España jugó anoche contra Eslovaquia uno de los partidos más convincentes que se le recuerdan, y lo hizo en virtud del plan de la última Eurocopa que ganó. Es decir, coqueteando con el 80% de posesión, asegurando el cero en su portería y basando sus ataques en las genialidades de su creativo batallón de mediapuntas, más que en un sistema ofensivo definido y concreto que en realidad no existe.
Costa pareció invisible ayerDel Bosque apuntó tras el encuentro que dicha fórmula perjudicaría a cualquier delantero centro que ejerciera dentro de ella. Su comentario pretendía defender la discreta actuación de Diego Costa, y no estuvo desprovisto de razón. Resulta complicado enumerar aportes que se le puedan asignar al hispano-brasileño cuando la Selección juega de este modo. En el carril central apenas tiene qué ofrecer, pues su técnica palidece sin espacios. Aparte, sus caídas a las bandas, amén de estar perdiendo frecuencia, también están perdiendo eficacia en los últimos meses.
En cualquier caso, este no es un problema exclusivo del hoy delantero del Chelsea. Tampoco quedaría claro qué podrían sumar Soldado, Negredo o Llorente, por citar a tres de los usados en el lustro anterior.
En el 80% de posesión, ningún ariete funcionó como Cesc.
La estrategia basada en el 80% de posesión no tiene precedentes más allá de la propia España, y su fiabilidad frente a rivales consistentes no será contrastada hasta que se demuestre que sin Xavi y sin Alonso se pueden mover y abrir armazones de élite pese a carecer de un sistema ofensivo más meticuloso/táctico. Pero si pasamos por el aro semejante circunstancia -que ya es mucho pasar-, nos topamos con que los arietes que mejor funcionaron bajo estas premisas… no fueron arietes. Fueron David Silva y, sobre todo, Cesc Fàbregas. Si no se busca la evolución, si la esperanza estriba en reciclar el pasado, nadie conoce mejor que este grupo cuáles son sus (particulares) secretillos.
@migquintana 6 septiembre, 2015
Personalmente, bajo esta idea, siempre he comprado la presencia de Cesc Fábregas en labores de falso 9. Tampoco es que en la mediapunta, salvo si acaso Pedro, tuviera ningún complemento que completara su figura de forma eficaz, pero creo que era el futbolista que, potenciando el estilo, más útil resultaba en todos los aspectos posibles. ¿Y el resto de opciones? La verdad es que me cuesta comprar alguna.