Robert Pirès: el punto de partida de una revolución | Ecos del Balón

Robert Pirès: el punto de partida de una revolución


De niño, a Fumito Ueda le obsesionaba el movimiento, particularmente el de los animales salvajes. De grande, Ueda revolucionó no sólo la industria de los videojuegos sino el mundo del arte. El punto de partida fue aquella vieja obsesión por las cosas que se movían y una sensibilidad artística temprana que lo llevó a tratar de ganarse la vida como un artista tradicional. Afortunadamente, en 1997 Ueda entró a formar el equipo de Sony. Unos años más tarde presentaría al público el juego que lo cambió todo. Cuando se discute sobre la facultad artística de los videojuegos, sobre si estos pueden o no llegar a ser formas de arte como el cine, la pintura o la fotografía, puede que aparezcan ejemplos incipientes de características propias del arte en videojuegos, pero es en ICO dónde los defensores de la “articidad” de los juegos de vídeo comulgan está la primera obra de arte del medio. La opera prima de Ueda es un juego minimalista que rompió con los paradigmas de lo que era un videojuego en aquel momento. Se trata de la historia de ICO, un niño con cuernos que intenta salvar a Yorda, la hija de la reina del castillo en el que ambos son cautivos y que no habla su idioma, defendiéndola de las sombras que la acechan y de su propia madre, sin mucha más ayuda que un garrote y eventualmente una espada. Para quienes lo han jugado, ICO se convierte en una experiencia personal, de conexión íntima con ICO y Yorda, en la que el usuario es testigo de cómo afloran sentimientos mientras avanza la partida. Era, de una maravillosa e inesperada manera, arte, y así ha sido defendido por la crítica de la industria y por artistas de otras disciplinas. El legado de ICO cambió la forma en la que se diseñan los videojuegos y los creadores de los grandes títulos de los últimos años han confesado la influencia tanto de ICO como de Shadow of the Colossus en sus productos. El videojuego de Ueda fue el primero de muchos.

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Unos meses antes de la salida de ICO al mercado, a Londres llegó proveniente de Marsella el francés Robert Emmanuel Pirès. Llegaba al Arsenal del también galo Arsène Wenger, que ya llevaba un par de años haciendo una revolución a su manera. Wenger, que llegó a Highbury tras un peculiar paso por un naciente fútbol japonés, vio el fútbol moderno hace veinte años. Cambió las costumbres británicas fuera del campo y, ya en el césped, venía confeccionando un fútbol rompedor con el modelo establecido en las islas, aunque más tarde demostraría haberse anticipado a varias de las tendencias que estarían en boga diez años después. Wenger fue un pionero y el fichaje de Pirès sería el último impulso que necesitaría para forjar uno de los primeros equipos del siglo XXI que hacían fútbol puramente del nuevo milenio. Lo del Arsenal de Wenger entre 2000 y 2004 fue un poco lo de Ueda con ICO.

Pirès representó una nueva estirpeAunque quizá no haya sido el primero, porque ya en la época de Chapman este abogaba por que los atacantes de banda produjeran más pases interiores que centros laterales, sin duda sí fue uno de los más influyentes, especialmente si tenemos en cuenta que tras él se destaparía una sucesión de nuevos futbolistas que respondían precisamente al perfil que, de una u otra forma, en el año 2000 era bastante único. Robert Pirès no era un jugador de banda cualquiera, sino que su fútbol encontraba convergencia en las virtudes del extremo, el enganche y el segunda punta. Podía jugar en cualquiera de las tres posiciones, pero su juego no respondía al comportamiento típico de cada puesto. Lo combinaba todo: si jugaba por dentro caía a banda y sumaba acciones de desborde y asistencia más normales en un extremo que en un jugador interior; si lo hacía en la banda, tiraba para dentro jugando hasta a pie natural. De extremo y de segunda punta, además, asumía labores creativas y de gestión atípicas para cualquier que jugara en esas zonas. Simplemente, se trataba de una estirpe nueva de futbolista que cazaba a la perfección con el también nuevo fútbol dinámico, técnico y veloz que buscaba Wenger. Durante seis años, Pirès fue un representante modelo de la cultura Arsenal; un futbolista de máxima calidad que resumía el cambio de cosmovisión que implantó el club en los albores del siglo. Sin embargo, la aventura futbolística de Pirès es mucho más que esos seis años en Londres.

