Dresde, 1989 | Ecos del Balón

Dresde, 1989


Los noticieros vespertinos del día 8 de noviembre de 1989 anunciaban que al día siguiente el sol saldría en Berlin a las 6.11 de la mañana. Ese miércoles se había jugado la décima jornada de la Oberliga en la República Democrática Alemana y el informativo oficial, con un presentador de aspecto descuidado y cervecero, de voz cavernosa y mecánica, se había detenido en el gran partido del día. El Dynamo Dresden había recibido en su estadio al FC Magdeburgo. Y le había ganado 3-1 con el liderato en juego. El número 6 del Dynamo, un pelirrojo con motor diésel y un lanzacohetes en la pierna derecha, había pisado el césped enfangado con la autoridad de los elegidos y con un gol de su sello personal. Era Matthias Sammer. Nacido en Dresde, hijo de una leyenda del club y bandera del fútbol de la RDA, ese otoño de 1989 Sammer representaba el renacimiento de una estupenda generación de futbolistas germanorientales después de la notable camada de los años 70. También reverdecía esos días en la Oberliga el viejo duelo del país. Dynamo Dresden y Magdeburgo rebrotaban su rivalidad de los años 70, cuando se alternaron como centros del poder futbolístico de la RDA, casi del mismo modo que al otro lado de la frontera ocurrió con Bayern Munich y Borussia Mönchengladbach. Esa noche, el Dynamo Dresden se acostó líder y sus futbolistas internacionales (Sammer, Ulf Kirsten, Jörg Stübner, Matthias Döschner y Detlef Schößler) se trasladaron a Leipzig para concentrarse con la selección. La RDA jugaría una semana más tarde en Viena contra Austria el partido más importante de su historia desde la Copa del Mundo de 1974: un empate le metía en la Copa del Mundo de Italia’90.

Antes de la unificación, la RDA estaba produciendo una gran generación de futbolistas.

Hacía un mes, el cinco de octubre, que a todos esos futbolistas del Dynamo, y a todos los demás de la plantilla, celebridades del club como Hans-Uwe Pilz, Ralf Minge o el artillero Torsten Gütschow, se les había elevado advertencia de lo que podía suceder en los días posteriores. El Telón de Acero se estaba agrietando y la RDA agonizaba. Oficiales de la policía reunieron a los jugadores y les trasladaron un plan de emergencia ante posibles desórdenes civiles. Ese día, Sammer, Kirsten y sus compañeros conocieron en toda su extensión el significado de pertenecer a un club de la Sportvereinigung Dynamo, la organización deportiva controlada por la Stasi y los mandos de la Volkspolizei. Descubrieron que el Estado los tomaba como deportistas, pero sobre todo como policías. Hasta ese día, casi nunca repararon en eso, pero todos ellos eran policías y en ese concepto cobraban sus nóminas.

Al día siguiente, en el Berlín donde el sol salió a las 6.11 de la mañana, la fuerza de la historia derribó el muro que dividía la ciudad y el planeta. Ningún plan de emergencia se activó. Ningún agente de la policía popular de la RDA disparó a nadie. Y Sammer y los suyos descubrieron entonces desde Leipzig que no eran policías, sino futbolistas, futbolistas libres. La RDA perdió 3-0 en Viena con un hattrick de Anton Polster y el fútbol alemán se revolucionó en once meses. La Bundesliga atrajo a las estrellas orientales, Alemania reunificó su gente, sus ciudades y sus selecciones, y al Dynamo Dresden le explotó la historia en la cara: la caída del Muro de Berlín apagó su prometedora segunda juventud.

Había vencido la Oberliga anterior y aún ganaría la de ese año, después de una década de tiranía del BFC Dynamo, el hermanastro de Berlín. No le busquen rasgos metafóricos al uso aquí del término tiranía. También bajo control de la Stasi (oficina de seguridad del Estado)Las duras medidas del gobierno alejaron al aficionado del fútbol, el Dynamo Berlín había ganado las últimas diez Oberliga, de 1979 a 1988. Sin embargo, ninguna dinastía de títulos ha estado en la historia del fútbol más adulterada y pervertida que la amasada y cocinada esa década por Erich Mielke, los ojos y los oídos que todo lo veían y escuchaban en la RDA desde su despacho de jefe de la Stasi. El deporte, y el fútbol, de la RDA reunían unas singularidades dentro del aparato comunista, mucho más restrictivo y drástico que en otros países del bloque del Este. Al igual que sucedió en el resto, el partido comunista, en este caso el SED, invadió el fútbol mediante controles ministeriales o la intervención de empresas estatales. Pero la RDA sufrió unas interferencias únicas de la política. Los futbolistas eran adoctrinados en la ideología socialista y se les inculcaba el rechazo al enemigo capitalista. Los clubes fueron vaciados, reubicados, renombrados y trasvasados según los designios gubernamentales, perdiendo arraigo, desorientando a aficionados, anulándoles la opción de forjarse una cultura propia. El sistema de sobornos estableció un flujo impecable de pagos ilícitos. Los futbolistas desertaban o lo intentaban. Miles de árbitros, entrenadores y jugadores actuaron como IM (informantes de la Stasi). Y la sombra del dopaje alcanzó a toda la estructura deportiva de la RDA. Si un club de fútbol absorbió todas estas disfunciones con tanta inflexibilidad y descaro que se convirtió en el equipo más odiado de toda la Alemania Oriental ese fue el Dynamo Berlín.

