Unai Emery sumó su primera victoria ante el Fútbol Club Barcelona tras derrotar al cuadro azulgrana por dos goles a uno. El técnico de Hondarribia tomó decisiones importantes y vio cómo sus hombres clave respondían al llamamiento. Para el Barça, implicado en la liga de los 100 puntos, la derrota jamás es buena nueva, pero al menos regresa de Andalucía con la sensación de haber redescubierto a Neymar. El brasileño jugo al fútbol mejor que nunca.
Neymar y Gameiro compitieron para ver quién jugaba mejor
El Sánchez Pizjuán y la no presencia de Messi hicieron que Emery se decidiera por presionar arriba. La apuesta consistía en buscar al Barça casi desde el saque de puerta y conducirle al error. Para eso El Sevilla optó por presionarjugaron N’Zonzi, Krychowiak e Iborra. El Barcelona sufrió y perdió algunas pelotas pero supo no ponerse nervioso y buscar en largo a Luis Suárez. El uruguayo iba en pugna directa con Kolo; si le vencía surgía la ocasión culé. En general, el planteamiento exponía brutalmente al Sevilla, que acabó la primera mitad con los centrales y Krycho amonestados. Los andaluces vivían en riesgo, por su salida de balón y sobre todo por Neymar, que al ver huecos por dentro, dejó la banda, se fue al medio y aprovechó de maravilla los metros existentes. Todo lo que generó el brasileño hasta entonces fue bajo las mismas condiciones: a la contra y en el centro, liberado. Merecía ya darle un gol a su equipo.
Aun así, el Sevilla sacaba cosas del intercambio de presiones. Krohn-Dehli, ayer en la izquierda, lograba asociarse con Tremoulinas y filtrar a los desmarques de Vitolo y especialmente Gameiro. El francés la estabaGameiro estaba desatadado rompiendo, mezclando desmarques cortos y largos por todo el terreno de juego. Sacó de zona a Piqué mil veces. Le compensó mientras pudo un Mathieu al límite, pero su acierto duraría poco ante un Gameiro incontenible. A la vuelta del descanso, un carrerón suyo abrió el encuentro y lo metió en la locura. El Sevilla vio puerta por partida doble como sucede en los partidos caóticos: sin mucha explicación pero con fe. Un escenario más que peligroso para un Barça que calmó al Pizjuán con los cambios de Luis Enrique y el fútbol de Neymar.
El Barcelona acabó jugando bien, con mucho orden y paciencia
Ingresados Alves y Sandro, el Barça se regeneró disfrazándose de sí mismo. Busquets recuperó su posición original y Neymar se propuso ser Messi. Esto es: recibió casi siempre abierto y con su arrastre implicó y ordenó al resto de piezas. Hizo subir a Alba en su lado, dio espacio al lateral del otro sector, regateó y sembró el pánico. Todo recibiendo cada balón al pie, sin ventajas previas. Como Leo aunque sin gloria. El Sevilla, que sin Gameiro dejó de contragolpear, sufrió lo indecible metido en su área pero resistió, apoyado en la grandeza de su estadio, Sergio Rico y algunas dosis de suerte. La misma que no acompaña esta temporada a un Barcelona que parecía infalible en el remate y cuyo desacierto determina cada partido que juega.
juan 4 octubre, 2015
suarez esta haciendo partidos muy distintos en un solo juego con el balón y sin el, desmarques muy buenos pero recepciones, pases y remates malos (no todos claro); y la flor del sevilla es legendaria.