Robert Pirès: ni mediapunta, ni delantero, ni extremo. Un híbrido

Pirès había debutado a los veinte años en el FC Metz y desde 1996, después del proceso Olímpico de aquel año, había comenzado a ser parte de la selección absoluta de Francia que trataba de dejar atrás los últimos años de fracasos estrepitosos entregándose a los pies de una nueva generación liderada por Zinedine Zidane, con miras al Mundial en el que ‘Les Blues’ serían locales en 1998. Corría la temporada previa y Pirès ya era un nombre importante en el fútbol francés jugando como delantero en el Metz. Aunque habitual en las convocatorias, Robert era reubicado en el campo por el seleccionador ya que como delantero no tenía cabida en el sistema. Así, Pirès se vio obligado a luchar por un puesto en el once titular primero con Bernard Diomède o Ibrahim Ba y luego con Thierry Henry, quien terminaría relegándolo al banquillo, amén de ser el reemplazo natural de Zidane, la estrella del equipo. A pesar de haber jugado en los siete amistosos previos a Francia 98’, durante el Mundial sólo jugó en tres ocasiones, una de titular (y cambiado por Henry en la segunda parte) y dos entrando desde el banquillo en lugar de Henry, siempre como extremo. Aunque jugó poco tiempo, su buen hacer en el torneo llamó la atención de grandes equipos europeos y terminó fichando por el Marsella, donde sería reconvertido finalmente a mediocampista. Ya había una revolución en marcha.

De Overmars a Pirès; cambio de paradigmaTras dos buenos años en el Olympique, más el primero que el segundo, del que sólo se recuerda este golazo, Pirès aterriza en el Arsenal. El matrimonio entre club, entrenador y jugador fue perfecto. Robert recuerda a Wenger como “un segundo padre” y le agradece haber potenciado sus virtudes para llevarlo a lo más alto. En efectos prácticos, el trabajo de Wenger sobre Pirès se trató de una prolongación de lo que habían hecho Rolland Courbois en el Marsella, Aimé Jacquet con Francia en el Mundial y Roger Lemerre en la Eurocopa. Para el torneo continental, ya Pirès estaba asentado como un mediocampista, pero en el sistema de Lemerre no había cabida para él más que como suplente de Zinedine Zidane, pues el mediocampo estaba formado por el entonces jugador de la Juventus y tres mediocentros que le cuidaban la espalda, o como repulsivo para jugar en banda entrando por Petit. A diferencia de en el Mundial, las participaciones de Pirès en la Euro fueron jugando por la izquierda, a pie cambiado. Wenger tomó nota de aquello y esa fue la posición que le dio a su llegada al equipo, ocupando el puesto que había dejado libre Marc Overmars. Aquí es necesario contextualizar la decisión de Wenger. Era el año 2000 y el universo esférico vivía el último auge de los extremos/volantes de banda puros. Marc Overmars había sido importante en los últimos años en el club y sensación tanto el Mundial de Francia como en la Eurocopa de los Países Bajos, hasta el punto que se convirtió ese verano del 2000 en uno de los futbolistas más caros de la historia con su traspaso al Barcelona. Por otro lado, el equipo dominante en Inglaterra era el Manchester United de Giggs por la izquierda y Beckham por derecha, mientras que en España también rendían culto al extremo clásico, y lo seguirían haciendo hasta la Eurocopa de 2004, con Luis Figo, Balón de Oro de aquel año, regateando y centrando desde la cal derecha. Poner a un futbolista como Pirès desde la izquierda era una apuesta que se desvinculaba totalmente del fútbol de la década de los 90’s.