Al otro lado de la moneda, estaba el Dynamo Dresden. Era el club más popular de la RDA, y su estadio Rudolf-Harbig, como los aficionados lo conocían pese a que el régimen le dio un nombre tan uniformemente frío y oficialista al estilo comunista como Dynamo-Stadio, era el único de todo el país con una asistencia media superior a los 20.000 aficionados. Las afluencias normales en la Oberliga apenas alcanzaban los 15.000 aficionados, y en muchos domingos la ocupación no sobrepasaba los 10.000. El fútbol en la RDA palpitaba al ritmo de la RFA. Aunque muchos cuerpos estaban en el lado oriental, casi todos los corazones estaban en los clubes del lado occidental. Aun con todo, Dresde fue la gran capital del fútbol de la RDA.

Desde siempre, Dresde fue una ciudad con una gran tradición futbolera.

La ciudad ya había sido en las primeras décadas del siglo 20 uno de los polos del balompié alemán. Antes de la Segunda Guerra Mundial, se había establecido allí una importante colonia de británicos. El Dresdner SC se instauró como club principal. Su vida cambió entre 1927 y 1932, cuando el escocés Jimmy Hogan, evangelizador del fútbol de juego corto, raso, dinámico, veloz y ágil y padre del fútbol danubiano, lo entrenó, moldeando la cultura futbolística de la entidad e irrigando de ideas revolucionarias a uno de los mejores jugadores del equipo, el delantero Helmut Schön. El Dresdner SC vencería más tarde, durante el apogeo nazi, las ligas de 1943 y 1944, significando el mayor dolor de muelas del gran conjunto de la época, el Schalke 04 de Kuzorra y Szepan. Lo llamaron ‘Schalke Kreisel’ (la Peonza del Schalke) por los mecanismos de ataque engrasados por el técnico Gustav Weiser: un hermoso rondo posicional por donde Kuzorra y Szepan se turnaban la pelota y los engaños.

La guerra acabó con todo aquello y también con la ciudad de Dresde. Los bombardeos aliados de febrero de 1945 arrasaron la ‘Florencia del Elba’, devorada por las llamas, disgregada en cascotes y condenada a una postguerra hambrienta, sacrificada y áspera.Helmut Schön se fue al Hertha de Berlín en 1950 Los aliados también disolvieron el Dresdner SC, como hicieron en el proceso de desnazificación con todas las organizaciones deportivas, sociales o culturales. El siguiente golpe lo dieron los soviéticos. La afición al fútbol en la ciudad era tan intensa que se había relanzado el Dresdner, aunque con el nombre de SG Friedrichstadt, uno de los barrios industriales. Pero su ascendencia burguesa fue su condena. Los soviéticos lo desmantelaron en 1950 después de unos incidentes en el partido final de la liga contra el Horch Zwickau, el club bajo el manto ruso en aquel momento. Los jugadores fueron recolocados. En Dresde, el balón sirvió como atajo hacia las despreocupaciones mientras la ciudad era reconstruida. El fútbol resultó un carril indispensable para que los habitantes salieran hacia adelante. Varios clubes más surgieron dentro de su mapa urbano. Estaba, por ejemplo, el SG Mickten. El BSG Tabak Dresde, propiedad de la empresa estatal de tabaco, acogió a varios futbolistas del SG Friedrichstadt, aunque no tardarían mucho en marchar al Oeste. Así, la estrella del fútbol de Dresde, Helmut Schön, se mudó al Hertha Berlín, dejando atrás para siempre sus raíces.

En los círculos de poder de la recién proclamada RDA, se reconocía la tradición futbolística de Dresde. Ya funcionaba desde 1948 un equipo de la policía, el Volkspolizei Dresde, y esa fue la apuesta ideológica del gobierno comunista. Se tomaron 14 futbolistas del SG Mickten y algunos otros más de variados clubes y se relanzó una nueva entidad que acabaría integrada en las estructuras de la SV Dinamo, la mastodóntica asociación polideportiva de molde soviético que se había fundado en las oficinas de la Stasi en Hohenschönhausen, en el Berlín Oriental. La elección de Dresde como base del club de fútbol más poderoso del país fue estudiada y medida, no tuvo nada de casual. Ejemplo de la pasión futbolera de la ciudad son otros clubes de sello estatal que se fundaron además del Dynamo. Del SG Mickten evolucionaron, variando el nombre, el BSG Rotation Dresde (1951-1954), el SC Einheit Dresde (1954-1965) y el FSV Lokomotive Dresde (1966-1990).

Los cambios de ciudad estaban a la orden del día incluso en los clubes más potentes.

