Se suele comentar con bastante tino que una de las nuevas responsabilidades del portero moderno debe ser la de ayudar, facilitar y simplificar las tareas de sus defensas. Ya no se trata sólo de socorrer, de ser la última barrera ante el gol, sino de reforzar el camino hasta la misma. Las maneras de realizarlo son prácticamente infinitas. En la última jornada de Champions vimos cómo un soberbio Jan Oblak restó importancia a que el Real Madrid ganara buenas posiciones en la frontal, pues no solo paró sino que, además, atrapó cada disparo negando cualquier segunda opción. Pero también cómo Fabiano Freitas cerraba el espacio aéreo de Oporto, permitiendo que el conjunto de Julen Lopetegui pudiera seguir optando por cerrar el carril central en vez de los costados.
Los centrales valencianistas han mejorado a su guardametaA veces como solución a un problema, otras como causas del planteamiento, pero la figura del guardameta cada vez toma más peso en el desarrollo de los encuentros y en las tácticas de los técnicos. Por ello, dándole la vuelta al axioma inicial del texto, no está de más recordar que una de las viejas responsabilidades de la defensa también es la de ayudar, facilitar y simplificar las tareas de su arquero. Éste parece un objetivo obvio, pues indirectamente supone cumplir con su labor, pero pocas veces tiene un significado real. O, al menos, un impacto directo, concreto, como es el caso del Valencia. El equipo de Nuno, sobre todo cuando no está Enzo Pérez y dibuja un 4-3-3, parece un puzzle en que cada pieza complementa a la otra, sin que los centrales en su unión con el meta sean una excepción a esta regla. Porque Shkodran Mustafi y Nico Otamendi, además de completar un año fantástico, están logrando que Diego Alves pase los mismos problemas que Courtois cuando un balón sobrevuela su área.
Ahora mismo, sólo Bravo supera a Alves en el Zamora.
Podría decirse que los centrales, con su colocación y contundencia, están erigiéndose en los centímetros -y el talento- que le han venido haciendo falta a Diego Alves para dejar de ser un guardameta tan imperfecto en su dominio del área… pequeña. Ante situaciones de acoso, muy comunes en la era Unai Emery, el brasileño lo pasaba realmente mal. Si salía, fallaba. Si no salía, le remataban. No tenía opción buena. Al final, todo quedaba reducido al acierto de los delanteros y al posible, que no probable en estas situaciones, milagro del propio Alves bajo palos. Por eso, sus problemas en el juego aéreo ocupaban casi tantos renglones de análisis como sus magníficas condiciones, sus impactantes reflejos y su enorme determinación atajando penas máximas. Si se hablaba de Diego, siempre había un gran ‘pero’. Hasta que llegaron Mustafi y Nico.
Bajo la línea de gol, Diego Alves está fantásticoEllos son una de las grandes causas de la mejor temporada de Diego Alves como profesional, en la cual además de parar el 78% de los disparos que recibe (líder de la Liga) le tiene como segundo portero menos goleado. Unos números que, desde luego, avalan las fantásticas sensaciones que logra transmitir en cada partido. Ya sin la obligación de gestionar su propia área pequeña, que se dice pronto, el portero del Valencia se está dedicando por completo a ese tipo de acciones en las que no hay cinco porteros como él en Europa. Paradas al ángulo, manos imposibles, pies inesperados… En definitiva, un repertorio impresionante de atajadas de mérito que, además, se han visto acompañadas de una marcada mejora técnica, que le ha ido llevando a colocarse mejor, agarrar más disparos y, por ende, conceder muchas menos ocasiones.
El cartel de parador no se lo ha quitado aún ni, seguramente, se lo termine de quitar nunca, pero entre estos se ha alzado como uno de los más completos, eficaces y seguros. Hecho que representa uno de los principales avales competitivos del actual Valencia, un conjunto que no demanda de su portero más de lo que puede dar salvo en un detalle: la salida de balón. Diego Alves es brasileño, pero no la toca como tal. Su envío a media distancia (aperturas a los laterales) es todavía deficiente y causa de muchas pérdidas en salida de balón. No son excesivamente graves, pues el balón suele terminar en saque de banda, pero sí que muchas veces le restan continuidad a su equipo. Aquí ni Mustafi ni Otamendi (ni Javi Fuego) le están pudiendo ayudar tanto como en los centros laterales, así que en este caso sí es labor de Alves facilitar a los suyos el primer pase. Por lo pronto, Nuno le ha metido en los rondos. Una decisión que, a día de hoy, es de esperar que sea más regla que excepción.
Sasky 18 abril, 2015
Interesante partido el de hoy. En estos encuentros en que los dos equipos se juegan tanto uno disfruta como nunca. A ver quien sale por Iniesta, aunque es claro que su baja le viene bien al FCB.