Y fue todo un éxito. Con la ayuda de Wenger, Pirès rápidamente se convirtió en un futbolista no sólo distinto sino diferencial. Su zancada marcaba diferencias corriendo tanto por fuera como dentro; su visión de juego activaba a los demoledores Henry y Bergkamp, e incluso Ljunberg gozó de sus finos pases interiores; su golpeo de balón creaba goles con centros precisos y remates venenosos desde la punta del área; y su movilidad y talante creativo proponían problemas a los que ningún equipo de la Premier League estaba acostumbrado. Las sociedades que creó con Bergkamp, receptor de muchos de sus pases por dentro como en aquel mítico gol al Newcastle, con Henry, con quien se repartía el espacio de la izquierda al centro y viceversa, y con Ashley Cole, al que supo convertir en un lateral de élite antes de que llegase su madurez, consumaron las bases ofensivas del Arsenal de ‘Los Invencibles’. Movían el balón muy rápido y con agresividad, siempre por el piso, y ocupaban los espacios como lo haría un equipo de hoy. El ‘shock’ fue potente. El Arsenal se transformó en fenómeno global y su juego en un sello estilístico que marcó a una generación. Habían conseguido jugar al fútbol como nadie más y muy pronto los conceptos de ese Arsenal comenzarían a reproducirse. Wenger se había adelantado a muchos y Pirès era uno de los hombres que ejemplificaban eso.

Pirès era una de las piezas claves del Arsenal, un equipo vanguardista

Robert Pirès sustituyó a Riquelme como gran estrella del VillarrealEn 2006, habiéndolo alcanzado casi todo con el Arsenal, aunque con el sinsabor de no poder demostrar ese nivel con la selección francesa en un gran torneo, en parte por culpa de la lesión que sufrió previo al Mundial de 2002, Pirès terminó su andadura en los ‘Gunners’ para sumarse a otro proyecto que desde muy temprano había decidido avanzar sin los extremos clásicos y jugando un fútbol vanguardista. Sin la velocidad de otrora, el francés aterrizó en Vila-real el año siguiente a la gran campaña europea del ‘Submarino’. En su último año en el Arsenal, Pirès ya no era el mismo futbolista potente y veloz de las primeras temporadas sino que se había convertido en uno mucho más cerebral y pasador. Apunto de cumplir los treinta y tres años tuvo la mala suerte de lesionarse de los ligamentos en pleno agosto y se perdió siete meses de competición. En ese lapso, Juan Román Riquelme abandonó la institución, acabando así con el sueño de juntar al argentino con el francés. Aun así, Pirès asumió el reto y el rol de estrella y supo como llenar el vacío emocional y futbolística dejado tras la marcha de Riquelme. No deja de ser curioso que haya sido precisamente Pirès, el epítome del nuevo mediocampista ofensivo, quien reemplazase a Román, el enganche clásico por excelencia. Los tres años restantes de Pirès en España fueron especiales. Dio clases magistrales de fútbol como uno de los mediapuntas del 4-2-2-2 de Pellegrini, acompañado por Cani, Cazorla, Ibagaza o Matías Fernández. El Villarreal bordó el fútbol esos años, haciendo gala de un juego ágil, asociativo, libre, sólido y creativo. Pirès, sin necesidad de imprimir velocidad física a sus acciones, partía de la banda, pero jugaba por todos lados. Destiló clase. Fueron unos últimos años de servicio ideales y que el aficionado al fútbol disfrutó a rabiar.

El ocaso de su carrera fue breve y poco sonado. No dio tiempo a que el fútbol lo viera languidecer por el campo. Apenas nueve partidos en el Aston Villa antes de retirarse del fútbol de élite. Volvió a jugar hace un año en la curiosa Liga de la India y a muchos les sacó una sonrisa verlo nuevamente de corto. Robert Pirès fue el protagonista de una aventura de diez años en los que el fútbol dejó de invertir en los Diomède y Ba con los que luchaba por un puesto en 1998 para poner en primera línea a los “ciudadanos del mundo”, como le gusta llamar a este tipo de futbolistas a nuestro amigo Adrián Cervera. En menos de una década, los enganches, extremos y segundas puntas tradicionales vieron como sus lugares comenzaron a ser ocupados por híbridos como Pirès. Los Iniesta, Mata, Cazorla o Silva en España; los Valbuena o Nasri en Francia; los Özil, Götze o Reus en Alemania. Todo tuvo germen en Robert Pirès, el punto de partida de revolución.