Dresde funcionaba en esos primeros años de RDA y Oberliga como una caldera de fútbol. Y así, más aún con el apoyo institucional, económico y político de la Stasi, el primer título del SG Dynamo Dresden no tardó en llegar. En 1952, ganaron la copa. Y en 1953, la primera liga. LosAnte el empuje del Hertha, Mielke trasladó al Dynamo a la capital meses posteriores girarían esa historia. Es común asegurar que fue Erich Mielke el encargado de deshacer aquel potente equipo y trasvasarlo al Berlín Oriental. La RDA actuaba como un estado fuertemente centralizado y Berlín no tenía en su zona soviética ningún club de fútbol de alto rango. El contexto era el siguiente: la Guerra Fría se recrudecía, comenzaron a blindarse las fronteras entre ambas Alemanias y, en el sector occidental de Berlín, el Hertha se asentaba como club de referencia de toda la ciudad, incluidos aficionados del este. Mielke necesitaba equilibrar esa balanza con un gran equipo y decretó el traslado de toda la estructura deportiva del Dynamo Dresden: nacía así el Dynamo Berlín. Esta expropiación, no obstante, no fue algo exclusivo de este episodio. El SED (partido comunista) permitió del mismo modo el envío del Empor Lauter, creciente club de Erzgebirne, también en Sajonia, cerca de la frontera checa, a Rostock. El Empor sería rebautizado después como Hansa Rostock. Detrás de todo esto asomaba la mano de Harry Tisch, uno de los hombres fuertes del Politburó, tiempo más tarde presidente de la FDGB (sindicato único de la RDA), aficionado al fútbol y tan pomerano como Rostock para desgracia de los habitantes de Erzgebirne.

Pero lo que le sucedió en noviembre de 1954 al Dynamo y al Empor, no era nuevo. Los intereses políticos ya habían mudado a uno de los clubes del ejército, el FC Vorwärts Leipzig un año antes para instaurar el FC Vorwärts Berlín. Este club sería uno de los más potentes de la RDA en los años 60, la gran lanza futbolística del Berlín Este, pero ni eso le salvó de que se le desterrara una vez más: las tensiones entre el Ministerio de Defensa y la Seguridad del Estado provocaron que el FC Vorwärts acabara en Fráncfort del Óder, una región débil en el escenario futbolístico del país, en 1971. ¿Por qué esas disensiones en la cúpula de la RDA? Los éxitos del FC Vorwärts desautorizaron la decisión de Mielke de construir un club dominante con el Dynamo Berlín. Mielke envileció y forzó esa salida.

Sin embargo, algo más había sucedido en 1954, solo unos meses después del trasiego berlinés del FC Vorwärts y pocas semanas antes de que se dictaminara el acercamiento de los futbolistas del Dynamo y el Euter a los núcleos de poder político y económico del gobierno comunista. En Berna, ese verano, la RFA cantó un milagro, derrotando a la Hungría de los Magiares Mágicos y levantando la Copa del Mundo. El triunfo de Alemania Occidental fue decisivo para el renacimiento de ese país y tuvo un impacto estratégico en las capas sociales justo cuando se abría la brecha entre las dos Alemanias. El periódico oficial de las juventudes de la RDA, el Junge Welt, aclamó esa victoria como “el mayor éxito de Alemania en la historia del deporte del fútbol”. Una parte considerable de la población de la Alemania del Este también saludó ese triunfo como suyo. Ese entusiasmo popular provocó la reacción de los cuadros de mando de la RDA. Primero, desatando un feroz programa de contrapropaganda. Y, después, con la decisión de potenciar Berlín Oriental centralizando el control más cercano posible sobre los mejores jugadores del país. Así, al FC Vorwärts se le unió el Dynamo arrancado a los aficionados de Dresde. Quién sabe si Mielke se hubiera trasformado en un hincha del Dynamo Berlín más por convicción que por interés si Alemania Occidental no levanta esa Copa del Mundo.

En todo caso, en Dresde quedó la pasión y la cantera. Los años siguientes se tiñeron de penuria: en 1957 estaban en cuarta división. Remontaron, pero nunca dejaron de aparecer con un equipo ascensor en las Oberliga de los años 60. Y llegaron los años 70,El gol de Sparwasser a la RFA fue histórico la gran década del fútbol germanoriental. FC Magdeburgo (71/72, 73/74 y 74/75) y Dynamo Dresden (70/71, 72/73, 75/76,76/77,77/78) impusieron su sistema de dominio alterno repartiéndose ocho ligas consecutivas, una rivalidad mítica en la RDA, el derby del Elba entre dos clubes de sangre sajona. También fueron los años dorados de la selección, con una medalla de oro en los JJOO de Montreal’ 76, una de bronce en Múnich’72 y una plata en Moscú’80. Además, de su vibrante paso por su única Copa del Mundo, en la República Federal de Alemania 1974, y su tarde más hermosa: el gol de Jügen Sparwasser y la victoria contra la RFA. Un triunfo con tanto peso político gracias a los “embajadores de las botas de barro”, como llamaba el régimen a sus futbolistas internacionales, que nada importó que estuviera envenado: la RDA cayó en la segunda fase en el grupo de Holanda, Brasil y Argentina y se fue para casa, aunque feliz y orgullosa. Fue la década en la que el Magdeburgo le ganó ese mismo 1974 una Recopa al Milan, el único título internacional de clubes de la RDA, aunque Dynamo Dresden (el Liverpool lo echó tres veces), Carl Zeiss Jena, Sachsenring Zwickau o Lokomotiv Leipzig dieron cierto nivel en Recopa y Copa de la UEFA.

La victoria del FC Magdeburgo fue más bien un hecho aislado en la historia de la RDA.

