos en total. En el Mundial de Chile 62 apenas pudo jugar dos partidos impedido físicamente. Tras los brutales marcajes del portugués Morais y el búlgaro Zhechev que le retiraron de Inglaterra 66, Pelé comunicó su renuncia a la selección. El desgaste de la fama resultaba inasumible.

– Ocaso y Resurrección

«Aún se me pone el bello de punta al recordarlo. Llegó al vestuario nada más proclamarnos campeones y gritó tres veces seguidas: `¡Yo no estoy muerto!´», Rivelinho.

A finales de la década de los treinta la popularidad de Mickey Mouse había decaído ostensiblemente. La escasa rentabilidad de los cortos y el creciente éxito de otros personajes como el Pato Donald habían restado protagonismo al que hasta entonces era emblema de la factoría. Convencido de la importancia del personaje Walt Disney se embarcó en un proyecto que trascendía lo meramente cinematográfico: Fantasía (1940). Considerada por muchos como una obra de arte y la mejor película de animación de todos los tiempos, el film se articulaba en ocho interpretaciones animadas (unas con carácter descriptivo, otras narrativo o incluso meramente conceptual) de tantas piezas clásicas a cargo de la orquesta filarmónica de Filadelfia a la batuta de Leopoldo Stokowski, toda una celebridad de la época.

Aunque Fantasía supuso una explosión de creatividad, en la que confluían en armonía estilos y disciplinas artísticas diversas, su memoria se ha concentrado en las escenas del episodio de «El aprendiz de brujo». La estampa de Mickey Mouse con el sombrero mágico del brujo Yensid (leer al revés) dirigiendo el universo se convirtió en la imagen, hasta hoy, de la compañía. La forma del personaje también sufrió evoluciones. Desde el corto The Band Concert (1935), primero en incorporar el color, el aspecto de Mickey se fue humanizando, con el rostro más redondeado e incorporando cejas, pupilas sobre un fondo blanco y hasta un tono rosado de piel.

La retransmisión en color y vía satélite del Mundial del 70 también incidió como amplificador del mito de Pelé. Consagrarse como un icono global no había evitado que el astro pasara por serias dificultadesPelé pasó por severos apuros económicos económicas. Convertido en una máquina de generar dinero Pelé se había visto obligado a delegar sus asuntos financieros en terceros y en esa elección erró con estrépito. Las malas inversiones instigadas por su socio Pepe el Gordo le llevaron a la quiebra. El jugador se vio obligado a pedir ayuda a su club que aprovechó la tesitura para atarlo durante tres años en unas condiciones económicas draconianas. Esta coyuntura fue aprovechada por João Havelange presidente del la CBD, actual CBF, quien intercedió para revalorizar a Pelé como un activo. Tras convencerle de su retorno a la verdeamarela, el federativo liquidó al seleccionador Saldanha remiso a la presencia del astro, a quien consideraba superado por la fama y con sobrepeso. La selección, comandada por el nuevo seleccionador Zagalo y capitaneada por un magistral y recuperado Pelé, se proclamó flamante campeona. Si hay cierto consenso en admitir que el Brasil de 1958 con estrellas del calibre de Garrincha, Didí, Nilton Santos o Vavá fue superior en concentración de talento a cualquier otra, la selección brasileña de México 1970 fue considerada el mejor equipo de todos los tiempos. Y en el centro de esa exhibición coral, cuyo culmen fue la final en el estado Azteca frente a Italia, emergió Pelé, marcando, asistiendo y liderando al conjunto para convertirse en el único jugador de la historia con tres campeonatos del mundo en su palmarés. El sombrero de mago en este caso cobraba forma de corona. Su mitificación alcanzó tal grado que se le atribuyeron como hazañas históricas dos goles no consumados: el conocido como gol de Pelé, un disparo desde el medio campo que no alcanzó a batir al portero checoslovaco Viktor y el regate sin tocar balón al guardameta charrúa Mazurkiewicks, que tampoco logró besar la red.

– El poder de la Marca

«¿Qué clase de rey eres tú, que ni bebes ni fumas?», George Best.