 

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18 comentarios

  • @migquintana 20 octubre, 2015

    Que historión tiene Robert Pires.

    Creo que muchos hemos crecido con ese Pro Evolution Soccer 4 que nos llevó a conectar, sin querer queriendo, con esa generación francesa que había dominado el mundo y comenzaba a tiranizar los clubes de Europa. Fascinante. Lo mejor de todo es que, tras bordarlo en Highbury, tras enamorarnos ya a todos con esas conducciones tan elevantes y venenosas, el tipo vino a Villarreal a dejar auténticas exhibiciones. Recuerdo que los partidos ante el Barcelona era una cosa de locos. Parecía el mejor jugador sobre el campo. Al menso el más talentoso. Y eso ya era mucho decir.

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  • javimgol 20 octubre, 2015

    Se habla de ICO, pero Pirés es Pro Evolution Soccer. Porque Henry era fetiche en el PRO, y la mitad de los goles que metió venían de un pase al hueco (triángulo) de Robert Pirés.

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  • hola1 20 octubre, 2015

    Que recuerdos de Pires. Mi jugador favorito de aquel Arsenal arrasador. Soy yo o Pires estaba infravalorado?

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  • @polmadur 20 octubre, 2015

    Henry tuvo su premio en Barcelona, pero que injusta ha sido la Champions con los Invencibles de Wegner y con gente como Robert Pires que cambiaron el rumbo del fútbol y que solo con verlos controlar un balón, ya te sacaban una sonrisa de satisfacción.

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  • Abel Rojas 20 octubre, 2015

    Creo que, pese a todo, Pirès es un futbolista del que no guardamos total consciencia. Y sobre todo, un futbolista que sería hoy incluso mucho más valorado de lo que fue en sus días. Pirès era una maldita máquina de generar juego, de organizar, de dirigir, de ayudar a sacar el balón. Pirès, partiendo desde la banda, era el cerebro del mejor Arsenal. Él medía las acciones, aceleraba o frenaba según la situación. Y luego sumaba una cantidad ingente de goles creados por asistencias o disparos suyos.

    Cuando Pirès se fue, "ese rol" bajó muchísimo su nivel en el Arsenal. De hecho lo más parecido tras él ha sido Cazorla, que ahora está alcanzado un nivel creativo semejante pero estando lejos en aceleración y producción goleadora.

    Pirès hoy sería considerado un super-crack del fútbol pero a lo bestia. Habría bastante fiebre con él. No digo que fuera a ser como Pirlo en Italia, porque no, pero un poco de ese movimiento cultural habría alrededor del francés.

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  • umas21 20 octubre, 2015

    Artículo absolutamente fascinante

    Sin para mí que empecé a seguir el fútbol con asiduidad a partir de la "séptima" del real madrid, el arsenal de los invencibles fue uno de los equipos que más me marcó acerca de lo que el fútbol "debía" ser y como el propio pirés reconoció todo se acabó tras la final de 2006, wenger cambio su 4-4-2 por el 4-3-3 y el cambio highbury / emirates inaguró una nueva etapa en el conjunto del norte de Londres.