Aun así el fútbol de clubes de la Alemania Oriental nunca alcanzó el primer nivel europeo, ni mucho menos se acercó a la poderosa Alemania Occidental. Los rasgos de juego de la RDA en esa ápoca mezclaban la naturaleza física germana con los comportamientos tácticos de la esfera soviética. Era un fútbol autómata y condicionado por la influencia ideológica del socialismo: las expresiones individuales estaban muy restringidas. Esto provocó que, al contrario que la RFA, apenas se destacaran talentos personales muy por encima de los demás. Apenas hubo futbolistas en la RDA con una marcada diferenciación técnica y creativa. Imperaba el colectivo, y casi siempre en un sentido adusto, con un enfoque alejado de las entusiastas corrientes que soplaban del fútbol de Kiev o de Polonia. Pero hubo intentos por dinamizar esto. Y el Dynamo Dresde de esos años 70 capitaneó un amago de giro ‘occidental’, con un juego menos encorsetado, más animado y tolerante con las manifestaciones individuales. Ese giro lo dio el entrenador Walter Fritzsch y su obra táctica: el ‘Dresdner Kreisel’, la Peonza de Dresde.

Walter Fritzsch pertenecía a la exhaustiva burocracia estatal. Era un hombre de ese perfil: oficialista, obsesivo, algo maniático, metálico, analítico y con varios de los mismos vicios del sistema establecido. Nada tenía sentido para él sin disciplina y sin planificación. Si el Estado tenía programado cuántos televisores debían fabricarse y cuántos vehículos venderse, Fritzsch proyectaba toda la vida de un equipo de fútbol en su cabeza. A sus jugadores les repartía unos cuadernillos en los que debían redactar sus impresiones después de cada partido. A los cuatro días, los recogía y los estudiaba. También tenía su ‘Stasi’: su esposa, a la que trasladaba a algunos desplazamientos con un fin muy vernáculo. Su función era espiar en los hoteles de concentración las cervezas que bebían sus futbolistas. La sentaba cerca de la barra del bar y luego la escuchaba.

Sus ideas refrescaron el fútbol de la RDA. El ‘Dresdner Kreisel’ introdujo un sistema semejante al 4-3-3, pero sobre todo un estilo bien diferenciado de los demás equipos del país, más moderno y europeo. Udo Lattek diría: “Es más un conjunto de acuerdo al estilo occidental”. Fritzsch estableció un modelo de juego ofensivo, bien normalizado como tal, atacando con muchos hombres y con un ritmo alto. Resultó un fútbol atractivo, con la pelota como centro de acción y con un circuito de pases cortos que alcanzaba velocidad cerca del área: allí los futbolistas se ofrecían, salían, se intercambiaban posiciones… ese movimiento despertó un torbellino espacial al que llamaron así, la Peonza de Dresde. “Había que marear al rival”, se recuerda. El centro de creación, con Dörner, Schade, Hafner y Kreische, es recordado como su línea de distinción, donde se capitalizaba el talento, la producción de goles y la determinación en un equipo en el que la delantera bajaba el nivel.

Walter Fritzsch formó un equipo ofensivo, de calidad y clara tendencia occidental.

Baden fue su portero, un metro y setenta y cinco centímetros de agilidad. Ganzera ‘Katze’ ocupaba el lateral derecho. Fue un futbolista muy versátil, especialista defensivo y corpulento. Klaus Sammer (padre de Matthias) era una torre de marfil en la defensa. Hans-Jürgen Dörner, el Beckenbauer del EsteBuen marcador, con una lectura notable, su mayor virtud se la otorgaba su 1,91 de estatura. Era un cabeceador impecable, dueño de los cielos y habitual goleador a balón parado. Al lateral izquierdo había que acudir para encontrar a Wätzlich, atlético y con chispa, un fijo de la selección. Hormut Schade pivotaba por delante de la defensa, casi siempre cuidando la posición del mejor futbolista de aquel equipo, una pieza elegante y única en la RDA: Hans-Jürgen «Dixie» Dörner, el Beckenbauer del Este. Un líbero con aires de leyenda. Lo tenía todo: anticipación, serenidad, visión… Apenas medía 1,75. Poseía una autoridad arrolladora. Era rápido, técnico, atrevido, con buen pase… Su muesca favorita eran sus eslálones desde la defensa, cruzando líneas y armando su indiscriminado disparo de media distancia o su exacto tiro de faltas. Así fue el defensa más goleador de la Oberliga. Cuando Dörner escapaba a volar, Schade actuaba de vigilante. Era un tipo trabajador, destructor y fuerte. A su derecha solía soltarse como interior Reinhard Häffner, futbolista clave en el hilado del juego. Era el cerebro, dinámico, casi siempre acostándose a un lado, con personalidad y sobresaliente visión.

Pero el diamante ofensivo de ese equipo fue el otro Hans-Jürgen, Kreische. Casi todo el caudal imaginativo del Dynamo Dresden partía de sus pies. Su posición, como un falso mediapunta, con mucha libertad revolucionó la RDA. No era un delantero ni un centrocampista, sino un futbolista de aires modernos en lo táctico, con talento, regate y habilidad. No era rápido ni móvil, pero olisqueaba el área como pocos. Su volumen de gol le permitió ganar cuatro veces el trofeo de máximo goleador de la Oberliga sin ser delantero. Gran tirador y rematador, era el futbolista que aparecía y desaparecía y que accionaba el interruptor del ‘Kreisel’. Podríamos decir de Kreische que hubiera sido uno de los jugadoras más reconocidos de su generación si hubiera jugado en una liga de la Europa Occidental. Junto a Dörner, fue el futbolista de la RDA que más opciones hubiera reunido de figurar como un activo importante en la selección de la RFA.

