El Celta venció al Fútbol Club Barcelona y lo hizo marcándole cuatro goles. Una cifra siempre impactante ante los culés pero que, a tenor de las ocasiones generadas, fue tan justa como lógica. Que el Celta acabase con un solo tanto en contra ya es más difícil de explicar. Los de Eduardo Berizzo negociaron con el azar y acordaron una noche para el recuerdo, propia de cuando Balaídos descabezaba gigantes con frecuencia.
Alinear a Radoja y colocarlo junto a Augusto fue la única medida conservadora adoptaba ayer por Berizzo. Y ni esto, ni este doble pivote, puede interpretarse hoy como miedoso o defensivo. Tanto Radoja como el propio Augusto tomaron una postura más que agresiva, saliendo a buscar a Sergi Roberto e Iniesta como si estos les debiesen dinero. No se sabe qué resultó más llamativo, si ver a Radoja terminar varias jugadas en el área rival o lo de Augusto, autor de una brutal marca sobre Iniesta. La actitud del Celta estaba clara.
Berizzo lo tuvo claro: presionarían para que pasaran cosas
Uno de los acuerdos a los que llegó el Celta con la diosa fortuna era que el Barça de la MSN, con espacios, no debía marcar. Así sucedió. En primera instancia, por el flojísimo partido de Luis Suárez. El uruguayo disfrutó de los enormes huecos que dejaba la presión adelantada del doble pivote, pero luego se dedicó a desperdiciarlos con malos toques. Luis Enrique llamó a Messi y le dijo que pasara inmediatamente al centro, que allí había chollo. Leo no tardó nada en generar situaciones de valor gol, pero los azulgranas no las colaron.
El Barça pudo y debió marcar pese a la torpeza de Suárez
Una vez digerido que el Barça no marcaría, el Celta no se distrajo y comenzó a disfrutar de los beneficios de su planteamiento, que fueron muchos. Se trataba de llegar arriba todo el rato, con Wass (ayer mediapunta) y sobre todo con su trío ofensivo. Otra cláusula básica de la negociación estipulaba que Nolito debía jugar y definir como futbolista de 50 millones de euros. También sucedió. Alves hizo lo que pudo, ayudado correctamente por Sergi Roberto en un principio, pero dio igual. Nolito la tuvo y la clavó. A partir de aquí, la locura.
Todo lo que vino tras el 1-0 fue mérito del Celta. Un vendaval planificado, con superioridades individuales muy localizadas, como la del pequeño Orellana ante el macizo y pesado Mathieu o la de Hugo Mallo ante el perezoso Neymar. El Barça, aunque a veces lo olvidemos, es un conjunto sin demasiado talento defensivo específico. El Celta exprimió cada una de estas debilidades con un ritmo de ataque excepcional, de élite, digno de disfrutar mientras nos dure.
La segunda parte tuvo nombres y apellidos: Iago Aspas
El punto final de la negociación exigía que el Barça no recortara distancias rápidamente tras el descanso. Los catalanes salieron con todo, incluso inspirados, logrando generar ocasiones clamorosas como el tiro al palo de Messi. El disparo errado del argentino certificó que el Barcelona perdería en Vigo. Un minuto después, Aspas aprovechó un córner en contra para marcar un grotesco 3-0 para los barcelonistas. Nos paramos en Iago: el de Moaña le recordó al mundo que estamos ante un genio. Sin más. Movimientos así solo los pueden trazar aquellos que sienten el juego como parte de su ser.
Y así, entre paradas de Sergio Álvarez y no paradas de Ter Stegen, llegamos al final con 4-1. El Celta y su afición se levantan esta mañana co-líderes después de haber ganado a Sevilla y Barcelona en un plazo de tres días. Todo con máximo merecimiento. En el lado blaugrana, quién lo diría, la falta de pegada volvió a lastrar su marcador, algo que les viene pasando casi en la totalidad de partidos de la campaña. Este Barça vive del poder de sus puntas y estos, por ahora, no la meten.
koalaloko 24 septiembre, 2015
Hola,
Para empezar hablando del Celta (Que parecía ayer el mejor Dortmund). Que importante me parece que los jugadores se muevan y no la pidan solo al pie. Ayer parecía que el Celta jugaba con 2 o 3 jugadores más que el Barça. El jugador que tenía la pelota tenía SIEMRE 2 o 3 líneas de pase fácil y eso es fundamental. Amén de que ese jugador que la tenía, la tocaba y se movía para dar una nueva línea de pase. Esto hace que el juego sea siempre fluido y parezca hasta fácil
Lo de la comparación con el Dortmund viene un poco a destacar los aciertos del Celta y los defectos del Barça, jugar con 3 que no defiendan (o una mínima presión) mas iniesta contra un equipo que tiene una salida de balón tan fácil y automatizada y que salga al ataque con tanta gente me parece casi un suicidio.
Por parte del Barça he leído en muchos sitios hablando muy mal de Sergi Roberto y echándole le culpa, ya lo comentáis en el artículo, pero a mi me pareció que ayudó bastante en defensa y no lo hizo del todo mal con la pelota en los pies, me pareció mucho peor el partido de Busquets (por nombrar a alguno). Es cierto que si al Barça le meten cuatro un equipo mucho mas modesto como el Celta, señalar al mas novato es lo mas fácil. Sin embargo este año si me parece que Sergi está siendo un complemento de plantilla (por fin) más que decente y está salvando bastante bien los muebles.
Un saludo.