    Por suerte para todos Pirés decidió venir a nuestra liga para demostrarnos que en sus pies había muchíisimo fútbol.
    De todas formas no deja de ser curioso que nunca (por mala suerte o decisiones técnicas) se le considerase titular en su selección, y es que bien zidane o bien los "extremos" malouda, ribery o gouvou le dejaban en el banquillo, pena de mundial de 2006

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  • umas21 20 octubre, 2015

    @Abel

    Su recambio era Rosicky, pero por mala suerte, lesiones o simplemente falta de nivel, el checo no brilló en Londres hasta casi 4/5 años de su fichaje, ahora al menos a mí después de su euro 2004 y champions 2005 con el Borussia el fichaje del checo me ilusionó mucho

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  • @DavidLeonRon 20 octubre, 2015

    Como anécdota, Pirés estuvo a nada de ir al Madrid como sustituto de Figo. Lo querían de nuevo inquilino de la banda derecha. Para mí hubiera sido un error porque Pires no era eso.

    Tampoco creo que haya estado infravalorado. Su recuerdo es muy bueno donde tiene que serlo.

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  • Kundera 20 octubre, 2015

    @ PES y Pirès

    Claro, es una relación que también marcó a nuestra generación. Además de las pintas de mosquetero. Qué tipo carismático. Y en el juego, como en la vida real, hacía de todo y era muy determinante. Esos golpeos bombados al segundo palo tras conducción interior era, eso, la bomba.

    @ Abel

    Sí. No sé que tan claro queda en el artículo, pero Pirès hacía de todo. Una buenísima producción ofensiva de centros, goles y asistencias; desmarques de apoyo y ruptura; organizaba, tocaba el balón, metía pausa, aceleraba el juego; y metía esas conducciones y pases interiores venenosos que madre mía. Además su relación con sus compañeros era súper top. Ashley Cole no nos hubiera parecido tan bueno sin la intervención de ese Pirès.

    Y hoy sería más apreciado porque su rol es el que la parte hoy en el fútbol y él ha sido de los mejores ejecutándolo.

    Sobre lo de Pirlo: mírale las pintas. También era todo carisma y aun vejete marcaba diferencias ante los grandes.

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  • Kundera 20 octubre, 2015

    @ Umas21

    Lo de Pirès en la selección está marcado por la larga sombra de los dos que eran superiores sí o sí a él. Una generación espectacular en todas las líneas que tuvo que en muchos momentos a su ¿tercer hombre? como revulsivo. Y aun así sumó porque dio dos asistencias importantísimas: la del gol de oro en Francia contra Paraguay y la del gol de Trezeguet en la Euro 2000.

    En 2001 la parte en una Copa Confederaciones de poco lustre porque Brasil llevó un equipo que, no te digo B, sino casi C. El '10' era un tal Robert Da Silva que jugaba en el Santos y que pronto lo mandarían a Japón porque en Vila-Belmiro aparecieron Diego y Robinho imberbes. Pirès queda goleador con dos tantos y es el balón de oro del torneo.

    Luego en 2002 llega la lesión justo cuando se suponía que iba a reemplazar al también lesionado Zidane en un equipo titular que hubiese mantenido más o menos el modelo Arsenal con Henry de delantero à la gauche, Wiltord por derecha, Patrick Vieira en el centro y Pirès por la izquierda, con ese tren llamado Lizarazu a su espalda. Por lo menos hasta que regresara Zidane. No pudo ser y Francia se la pegó.

    Después una Copa Confederaciones de cambio generacional en Francia en la que juega poco y lo hace más de extremo derecho que en su posición ideal. Una pena porque al año siguiente que jugase allí, con Zidane (Nuevamente, la sombra de Zidane y Henry ocupando sus posiciones favoritas) jugando por la izquierda, estaba más justificada, pero en Confederaciones 2003 por estatus debió haber jugado en su puesto. Luego viene la pelea con Domenech y no va a 2006, pero estoy seguro que tampoco hubiera jugado de titular porque ya no tenía la velocidad de años anteriores y hubiera tenido que competir con Zidane por la posición de mediapunta.

    A pesar de todo, 79 partidos en ocho años y 14 goles, varias asistencias y dos de ellas importantísimas al punto que si no las da Francia se queda sin esos dos títulos.