La franja ofensiva, el sector que giraba y removía sus posiciones, los completaban dos extremos menudos. Gert Heidler partía desde la izquierda. Su fuerte era el regate y la aceleración, pero no poseía excesiva brillantez. Al otro costado, encontrábamos a Dieter Riedel, un futbolista de perfil semejante a Heidler, más funcionales que deslumbrantes. También pequeño (apenas 1,70) y con dribling. El delantero centro era la demarcación más débil. Solía aparecer ahí Sachse, un punta móvil y con poco gol, de apenas diez por temporada. Mejoró la versión del Dynamo cuando entró Peter Kotte, un hombre con más sintonía rematadora. El delantero era ante todo un complemento. Intercambiaba posiciones con los extremos, abriendo espacios para la intuición depredadora de Kreische.

Pese a todo, la Peonza del Dynamo no fue el sistema de ataque rotatorio más célebre de la época en el centro de Europa. Sería un hijo de Dresde, al otro lado del muro, quien diseñaría el carrusel más exitoso como seleccionador de la RFA: Helmut Schön. Después de abandonar Dresde hacia BerlínSchön, quizás influido por Fritzsch, implantó el Deustche Karussell, Schön se labró una carrera como técnico que tomó impulso como seleccionador del Sarre, se enriqueció como ayudante de Seep Herberger en el combinado nacional de la RFA y se transformó en leyenda ya como máximo responsable de la Mannschaft. Schön retenía los postulados del viejo juego de Dresde, la ideas de Jimmy Hogan y de la rivalidad contra el Sckalker Kreisel de los años 30. También solía frecuentar los partidos de los clubes de la Alemania Occidental contra el Dynamo de Fritzsch durante la década de los 70, mientras aprovechaba para visitar a familiares y amigos en Dresde. Quién sabe hasta qué punto esas influencias condujeron a Schön a transformar el sistema ofensivo que le dio a Alemania su segunda Copa del Mundo en 1974. Schön implantó durante el torneo el llamado ‘Deustche Karussell’, el Carrusel, un mecanismo que conectaba con muchos de los principios de la Peonza de Dresde. La ausencia del mejor Netzer en la zona de la mediapunta propició este cambio que arrancó con un ajuste hacia el 4-3-3. Detrás de la delantera y sobre los volantes se creó una zona libre de tránsito, a la que algunos autores, como Sergio Vilariño, han llamado ‘free running’. Por ahí giraban jugadores y pelota: Overath, Hoeness, Breitner, los extremos…

Carrusel o Peonza, la esencia de ambos modelos era hermana. A Alemania le dio una Copa del Mundo y al Dynamo Dresden el reconocimiento de todo un país. Ese equipo venció dos copas, cinco ligas, jugó casi 50 partidos en competiciones europeas y fue la base de la medalla de oro de la RDA en Montreal ’76, con Dörner, Heidler, Häfner, Schade, Riedel y el joven Gerd Weber. Este volante ofensivo estaba llamado a suceder a Kreische y Walter Fritzsch fue introduciéndolo en su dinámica de trabajo progresivamente. Era un producto más de la cantera de Dresde, pero nunca alcanzaría el techo que le anunciaron. En su historia, como en la del Dynamo, reapareció Erich Mielke. Cuando la plantilla festejaba el título de 1978 entre la cerveza y las duchas, entró al vestuario el jefe de la Stasi. Como máximo responsable de la Sportvereinigung Dynamo les felicitó. Pero como padrino del Dynamo Berlin les comunicó que aquel dominio, que los tiempos de Dresde y Magdeburgo se habían acabado: era ahora el turno de Berlín.

Erich Mielke jugaba con el destino del fútbol en la RDA según sus intenciones.

Mielke se valió del aparato de estado para revolcar los polos del fútbol de la RDA otra vez. Lo primero que trabajó fue un ascenso de Walter Fritzsch. Una patada para arriba hacia las oficinas de la Deutscher Fußball Verband der DDR (DFV), la federación de fútbol. Al Dynamo le sacó así su arquitectoLas duras medidas del gobierno alejaron al aficionado del fútbol y lo puso en un despacho, como asesor táctico de los seleccionadores y supervisor del sistema de cantera. En 1981, el Dynamo Dresden seguía amenazando al Dynamo Berlín desde la segunda plaza. Vino entonces el disparo de gracia de Mielke. Un escándalo tambaleó al Dynamo Dresden cuando el prometedor Gerd Weber, su delantero Peter Kotte y Matthias Müller fueron detenidos en el aeropuerto de Dresde e interrogados por la Stasi. Eran sospechosos de intentar desertar desde Holanda para fichar por el Colonia. Weber fue encarcelado durante once meses, aunque su pena duraría hasta 1989. A Kotte y Müller se les prohibió volver a jugar en la Oberliga. Tampoco podían salir del país. Weber había sido informante de la Stasi, pero un amigo de Müller, conocedor del plan, les delató. La RDA era así: cuando mirabas por la ventana, siempre había alguien haciendo lo mismo en el edificio de enfrente. El Dynamo Dresden quedó debilitado y la pista despejada para los diez años de dominio del Dynamo Berlín: árbitros sobornados, refuerzos patrocinados por la Stasi… todo sirvió para los planes de Mielke.

