En España aparecen rápido dos entrenadores íntimamente relacionados con palabras como pizarra o laboratorio: Diego Simeone y Unai Emery. Éste último, además, está encantado de la vida habiendo optimizado su plantilla a un nivel como no se le recuerda en su trayectoria profesional. Le hubiera venido al pelo, tanto al técnico como al personaje, fundidos en uno, pedir prestado el andamio de Luis Enrique como broche a su figura, construcción que no ha necesitado para que le compongan canciones. Al borde de la final de Varsovia, y a ras de césped, sin atalayas, Emery ha construído un equipo temible y pleno hasta el mes de mayo. Entre todas sus decisiones y aciertos, lo del ‘9’ está siendo impresionante.
Unai Emery esta temporada: todo atado y bien atado
Principalmente porque es extremadamente complicado encontrar un caso similar en Europa. El Sevilla juega con un único punta. Dependiendo de la entidad de los competidores por el puesto, la rotación y la convivencia puede ser Gameiro anota un gol cada 74′más o menos llevadera; más o menos compleja. El reparto de minutos y de roles no siempre es el deseado, pues la temporada se va narrando con su propio ritmo. En ese contexto, Emery ha podido contar casi al 100% con los dos en todos los partidos, sin lesiones, teniendo muy claro el papel que Carlos Bacca y Kevin Gameiro desempeñarían. Jugar juntos nunca sería viable pero la meticulosidad del vasco haría posible que el equipo tuviese en el campo un tipo que siempre pareciese el titular, que chocara con su par como un Bacca o que castigara al espacio como un Gameiro.
Cada uno, con sus particularidades, ha sido capaz de darle al Sevilla la diferencia original que les caracteriza por separado, sin disminuir drásticamente la principal prestación que su compañero presenta como mayor virtud, cumpliendo la principal misión ofensiva que Unai programa dentro de los 90 minutos: el Sevilla puede y quiere marcar un gol en cualquier momento. Tanto Carlos como Kevin sabían que sería francamente extraño que completaran un partido sin ser intercambiados. El colombiano, de sus 36 apariciones, únicamente ha completado hasta el momento 7 choques, mientras el francés acumula un partido completo en sus 24 comparecencias. No importaba cuánto brille Carlos o si su tarde resulta para olvidar. Alrededor del 65-70′, un cambio está reservado para Kevin, cuyas virtudes quedan mejor enfocadas a un tiempo más reducido. De cualquier modo, sorprende que este rendimiento haya sido superado tras la marcha de Ivan Rakitic. El croata creó una sociedad perfecta con Bacca y más que aceptable con Gameiro. Un compañero idílico para potenciar un balón largo al pecho, a la cabeza o al espacio, y que ha sido suplantado por Banega y las llegadas de Vidal y Vitolo por fuera y desde atrás. Los números y las sensaciones, incuestionables.
Gameiro y Bacca. Bacca y Gameiro. ‘Da igual que da lo mismo’
Globalmente, el rendimiento canta y baila más que habla. El cafetero se ha anotado 26 tantos; el galo, 17. El altísimo ritmo de juego que impulsa Emery rara vez se ha reducido en la última media hora de cada cita, con el rival desgastado física y mentalmente. En Europa League, la lectura se ha realzado. En siete partidos de eliminatorias, los de Nervión sólo han materializado menos de dos goles en un encuentro. ¿Los números de Bacca? Cuatro goles y dos asistencias. ¿Los de Gameiro? Cuatro goles… y dos asistencias. No es azar. Es el Sevilla 2015. Una máquina.
hola1 14 mayo, 2015
Fabuloso articulo y vaya numeritos que tienen los dos puntas del Sevilla. Ya quisiera cualquier equipo tener estos dos delanteros que siempre o casi siempre rinden.