El mérito de João Havelange y Walt Disney fue intuir que el verdadero influjo de ambas estrellas aún no había aflorado justo cuando había comenzado a menguar el interés general por ellos. La asociación de Pelé y Mickey Mouse con el establishment resultó larga y fructífera. Si el futbolista se mostró simplemente pasivo con el uso que de su figura hizo el régimen militar sí que favoreció activamente, en cambio, una connivencia con el presidente de la federación brasileña que en la medida que le promocionaba mediante incesantes giras mundiales de la selección, con la intercesión en la obtención de contratos publicitarios (Pepsi) y hasta con su influencia en la adjudicación del premio de mejor Atleta del siglo XX (L´Equipe), se beneficiaba del apoyo directo del mito para auparle a la presidencia de la FIFA en 1974. Desde entonces, Pelé siempre se posicionó en el bando del poder, ya fuera mostrándose próximo a mandatarios deportivos como Joseph Blatter, como participante en el foro de Davos, ejerciendo de ministro de Deportes de su país u oponiéndose a las manifestaciones ciudadanas contrarias al Mundial de Brasil en 2014.

Mickey Mouse dispuso igualmente de padrinos privilegiados. Al término de la segunda guerra mundial, Estados Unidos no desperdició el enorme potencial productivo y tecnológico que atesoraba en un contexto de devastaciónLa Segunda Guerra Mundial cambió a Mickey generalizada. La expansión del modelo cultural americano se extendió a todos los confines y ámbitos sumando también para la causa a una multinacional del valor estratégico de Disney. El propio Walt Disney colaboró con el Comité de Actividades Antiamericanas del que se aprovechó para limpiar la insurgencia sindical que azotó a la compañía en 1941 y participó activamente en el seno del FBI, accediendo incluso a modificar guiones a instancias de dicha organización. Mickey Mouse fue adaptado como arquetipo de las bondades del modelo norteamericano. La dulcificación del carácter del personaje con respecto al más vivaracho de la década de los treinta fue progresiva pero incesante. La sonrisa de Mickey se enterneció, su personalidad se hizo menos subversiva, sus acciones menos caóticas, derivando en un compendio de atributos (inocencia, nobleza, jovialidad, positivismo y eficiencia) que reproducían un correlato ético reconocible que le avalaban para sortear cualquier adversidad o superar a cualquier enemigo. Los buenos ganaban siempre.

El valor promocional de Pelé quedó certificado en su debut en el Mundial de México mediante el gesto de atarse la bota, con la pretensión de paralizar el comienzo del encuentro, que constituyó el primer acto publicitario de la historia del deporte (en favor de Puma). Pero aun disponiendo de un potencial comercial valiosísimo Pelé siempre mantuvo una relación turbulenta con el dinero. Tras haber anunciado su retirada del fútbol (en 1971 jugó su último encuentro con el Santos) posteriormente se vio obligado a reanudar su carrera arruinado por el proyecto Fiolax. Su destino fue el Cosmos de Nueva York, de la recién creada NASL, que le garantizaban un contrato oneroso, una escasa exigencia deportiva acorde a su declive y, sobre todo, un mercado en el que venderse. En Estados Unidos tuvo la ocasión de compartir equipo junto a Beckenbauer, Cruyff, Carlos Alberto o Chinaglia. Una formación que se convirtió en un fenómeno social equiparable a las más populares bandas de rock. En la gran Manzana Pelé aprovechó para integrarse en la élite del glamour norteamericano, con epicentro en el mítico Studio 54, donde se codeaba con personajes como Andy Warhol, Liza Minelli, Jonh Lennon, o Mike Jagger.