Sin embargo, el Dynamo Berlin, aun con jugadores excepcionales como Andreas Thom o Thomas Doll, resultaba un equipo muy artificial. En casa, le valía. Pero en Europa, no. El óxido de las estructuras del estado comunista, la progresiva renuencia social a la Stasi y el declive de atávicos personajes como Mielke fue desinfectando la Oberliga a finales de los 80. En 1989, el Dynamo Dresden resurgía, impulsado por canteranos como Sammer o Kirsten. El club más popular de la RDA encaraba el futuro como una nueva oportunidad. Por detrás venían jóvenes como Alexander Zickler o Jens Jeremies, el viejo Fritzsch estaba cerca, como consejero… Y entonces el Muro de Berlín detuvo en el tiempo al Dynamo Dresden. Todo cambió.

En verano de 1990, Sammer, Kirsten y Pilz se fueron a la Bundesliga. El Hansa Rostock ganaría la última Oberliga en 1991. El Dynamo, como segundo, se ganó el derecho a integrarse en la Bundeliga de la Reunificación. Y aquel fue su final: aún resistiría hasta 1995, antes de caer al vació, casi al olvido y a la desaparición de 2007, aunque se refundó manteniendo emblemas y colores históricos, el amarillo y negro de la ciudad de Dresde. Ahora, siguen en las profundidades del fútbol alemán con el recuerdo de los viejos tiempos. ¿Quién sabe? Las cosas nunca fueron sencillas para el Dynamo Dresden desde 1954. Acostumbrado a vivir perseguido, el pasado ahora florece mucho más dulce de lo que pareció entonces el presente. Al club lo mantuvo vivo la fuerza de la pasión futbolera de la ciudad, sus niños crecidos, sus centros de formación, la cultura del balompié que se extendía desde hacía casi un siglo. Así vive aún. Ahora Sammer, la última gran bandera, es el cerebro deportivo del Bayern Munich. Qué cosas. Cuando firmó en 1990 su salida hacia el Stuttgart, le aseguraron un partido de homenaje y un contrato de entrenador en el Dynamo. Ambas cláusulas siguen pendientes, mientras Dresde recuerda estos días aquel partido contra el Magdeburgo del 8 de noviembre de 1989, el liderato, cuando volvían a ser los mejores, cuando se reavivaban los tiempos en los que el club fue la fisura del muro en los 70 para que se filtrara un juego más moderno y occidental en la RDA… Y se recuerda aquel informativo, al presentador anunciando que el sol saldría al día siguiente en Berlín a las 6.11.


23 comentarios

  • @migquintana 14 noviembre, 2014

    Impresionante, Chema.

    Esta noche toca verse "La vida de los otros" como complemento. ^^

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  • Abel Rojas 14 noviembre, 2014

    Qué paradójico, por decir algo, me resulta que los berlineses del lado este del muro tuvieran como equipo del alma uno situado al oeste. O que los ciudadanos del este sintieran como suyo el triunfo de Alemania Occidental en el 54.

    Qué cosas más raras hacemos los hombres. Y no me refiero precisamente a los aficionados en este caso.

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  • Abel Rojas 14 noviembre, 2014

    Y cuánta grandeza inspira la figura de Hans-Jürgen Dörner.

    La desconocía.

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  • varogs 14 noviembre, 2014

    Me ha encantado el artículo. Vivo en Dresde por trabajo y es interesante conocer mejor la historia. Lo cierto es que es impresionante cómo en la actualidad, que están en tercera, siguen llenando el campo cada fin de semana, y gritando como la mejor afición de nuestra liga o mas. Y el estadio es impresionante para esa división, probablemente estaría en el top10 de la LFP. Hay mucha fiebre por el equipo, y eso que cuando yo les he visto, en segunda, era realmente un espectáculo dantesco, nada de fútbol, todo físico. Aún así tengo la camiseta y todo :)

    Esta termporada en tercera me dicen que están jugando muy bien. Es como una religión y se llena siempre. Una pena que estén tan abajo porque la ciudad mete mucho dinero al equipo y en publicidad también sacan mucho. Desde luego ver un Dínamo vs St. Pauli merece mucho la pena. Si alguno estáis por Alemania del este y hay partido, os lo recomiendo. Es barato y entretenido.

    Saludos.

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  • CR1967 14 noviembre, 2014

    Impresionante Chema, pedazo de artículo

    Todos recordamos a Matthias Sammer en aquel 98, con el pedazo Eurocopa que se cascó, y el balón de oro superando por un voto a Ronaldo el Gordito (entonces esbelto)… pero menuda carrera también la de Ulf Kirsten: una tanqueta de poco más de 1,70, 20 años como profesional y casi 300 goles ¡muchísimos de cabeza, una pesadilla en el área! 100 veces internacional entre las dos selecciones. Jugador muy singular, histórico en el Leverkusen. Hay en Youtube un video de media hora con sus goles, http://www.youtube.com/watch?v=wUDTcAwDxXg , lo recomiendo además de todos los que habéis enlazado en el artículo.

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  • SharkGutierrez 14 noviembre, 2014

    La gente del este alemán es bastante especial. Sólo tenéis que localizar a los aficionados singulares del Unión Berlín. Todo es muy carismático, porque siempre se sintió a la sombra de los equipos del régimen socialista. Y los derbis entre Hertha y Unión, han crecido en intensidad exponencialmente.

