El Valencia se mostró en el Bernabéu como un equipo maduro, inteligente y tenaz. Apenas cometió errores y desarrolló con convicción un plan de juego apropiado. En contra de lo que hizo en Barcelona, prescindió de la presión en campo contrario, dejó a nueve de sus hombres en la mitad de Diego Alves y esperó al Madrid.
El Madrid jugó partido desde el principioY el Madrid, un equipo caracterizado por tener la defensa anti-contraataques más eficaz del circuito, fue un coladero tras perder el balón. Como siempre que esto sucede, el motivo residió en lo que antes obró con él. Sobre todo, en lo referido a las posiciones de James e Isco, que ejercieron como interiores y en ningún momento permitieron a su equipo llegar a tres cuartos con la pelota controlada.
La tempranera lesión de Kroos desestabilizó aún más al Madrid.
Probablemente intimidados por la responsabilidad defensiva, pues no dejan de ser dos teóricos mediapuntas con la misión de equilibrar el sistema, tanto a Isco como a James les costó despegarse de Kroos -o Illarra- para tejer una línea de pase abierta y alejada que expandiese al Madrid y facilitase su circulación. Tendieron a bajar mucho a recibir y hacerlo de espaldas en su propio campo, girando sin comodidad y encontrándose al Valencia entero, delante y bien colocado. A partir de ahí, la salida blanca hallaba dos senderos, y ninguno era agradable. El primero, un pase interior arriesgado de Rodríguez o Alarcón. El segundo, algo más seguro, el pelotazo sin destino de Pepe o Ramos.
Gomes aprovechó como nadie los espacios que se le facilitaron.
Cualquiera de las dos iniciaciones posibles dejaba a los dos interiores del Real en terreno de nadie en el momento de la pérdida. Con frecuencia, corriendo hacia delante. Y como Arbeloa y Coentrao completaron actuaciones pobres y tampoco contuvieron, la defensa del Valencia, así como Javi Fuego, encontraron libres tras cada robo a Parejo y André Gomes. El primero lideraba circulaciones que forzaban al Madrid a esfuerzos tremendos en el balance hacia atrás, y el segundo conducía por sí mismo rajando a los blancos como cuchillo en mantequilla.
Casillas volvió a hacerloPuede esgrimir el Madrid que, al fin y al cabo, se apunte lo que se apunte sobre la naturaleza táctica del encuentro, el Valencia creó poquísimas ocasiones y se puso 0-2 en base a un acierto en la definición harto desmedido. Sí y no. Es cierto que el equipo de Nuno no fue una máquina de chutar, pero en todo instante estuvo a un pase de crear la ocasión contra el partido Real. Y teniendo Ancelotti a Casillas bajo palos, que no para nada que no le vaya al cuerpo y que tampoco garantiza detener las que sí van hacia el espacio que ocupa, no resultó ilógica la producción ché.
Paco y Negredo generaron dominio, pero no muchas ocasiones.
Ancelotti gastó sus cambios en el minuto 45 y dio entrada a Carvajal y Marcelo por Arbeloa y Coentrao. Aunque el rendimiento de Álvaro y Fabio había sido muy flojo, el Madrid no mejoró. Quizá sí en ataque, donde los ofensivos siempre ofrecen un plus, pero su locura atrás, con constantes intentos de anticipación rara vez completados que dejaban a Pepe y Ramos solos ante el peligro, dieron al Valencia un control táctico casi total. Le faltó un atacante autosuficiente para marcar la diferencia. Alcácer y Negredo templaban las posesiones y hacían daño al Real porque lo obligaban a replegar rápido, pero no acababan de crear peligro serio pese a las grandes facilidades. Por eso no ganó.
El Real empató por puro físicoPor eso y porque, debe reconocerse, el Madrid es un club fascinante. Con la Liga casi perdida, perdiendo 0-2, con un fútbol atragantado y a cuatro días de jugarse media Champions League, tiraron de lo único de lo que ayer disponían, su gran forma física, y a golpe de carreras, choques, saltos y esfuerzos estuvieron a punto de remontar. James e Isco, por citar a los dos más comprometidos, lo mismo estaban haciendo una ayuda a la espalda de Illarramendi que desdoblando por fuera a Bale o Ronaldo. El despliegue, inspirado por un Chicharito genial, mereció elogió y contagió emoción. Cuando Isco y James intercambiaron sus posiciones, además añadieron una pizca de distinción que aligeró un poco su juego en la frontal. Pero básicamente, el Madrid empató por puro aplastamiento.
Pese a todo, debe constar la mala fortuna de los blancos anoche.
La explicada fue la historia táctica del partido. Aparte hubo una lírica, bastante disociada de la anterior, que en buena medida resumió lo que está siendo 2015 para el Madrid. La secuencia de desgracias fue sin duda terrible. Dos palos, el error de su portero, la lesión de Kroos, gol encajado en la jugada posterior debido al shock, otro palo y un penalti fallado en el minuto 46. Incluso practicando un fútbol fantástico, si a un equipo le ocurre todo eso ante un rival como el Valencia, pinchar es una opción. En cualquier caso, no jugó bien. Apuntó Ancelotti luego que, luciendo el nivel de anoche, eliminarán a la Juventus. Buscaría generar una inercia positiva, alargando el aplauso final del Bernabéu al esfuerzo de su grupo. En realidad, que jugasen como ayer, tan mal como ayer, serían lo único que daría opciones de pase a un equipo tan inferior al blanco como esta Juventus de Turín. Y demostraron ser «capaces».
Abel Rojas 10 mayo, 2015
Chicos, antes de que os lancéis a opinar sobre el Barça-Real, que si queréis obviamente podéis hacerlo, por si queréis reservaros avisamos de que mañana sale una pieza sobre Luis Suárez 😉