Con Pelé ya retirado y Mickey fuera del circuito de grandes producciones de Disney, sus figuras no pararon de crecer. Futbolista y ratón animado se convirtieron en potentes marcas comerciales que difundían un significado parecido: políticamente correctos y prototipos de virtud. Cualquier ámbito era lícito para expandirse. Pelé oficiaba de actor en series de televisión o en largometrajes como «Evasión o Victoria« de John Huston, grabando un dueto junto Elis Regina, una de las estrellas del movimiento Tropicalia o cediendo su imagen para infinidad de multinacionales. Mickey, por su lado, se postulaba como símbolo de los parques de atracciones Disneyland y el merchandising relacionado con su imagen se consolidaba como la mayor fuente de ingresos de la compañía. Tras varias décadas de éxitos dejaban de ser futbolista y personaje de cine para convertirse en las sonrisas reconocibles de dos de los más grandes imperios de la modernidad.

 

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Referencias:
Evasión o Victoria. Introducción I: El sueño más grande
Evasión o Victoria. Introducción II: Tren de Sombras, cartografía de la luz


25 comentarios

  • Abel Rojas 23 noviembre, 2015

    Qué buenos ratos vamos a pasar con esta nueva serie. "Héroes" dejó un hueco que había que cubrir y esto ofrece un juego divertidísimo.

    Y desde luego, sí, sin duda Pelé fue Mickey Mouse. Sobre todo el Pelé niño, no el del 70 que es el que muchos vimos primero.

    Ver vídeos del Pelé de finales de los 50 o principios de los 60 es ver a Neymar (trucos, trucos y más trucos, cada uno diferente y más imaginativo que el anterior) pero resolviendo como Messi y con un rostro y unos gestos mucho más inocentes e infantiles.

    Fue la primera sonrisa. Sí.

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  • @_H___H_ 23 noviembre, 2015

    Es verdad que la comparación se da casi sola, ver al Pelé del mundial del 58 celebrando es prácticamente lo mismo, tal vez sea Pelé uno de los pocos íconos del "establishment" con los que en realidad simpatizo, es que se valió cada halago sobre su figura, a pesar de no demostrar ser algo más profundo como ícono creo que en el césped es donde en verdad se inmortalizó y fue genuino siempre, y para mí eso es lo que más importa.

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  • Abel Rojas 23 noviembre, 2015

    @ H_H

    Creo que los brasileños tienen una capacidad extra para eso. Zico también fue unánimemente admirado, y Romario, Ronaldo, Ronaldinho y Neymar también fueron ídolos que calaron o han calado en la gente de una forma super alegre. Es que se les nota más que disfrutan. Y el disfrute es contagioso.

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  • @_H___H_ 23 noviembre, 2015

    @ abel
    Es cierto, tienden a traer una forma de ver el fútbol que es muy alegre y por ende carismática, esa forma de disfrutar los hace también más talentosos por default, estoy seguro que la creatividad y la plasticidad fluye mucho más fácil en la tranquilidad y la motivación que bajó estrés o presión, ellos logran jugar como si estuvieran en la playa pero con la seriedad de lo competitivo, la falta de ello también les llevó a algunos al descontrol y a perder la llama competitiva, como mejor ejemplo la última gran generación, extinta muchos años antes de lo debido.

    Sin embargo los que han logrado mantener la llama competitiva siempre han sido casi la mejor mezcla posible de destreza y competitividad manteniendo un enorme carisma, el paquete completo y más en el fútbol hiper táctico.

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  • @DavidLeonRon 23 noviembre, 2015

    Grande Javi!!

    Qué decir, yo amo a Pelé, pero al personaje post-Mickey. Hablo del ser "oscuro", sibilino, propagandístico y lleno de carga maliciosa hacia cualquier futbolista de alto nivel. El de la chaqueta roja del Santander. Lo amo porque es todo eso mientras intenta conservar su antigua pose de Mickey, la que tan bien nos cuenta este artículo.

    Larga vida a O'Rei.

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  • @JavierAlberdi 23 noviembre, 2015

    Gracias a todos,

    La verdad es que mientras realiaba el trabajo de investigación en torno a Pelé me topé con un gran contradicción. Por un lado Pelé marca el inicio del fútbol como espectáculo festivo. Es la sonrisa, la alegria, la fiesta. Antes de él se trataba del drama, la contienda, la heroicidad.