    Recuerdo a Rösler de mis primeras experiencias con la Premier, en un equipo de la zona media (?) llamado Manchester City. El gran goleador Kirsten, el incombustible Sammer o el mítico Wösz. Símbolos algunos de Dresden y otros, de la RDA. Recomiendo, por cierto, varios posts. En El Enganche hay un post escrito por Francisco Ortí sobre Peter Ducke, del Carl Zeiss Jena. También yo he escrito sobre el Unión Berlín y una pequeña ficción-analogía sobre el Dynamo Dresden en Underground Football.

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  • @Chemaerrebravo 14 noviembre, 2014

    A Uwe Rösler lo fichó precisamente el Dynamo Dresden para sustituir a Kirsten, con pasta de éste y Sammer. Fue el primer fichaje 'galáctico' entre clubes de la RDA, entendido 'galáctico' como un fichaje de alto rango dentro del nuevo sistema capitalista. Fue el delantero con el que el Dynamo jugó la última Oberliga, la que gana por sorpresa el Hansa Rostock y con el que irrumpen en la Bundesliga. La verdad es que su mejor época fue en Magdeburgo. Aunque el fichaje fue sonado: fue similar a lo de Figo.

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  • JR_ 14 noviembre, 2014

    Fantástico artículo, qué gozada :)

    Y menudo fotón el de Sammer jugando con la gente a lo lejos apiñada tras la valla.

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  • Luther Blissett 14 noviembre, 2014

    Me encanta 😀
    Si esta web se caracteriza por artículos de calidad los de la categoria vinilo creo que son el summum. Y hoy encima hay dos artículos xD.
    Quien crea que fútbol y política no tiene nada que ver que se observe la utilización del fútbol por las dictaduras, tanto comunistas como de derecha (Argentina, España, etc)
    Para poner un granito de arena me gustaría recordar que el heroe de la RDA Jürgen Sparwasser finalmente se fugó a la RFA en 1988.
    Más trágica es la historia de Lutz Eigendorf, ex-jugador del Dy namo de Berlín que tras fugarse a la RFA y fichar por el Eintracht Braunschweig murio en un accidente de trafico que en el año 2000 se descubrio que fue provocado por la Stasi, por orden de Erich el Viejo (como era conocido Mielke).

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  • Luther Blissett 14 noviembre, 2014

    Otra cosa interesante es la caida que sufrieron los equipos de la Oberliga tras la caida del muro de Berlín, esto se debería seguro a su total desconocimiento del sistema capitalista y por poseer una estructura de club anticuada y alejada de los parametros normales en Occidente del profesionalismo.

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  • Luther Blissett 14 noviembre, 2014

    Por último un dato sobre el Dynamo Dresde, en noviembre de 1990 disputó contra el Bayern de Múnich la Deutschland-Cup que enfrentaba a los campeones de la Bundesliga y de la Oberliga con motivo del celebramiento de la Reunificación Alemana. En el Dynamo de Dresde ya no estaban jugadores como Ulf Kirsten o Matthias Sammer.
    El marcador final fue 1-0 a favor de los alemanes del este.
    He buscado imagenes sobre el partido pero me ha sido imposible encontrar nada. Si alguien puede ayudarme estaría muy agradecido.

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  • Vilariño 14 noviembre, 2014

    Una de las mayores hazañas de este fantástico artículo es la de hablar de la historia del fútbol de la RDA sin nombrar a Joachim Streich, probablemente el mejor jugador de la historia del país. No vendría a cuento, pero su figura es tan grande que un cameo sería perfectamente entendible. Streich es, junto a Dörner, Kreische, Martin Hoffmann, Peter Ducke o Erberhardt Vogel, el mejor representante de la generación de oro del fútbol germano oriental en los 70.

    El Dynamo tuvo duelos épicos en Europa con grandes como el Liverpool, pero seguramente su actuación más memorable sea en la eliminatoria contra el gran Bayern en el 74. Como vemos, ese año 74 es pródigo en grandes partidos para la RDA y también en enfrentamientos con sus hermanos occidentales. Beckenbauer recuerda esa como la eliminatoria más difícil del ciclo ganador del Bayern, y su enfrentamiento con Dörner es fantástico. Una pena que Dixie no pudiese jugar el Mundial del 74 por una lesión. Bernd Bransch, capitán de la selección, era también un buen líbero, ya muy experto en la época, pero no representaba el impacto que Dörner tenía sobre el equipo.
    http://www.ecosdelbalon.com/2014/04/historia-gran

    Por último, sólo recordar que esa "segunda generación dorada" que empieza a asomar en este artículo, los Sammer, Kirsten, Thom, Doll, etc son los que hacen afirmar a Beckenbauer tras ganar Italia 90 que "con la reunificación Alemania será futbolísticamente invencible". Sobre la adaptación de estas magníficas piezas a la maquinaria del equipo campeón del mundo escribí un artículo hace dos años.
    http://www.ecosdelbalon.com/2012/06/el-verano-de-

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  • @SharkGutierrez 14 noviembre, 2014

    A raíz de lo que comenta Vilariño, hay que comentar que Sparwasser no fue, ni de lejos, de los mejores jugadores de la RDA. Está muy mítificado esto, pese a jugar en el único club que ganó un trofeo continental como fue el FC Magdeburg y la trascendencia que tuvo el gol en aquél Mundial del 74. Aquello fue durísimo digerirlo en la República Federal, que salía un poco del tema de los años destapado por Canellas un par de años atrás.