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  • Kundera 20 octubre, 2015

    @ David León

    Pero, ¿en qué otro equipo grande había un rol "Pirès"? Porque hoy los hay en todos a puñados y este, además, es de los que te da de todo y no te quita nada ahí que necesites. Pero en ese primer lustro del siglo XXI Pirès prácticamente era el único que jugaba así, ¿Zidane aparte?

    Yo creo que hoy su impacto hubiera sido mayor hasta porque en Francia hubiera lucido más. Imagínate estos últimos equipos de Francia con Pirès donde Nasri o Valbuena. Vaya subidón de veneno y calidad.

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  • Abel Rojas 20 octubre, 2015

    @ umas21

    El tema es ese. Rosicky era un jugador súper molón y guay. Y muy, muy bueno. Y esa valoración se guarda de Pirés en mi opinión. Pero es que Pirés fue mucho más que eso desde mi punto de vista.

    @ Kun

    El más parecido, efectivamente, era Zidane. No se me ocurre otro que tuviera un rol similar.

    @ David León

    Para mí Robert Pirés no era inferior a David Silva, por contextualizar. Y sin embargo creo que se guarda un recuerdo más dominante de Djorkaeff, que para mí era otra cosa menos potente.

    Tal y como yo lo concibo, al menos fuera de Inglaterra, Pirés es recordado como un meritorio, con un muy buen jugador muy guay. Marc Overmars antes de fichar por el Barça era más valorado como crack.

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  • SGD 20 octubre, 2015

    @ Kundera
    @ Abel

    A mí se me ocurre McManaman. En el Real Madrid, especialmente en la temporada 2000-2001 tuvo un papel similar en el Real Madrid, organizador tirado a banda.

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  • Kundera 20 octubre, 2015

    @ Abel y David.

    Yo creo que eso está marcado por la selección y porque el Arsenal en Champions dejó recuerdos raros. Pirès llega a ser importante en un torneo veraniego y estaríamos hablando de una recordación totalmente distinta. Es que además era muy carismático y tenía virtudes muy vistosas, hacía de todo y bien, además de ser diferente a lo que se veía en el resto de lugares, que eso también marca.

    Otra cosa es que explotó tarde. Cuando el Arsenal hace el forzado cambalache Overmars (1973) x Pires (1973), el holandés era un crack mundial de dimensiones casi históricas. Para alguno hasta el mejor holandés de su generación, mientras que Robert era algo más cercano a una eterna promesa que otra cosa.

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  • @Montoro97 20 octubre, 2015

    En esa época, yo más pequeño, veía menos fútbol internacional pero el recuerdo de Robert Pires está en su mayor parte por el Pro Evolution 4 que comentáis y después por su paso por Villarreal. Luego de más mayor si he visto más cosas de aquel maravilloso Arsenal, aparte de lo escuchado ayer en el genial último capítulo de La Aventura Original.

    Y el recuerdo que guardo de Pires es de un jugador divertido, elegante y del que era fácil hacerse fan. Y entre lo de ayer y esto me han entrado unas ganas tremendas de ponerme a ver partidos de aquel Arsenal y en cuanto tenga tiempo lo haré sin duda.

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  • koalaloko 20 octubre, 2015

    Pues a mi se me ocurre Valerón, en el gran Depor, sin ser exactamente lo mismo, a veces ocupaba ese rol. Jugador para mi muy infravalorado en España, aunque bien es cierto que le han machacado mucho las lesiones. Pobre flaco, que bueno es.

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  • @LivioLeiva 21 octubre, 2015

    Creo que a más de uno le partió el alma ver la tristeza del mosquetero cuando tuvo que salir para que entre Almunia en la final de París. Era su último partido en el club después de 6 años de servicio. Qué crueldad la del fútbol. Me imagino que la decisión de Arsenio fue por una mera cuestión de piernas. Jugar con 10 es evidentemente un desgaste mayor y Bob era el de mayor edad.

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  • @gersoncastro88 25 febrero, 2016

    Buen artículo!
    El punto de partida de los llamados híbridos que empezaron a sustituir a los tradicionales.

    Domenech por qué no lo llevaste al mundial!!

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