    Y sin embargo… cuando rascas en el personaje de Pelé te encuentras a Edson. Fijaros que dimensión tendrá Pelé que Edson Arantes siempre habló de Pelé en tercera persona. Y lo justificaba diciendo que él, Edson, y Pelé, el futbolista de dibujos animados, no eran la misma persona. Y lo cierto es que Edson es una persona que se adivina frágil y muy afectada por este mito que no supo asimilar. Da hasta un poco de tristeza verle hablar así de alguien que no es otro que él mismo.

    Una anécdota: cuando Pelé jugaba en el Santos explica Lula, el técnico de la época gloriosa del equipo santista, tenía un ritual que consistía en que se quedaba tumbado en una camilla, con una toalla encima de la cara, a falta de unos minutos de empezar cada partido. En ese trance nadie le hablaba. Antes de incorporarse a la camilla de masaje todo el mundo le llamaba Edson, pero cuando él retiraba la toalla y se incorporaba ya no era Edson sino Pelé. Y cuenta Lula que impresionaba la transformación que se producía. El antes y el después.

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  • Abel Rojas 23 noviembre, 2015

    "Fijaros que dimensión tendrá Pelé que Edson Arantes siempre habló de Pelé en tercera persona"

    Jajajaja.

    Es que es un gigante.

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  • Abel Rojas 23 noviembre, 2015

    Parecía hijo de una brasileña nativa y de un inmigrante alemán, sí.

    En parte y en otro tono, con Kaká pasó parecido. Incluso con Bebeto.

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  • @JavierAlberdi 23 noviembre, 2015

    Por cierto, dos hándicaps a los que se tuvo que enfrentar Pelé y que me han sorprendido muchísimo han sido la barbaridad de partidos que pudo llegar a disputar algunas temporadas. Con más de un centenar en alguna. Y promedios de ochenta y pico partidos al año durante tres y cuatro años seguidos, realizando giras por todos los continentes. ¡Y ahora nos quejamos que los futbolistas juegan mucho o de que hacen una gira veraniega!

    Y lo segundo la violencia de los marcajes que recibió. Fue un periodo en el que aún no existían las tarjetas y que la ausencia de televisión o de varias cámaras para disponer de suficientes tomas y no dejar ningún plano vacío propiciaban un contexto para lo peor… las imágenes de los marcajes que recibía son escalofriantes. Hay partidos en que el equipo rival podría haber terminado con 4 jugadores perfectamente (si estuviese permitido).

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  • @migquintana 23 noviembre, 2015

    Tremendo Javi.

    Uno piensa en los claroscuros, no sólo en sus virtudes y defectos, sino en la conjunción de ambos, y la comparación con Mickey Mouse sale absolutamente sola. Ahora, claro, de lo que tengo ganas es de ver cómo continúa la serie. ^_^

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  • @9LutherBlissett 23 noviembre, 2015

    En primer lugar enhorabuena. Un contenido de esta calidad y creatividad solo se puede encontrar en Ecos. Me pregunto como es el proceso creativo como se os puede ocurrir hacee algo así y como lográis que los perfiles encajen como un guante (al igual que Héroes). Sois unos p… s genios.
    Lo bueno de esta serie es que fomenta la imaginación y las ganas de adivinar o descubrir nuevas parejas… George Best/James Dean tal vez?

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  • @JavierAlberdi 23 noviembre, 2015

    A raíz de lo que comenta Marc sobre los elementos de coincidencia que van surgiendo una vez se consolida el emparejamiento, en ocasiones adquiere tintes casi mágicos. Parece como si no hayamos inventado nada sino solo descubierto algo que estaba ahí esperando a ser desvelado.

    Pongo ejemplos. La primera película de Mickey Mouse es Plane Crazy donde ejerce de aviador. De niño Pelé no soñaba con ser futbolista sino aviador. La segunda producción de Mickey (The Gallopin’ Gaucho) se ambienta en Argentina. Y el debut de Pelé con la selección es a los diez meses de hacerlo con el Santos contra… Argentina.

