Desde su llegada a Europa hace apenas 18 meses, Neymar se ha medido al Atleti de Madrid en cinco competiciones distintas con los siguientes resultados:
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1. Supercopa 2013. Victoria culé. Gol decisivo de Neymar tras superar a Juanfran en el segundo palo.
2. Liga 2013/14. Derrota culé. Neymar jugó los dos partidos recién salido de una lesión. En el del Calderón incluso fue suplente por ello.
3. Champions League 2013/14. Derrota culé. Neymar marcó el único gol del Barça tras ganarle la espalda a Juanfran.
4. Liga 2014/15. Victoria culé. Gol y exhibición de Neymar localizada en su duelo individual contra Juanfran.
5. Copa 2014/15. Victoria culé. Neymar ni marcó ni tuvo relación con el penalti decisivo, pero Juanfran volvió a fallar. ¿Casualidad? No.
El Atlético se arriesgó a abrir aposta su sistema defensivo.
Simeone Intentó desconectar a los dos geniosAntes de llegar al 1-0 pasaron muchas cosas. Tanto en la bonita primera mitad como el espeso segundo tiempo. Vayamos por orden. En lo táctico, el inicio del encuentro nos mostró al Barça de Riazor y a un Atlético diferente, con una línea de centrocampistas formada, de derecha a izquierda, por Gabi, Mario, Koke y Turan. Es decir, Gabi en banda derecha y Koke de pivote izquierdo. Había un motivo. Cuando Ter Stegen y sus cercanos tenían el balón, los rojiblancos vivían obsesionados con que Messi y Neymar no lo recibiesen. Trabajaban a consciencia las líneas de pase hacia ambos, que estaban abiertos como extremos, lo cual implicaba que el Atlético ocupaba una altura considerable y, lo más importante, que su sistema defensivo se abría mucho, pero mucho más de lo normal. Koke se desplazaba hasta la banda para ayudar a Siqueira y Arda, cargando el sistema hacia allí, y Gabi, que es el físico, administraba en soledad el lado débil. No hubo que esperar mucho para descubrir el riesgo al que Simeone se exponía, Dani Alves lo puso de manifiesto en el temprano minuto 3.
Alves y Messi hacían maravillas contra Siqueira, Koke y Arda.
Alves en ataque jugó un partido fantástico. Su calidad táctica roza la perfección y para Messi supone un regalo porque casi siempre le está ofreciendo líneas de pase diagonal que permiten que el juego avance. Además, le devuelve la pared con precisión de centrocampista TOP. Gracias a esto, cada vez que él o Leo recibían la pelota en el origen de las jugadas, aunque fuese muy, muy atrás, forzaban contra los tres rojiblancos que les defendían y con cierta frecuencia salían victoriosos (69,4% de acierto en el pase por parte de Messi). Y cuando huían, el agujero del que adolecía el Atlético en el carril central era descomunal. Huelga decir que fue consentido, Simeone aceptó ese defecto, pero no por ello dejó de ser impactante. Se la jugó a que entre Mario, Godín y Miranda pudieran frenar todo lo que produjeran entre Iniesta, Rakitic y Suárez. Y ganaron los colchoneros, pese al notable partido de Andrés. Pero aunque ganasen, aquéllo parecía pender de un hilo. El riesgo era excesivo, solo la ultra imprecisa actuación de Suárez legitimó el plan.
Miranda hizo un señor partidoEn cualquier caso, antes de pasar a ese segundo periodo nos quedan dos paradas más. La primera, la estancia culé en el campo de Oblak. Cuando el Barça cruzaba la divisoria y asentaba su ataque, el Atlético sí procedía como en éste se espera y protegía su área con los cuatro defensas. De esta guisa, si Messi y Neymar recibían en banda nadie les cubría, pero tampoco suponían una gran amenaza porque desde allá no iban a marcar gol. Tendrían que irse al centro y allí les estaban esperando. La libertad de la que gozaron los dos genios dinamizó la ofensiva azulgrana, pero aunque el Barça presumía de ritmo, aunque hacía jugadas rápidas, al llegar a la zona de la verdad chocaba contra el muro. Con el sublime Miranda dirigiendo y el asunto de los laterales reajustado, el Atlético fue el Atlético y en su área mandó con aplomo.
Los movimientos de Torres condicionaron a Piqué y Mascherano.
En cuanto al ataque colchonero hubo un par de frentes abiertos. Torres fue muy importante. Es más, fue dominante. Está rapidísimo e hizo de cada pelotazo vertical no una ocasión de gol pero sí un lance optimista, lo cual fue empujando paulatinamente hacia atrás a los dos centrales del Barcelona. Esto dio espacio a Griezmann y Arda, que se aliaron con Koke, y de vez en cuando se dieron tiempo hasta para que Siqueira se incorporase arriba sin que nadie le persiguiera, originando una situación de ventaja clara para el Atlético de Madrid (10 centros en 45 minutos con un 28% de posesión). El Barcelona sin balón no jugó demasiado bien, su centro del campo ofrecía trabajo pero no eficacia, y solo el imperial primer tiempo de Piqué, tanto en el juego aéreo como especialmente frenando transiciones desfavorables, impidió que los de Simeone tirotearan a Ter Stegen. Dicho lo cual, enfatizamos para que quede claro, el ataque culé tenía mucha más presencia que las huidas de Torres y cía. Aunque al descanso se fuesen con los mismos chuts.
Tras la reanudación cambió todo porque cambió el Atlético. Simeone interpretó -como muchos- que estaba asumiendo un riesgo excesivo y fue matizando poco a poco su plan hasta que, tras los cambios, vimos la versión más genuina de su equipo. Es decir, aquélla que en este tipo de partidos nos muestra un repliegue bajo y con muchos hombres que solidifica su estructura hasta el extremo al aparente precio de cohibir su ataque de manera casi total. O sea, asistimos a uno de esos encuentros en los que, al ojo humano, parece casi imposible que el Atlético reciba un gol y absolutamente imposible que lo marque. En esas, de modo recurrente, Raúl García fuerza una falta o un córner y su equipo lo transforma, pero hubo ahí una de las diferencias con respecto a la normalidad: el balón parado defensivo del Barça es tan, tan efectivo contra el campeón de Liga que Simeone, desesperado, ha ordenado sacarlo en corto. La otra radica en la erosión. Aunque tras cada regate de Messi y Neymar haya una respuesta de Miranda y su ejército, a los regateados les van quedando cicatrices y secuelas. Van perdiendo poco a poco su estabilidad emocional. Siqueira amenazó con fallar y Juanfran cometió el error. Así convirtió el Barcelona el 0-1 cotidiano en su 1-0 semi-decisivo. Así demostró poder ganarle a los mejores también cuando juegan a su nivel. Ya está. Ya es competitivo.
@pittiseverini 22 enero, 2015
No es casualidad que este momento de Barça sea en el mejor momento defensivo de Piqué y Busi en dos años.