El Barça es un equipo en proyección y como tal, cada vez que juega aporta nueva información sobre sí. Ayer en el Martínez Valero vivió día de rotaciones, localizándose una de las más importantes en la titularidad de Xavi Hernández. El sistema de Luis Enrique ha parecido despegar en ausencia del «6», y según un estilo y un ritmo que no coinciden con los que el director impone. Había pues ganas de comprobar qué sucedería en su regreso al once. Aunque el resultado de 0-6 pueda llevar a pensar que el partido fue un simulacro, distó de serlo. Hasta el minuto 54 no solo hubo competición; también hubo igualdad entre un buen Elche y el Barcelona. Fue una prueba útil.
Jugaron Xavi y Rafinha juntosSe debe partir del hecho de que la motivación de ambos equipos no era la misma. El Elche venía de salir goleado en sus últimos tres choques contra el Barça y el Barça muy confiado por ese motivo y haciendo escala entre la ida y la vuelta de la eliminatoria copera frente al Atleti. Además, el acierto táctico de Escribá retrasando la posición de Fajr y adelantando la de Pasalic (del 4-2-3-1 habitual al 4-1-4-1) dejó solos a Piqué, Bartra y Mascherano pero facilitó el pressing ilicitano sobre los interiores Rafinha y Xavi. Como último condicionante hay que apuntar que Messi empezó la tarde como delantero centro, no en banda derecha, desde donde había sido el cambio de velocidad colectiva en la buena racha.
Xavi arrancó el partido ocupando el interior izquierdo.
Para mantener el espíritu fresco, vertical y ultra ofensivo del despegue aun con Xavi en el once, Luis Enrique lo puso a pie cambiado. Él jugó en la izquierda, donde pierde comodidad, y Rafinha en la derecha. Lo que ocurre es que que el astro pierda comodidad no implica que pierda presencia, y menos si siente que debe volver a ganarse la titularidad. Pese a no ocupar su sitio favorito, Xavi pidió cada balón e intentó ser fiel a la propuesta de su técnico, la de verticalizar y atacar antes que templar y controlar, y abusó bastante del cambio de orientación largo y profundo hacia Montoya, Pedro o Messi en el otro lado. Con menos frecuencia pero con la misma convicción, Rafinha hacía lo propio con Alba y Neymar cuando el balón le caía a él. Ciertamente esos pases subían el ritmo, pero ni eran demasiado precisos ni el Barça tenía superioridad táctica en esa jugada. La zaga del Elche despejaba casi siempre y los rebotes casi siempre eran ilicitanos. Y como el Barça sufre defendiendo contras hasta cuando está a su mejor nivel, Pasalic, Fajr y Jonathas hacían constar su nivel. El Elche finalizó más ataques que los azulgranas en los primeros 45 minutos. Los sumó en el inicio.
Los sumó en el inicio porque mediado ese primer periodo, Luis Enrique modificó su esquema y la inercia del juego. Xavi y Rafinha invirtieron sus puestos. Si hasta entonces el Barça había sido lento en general salvo cuando estos dos metían el (improductivo) balón largo, lo de después fue todavía más lento y sin cambio de ritmo prefijado, más allá de las acciones individuales de un Neymar que mantuvo un duelo bellísimo (y desigualado) contra Damián. Eso sí, el Barça supo darle uso a esa lentitud. Empezó a controlar el partido. Recuperó principios más típicos del ciclo interior, atacó más junto, asentó la posesión más arriba, replegó más fichas del Elche y consiguió que sus contras fuesen más individualistas y fáciles de frenar. O sea, defendió mejor.
Resumiendo, Xavi no se adaptó al juego que venía desarrollando el Barcelona y provocó que lo cambiase. Del mismo modo, aunque el nivel general fue inferior, supo utilizar su fútbol y le dio una ventaja a su equipo. Seguiremos vigilando. Es ameno hacerlo mientras Neymar y Messi se alían y juguetean. Son el espectáculo del momento.
javimgol 25 enero, 2015
Si Xavi quiere ser titular, ¿a quién debería quitarle el puesto? ¿A Iniesta o Rakitic?