    No he citado la coincidencia en el texto, pero Pelé se arruina gravemente en dos ocasiones, en ambas siguiendo los malos pasos de su compañero Zito. Pues si trazamos una linea de desarrollo temporal análoga nos damos cuenta de que Disney sufrió dos grandes crisis económicas que cuestionaron su futuro en la misma fase de desarrollo que le sucedió al futbolista. Y como esas muchas mas…

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  • Miguel C. 23 noviembre, 2015

    Buenas:

    Un artículo estupendo, de una serie que promete maravillas, pero al que tengo que sacar un defecto:

    "En la gran Manzana Pelé aprovechó para integrarse en la élite del glamour norteamericano, con epicentro en el mítico Studio 54, donde se codeaba con personajes como Andy Warhol, Marilyn Monroe, Liza Minelli, Jonh Lennon, o Mike Jagger. "

    O Pelé empezó a ir a Nueva York a primeros de los 60, o aluien invocó a Cthulhu para que resucitara a Marilyn, pero dudo que cuando Pelé jugó en el Cosmos se codeara con ella. 😉

    Por lo demás, una delicia de artículo.

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  • @JavierAlberdi 23 noviembre, 2015

    @Miguel C.

    Tienes razón con el dato erróneo. Lo editaremos y así dejaremos lo antes posible decansar el alma de Marilyn. Y mil gracias a ti.

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  • hola1 23 noviembre, 2015

    Fabuloso.

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  • @DavidLeonRon 23 noviembre, 2015

    @Javi

    También hay que decir que algunos bolos, según dicen, eran poco menos que contra el equipo del ejército, partidos para que Pelé llegara a sus célebres 1281 goles ^^ Vamos, que 65 hoy, al nivel de exigencia mental, exposición, competitividad y ritmo… me parece, mínimo, tan duro como aquello, si no más.

    Otra cosa es el tema de las patadas, también muy comentado. Está claro que lo que ha cobrado Pelé no es ni comparable. En el fútbol, a medida que retrocedes en el tiempo aumenta el número de golpes consentidos.

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  • @JavierAlberdi 23 noviembre, 2015

    @David

    Eso fue e el año 1959 en que jugó en hasta en cinco equipos diferentes incluído el del ejército. Pero lo normal es que disputara por temporada, entre el Santos y la selección de Brasil, en torno a 50/60 partidos oficiales más unos treinta amistosos (que es una barbaridad). Pero ya no se trata del desgaste o la intensidad de los partidos, sino de los kilómetros.

    Es que durante muchos años Pelé fue exhibido como un muñeco de feria por todo el planeta. Es que jugó en casi 80 paises de los cinco continentes. Es que (como publica el excelente reportaje del nº 44 de Panenka) solo en 1968 recorrió 112. 889 Km, 2,81 vueltas al mundo.

    Y si resistió fue merced a un físico prodigioso

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  • @9LutherBlissett 23 noviembre, 2015

    Es que el que se cuestione que Pele sea el mejor de la historia se debe en gran parte a las patadas, lesiones y giras. Hay que tener en cuenta que Pele se pierde por lesion gran parte de los mundiales del 62 y del 66 que eran los de su madurez deportiva. Después en Libertadores el Santos se abstuvo tras ganar dos ediciones (y sus correspondientes Intercontinentales) de participar en más ya que prefirieron la certezs económica de las giras a la incertidumbre de que las patadas de equipos sudaméricanos (con el auge de los jugadores-soldados en Argentina y Uruguay) pudieran estropear el producto conocido como Pele. Os imaginais que hubieran quedado más registros de partidos de aquel Santos contra europeos (si hubiera dado más recitales como aquel contra el Benfica nadie diria en su contra que nunca jugó en Europa)

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  • @JavierAlberdi 23 noviembre, 2015

    @9LutherBlissett

    Según Tostao el mejor Pelé fue el del 59 al 65, periodo en el que curiosamente no gana mundiales, que es lo que luego le ha otorgado más célebridad. Y curiosamente, como indicas, durante ese periodo estuvo mermado por los viajes y por esa cacería en que se convertía cada partido que disputaba.

    Pero ahí están las exhibiciones del Santos contra Benfica y Milan en las intercontinentales, o el 5-1 de Brasil frente a una de las mejores Inglaterra de la historia en la Copa de las Naciones para dar cuenta de que su superioridad no era solo en clave local sino internacional.

    @David

    Con frecuencia se menciona la cifra de goles de Pelé para desacreditarlo dado el poco nivel de muchos de los partidos que disputó. Entre otras razones por culpa del propio Pelé que se obsesionó por resaltar ese dato que, como bien señalas, carece de tanta importancia. Y no la tiene porque con independencia de la trascendencia o el mérito de los goles el factor más trascendente en Pele puede que fuera su pase, tanto en la creación del juego como a la hora de asistir a sus compañeros.

    Si de algo puede presumir Pelé frente a sus "competidores históricos" no es del número de goles que logró sino de haber sido extremedamente completo: igual defendía con bravura, que dirigía, cabeceaba con precisión, driblaba, asistía o marcaba.

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  • @JavierAlberdi 23 noviembre, 2015

    Aclaro: en el 62 si gana el Mundial pero su presencia fue prácticamente testimonial.

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  • RAsk_ 23 noviembre, 2015

    A Sobre Pelé como jugador me sorprende su gestión de los espacios reducidos. Es increíble ver su determinación y como sale victorioso y cuando el regate no es limpio tiene un imán para llevárselo. Es una cualidad por la que hoy se paga mucho en el fútbol y se supone que en el pasado era más sencillo. Pero no son ni una ni dos veces en la que lo ves rodeado de 5 o con dos líneas de jugadores en 10 metros y salir en zonas muy peligrosas incluso pisando área frontalmente verticalizando muchísimo.

    Respond
  • Athel94 24 noviembre, 2015

    Hoy me habéis descubierto un poco más de la maravillosa historia del futbol. Pelé es de los grandes mitos, el que menos conozco y ha sido una gran gran experiencia. No tengo forma de agradeceros esta lectura. Impresionante.

    Respond
  • César 24 noviembre, 2015

    Con lo que decís de Pelé, ¿no sería Pelé Gollum y Mickey Ronaldo Nazario que no tiene ninguna oscuridad?

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  • Abel Rojas 24 noviembre, 2015

    @ Rask

    Y en sus primeros años, a tope de agilidad, no necesitaba ni el imán para los rebotes. Mandaba al defensa a Cuenca con el amago y se iba limpio luego.

    @ César

    Hombre, entiendo lo de Ronaldo y me cuadra, pero lo de Gollum… ¿de verdad viste luminosidad en el bueno de Smeagol? ^^ No sería el hobbit que yo le enseñaría a mis hijos para amenizarles las sobremesas infantiles ^^

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  • @JavierAlberdi 24 noviembre, 2015

    @Cesar

    Deduzco de tu comentario que no detectas ninguna sombra en la figura de Mickey Mouse. Y puede que no sea así. De hecho Mickey Mouse nos muestra una cara de alegría, fantasía… es una sonrisa como la de Pelé. Pero detrás de su historia también hay muchos claroscuros. De hecho su evolución, su dulcificación, fue premeditadamente dirigida hasta convertirlo en un anzuelo con el cual proyectar mensajes con fines económicos y hasta políticos, como ya reseñamos en el artículo.

    Es una opinión muy personal, pero el primer Mickey Mouse, el de los años 30, era mucho más auténtico. Era un personaje gamberro, pícaro, travieso, que igual ganaba que perdía, que igual reía que lloraba, que igual era noble que hacía trampas. Cuando Disney comenzó a dar un volantazo con el personaje gran parte del público reaccionó airado. De hecho, se recibieron miles de cartas solicitando que el ratón volviera a ser el vivaracho de antes y no esa sonrisa apostada.

    Así que el planteamiento, que lo sondeamos porque no te puedes imaginar ni la de vueltas que le damos a cada emparejamiento, fue que Mickey Mouse no podía ser Ronaldo Nazario porque era una sonrisa en parte apostada. Y Ronaldo Nazario es una sonrisa pura.

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