    A todas estas, Vögel fue un mito en Jena y fue el que hizo debutar al fallecido Enke en la 2.Bundesliga Süd. Poco después reformarían la competición y se convertiría en una única 2º división.

    Aquí os dejo los enlaces sobre los que escribí, de las historias que referenciaba en el comentario anterior: http://www.undergroundfootball.com/?p=3584 http://www.undergroundfootball.com/?p=3106

    @Vilariño

    Los que más se recuerden sean los duelos de la temporada 88-89, sea este, concretamente:
    https://www.youtube.com/watch?v=gJ8KyYTIyDs (Semifinal contra el Stuttgart de Klinsmann, Gaudino, Buchwald o Immel)
    Y el enfrentamiento en Recopa ante el Uerdingen en cuartos de final, años atrás. https://www.youtube.com/watch?v=9ay_0ikswzg La épica que le permitió al "otro" Bayer llegar a semifinales frente al Atlético.

    También hubo un enfrentamiento, pero en la década anterior, ante el Bayern "galáctico" de los setenta, que terminó con empate a tres. Se recuerda bastante poco la etapa del padre de Matthias Sammer al mando del SGD y lo mítico que era el Rudolf Harbig con las torretas de iluminación tan típicas.

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  • @Chemaerrebravo 14 noviembre, 2014

    Yo de lo que he visto, entre Dörner y Streich está la corona, Sergio. Sobre esa eliminatoria con el Bayern… el texto ya se hubiera ido a muchas palabras (jaja), pero sí. Fue una eliminatoria muy polémica. El segundo gran duelo RFA-RDA después del partido de los JJOO de Múnich, en los que gana la RDA a la Alemania de Hoeness y Hitzfield. Decía que fue un partido muy polémico porque el Bayer se negó a viajar a Dresde un día antes del partido tal y como obligaba la reglamentación de la UEFA. La excusa que pusieron los bávaros fue que había mucha diferencia de altura entre Dresde (apenas unos 100 metros) y Múnich y que necesitaban hacer la aclimatación en no sé dónde. La razón real era mucho más conspiranoica. El Bayer tenía miedo de que les envenaran o les echaran droga en el colacao como a Branco los argentinos. Parece ser que Breitner y Hoeness, durante un torneo juvenil, habían sufrido este tipo de maniobras. Les vertieron algo en la comida por lo visto.

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  • @Chemaerrebravo 14 noviembre, 2014

    Yo de lo que he visto, entre Dörner y Streich está la corona, Sergio. Sobre esa eliminatoria con el Bayern… el texto ya se hubiera ido a muchas palabras (jaja), pero sí. Fue una eliminatoria muy polémica. El segundo gran duelo RFA-RDA después del partido de los JJOO de Múnich, en los que gana la RDA a la Alemania de Hoeness y Hitzfield. Decía que fue un partido muy polémico porque el Bayer se negó a viajar a Dresde un día antes del partido tal y como obligaba la reglamentación de la UEFA. La excusa que pusieron los bávaros fue que había mucha diferencia de altura entre Dresde (apenas unos 100 metros) y Múnich y que necesitaban hacer la aclimatación en no sé dónde. La razón real era mucho más conspiranoica. El Bayer tenía miedo de que les envenaran o les echaran droga en el colacao como a Branco los argentinos. Parece ser que Breitner y Hoeness, durante un torneo juvenil, habían sufrido este tipo de maniobras. Les vertieron algo en la comida por lo visto.

    Es una eliminatoria realmente histórica (llevo buscando el partido mucho tiempo). El Dynamo Dresde, como los demás clubes de la RDA que jugaban en Europa, sufrían mucho fuera de casa. En su país, daban mucha guerra, pero fuera eran un poco desastre. Este partido fue justo al principio del periodo ganador del Bayer, y el Dresden les metió un buen susto. 4-3 en el Olímpico, donde fueron ganando todo el partido. Era un resultado muy decoroso. Pero en la vuelta apareció esa fatalidad histórica que siempre acompañó al DD. Con 3-2, apareció Torpedo Müller. Un 3-3, un 7-6 global que da idea de cómo fue esa eliminatoria. Y antes del Mundial de la RFA. En todo caso, nada comparable con la gran tragedia del Dynamo Dresde en Europa… la de 1986 contra el Bayer Uerdingen. Si tenéis curiosidad, buscad sobre esa eliminatoria de Copa UEFA, porque eso es otra historia…

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  • @Chemaerrebravo 14 noviembre, 2014

    *Recopa, el cruce DD-B Uerdingem fue en la Recopa.

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  • Vilariño 14 noviembre, 2014

    Las paranoias del Bayern cada vez que iban a Europa del Este son míticas. Y las encerronas de los equipos de más allá del Telón de Acero también.

    Y, sinceramente, yo creo que afectaba también en dirección opuesta. Viajar a Occidente era incluso "peligroso" para los equipos de la RDA. Sólo saber lo que les esperaba a la vuelta (investigaciones, interrogatorios, sospechas de todo tipo), yo creo que les quitaba hasta las ganas de jugar.

    Con respecto a Dörner y Streich, lo que comentábamos el otro día en Twitter. Quizá junto a Kreische, los tres que hubieran tenido sitio en la selección de la RFA que gana el Mundial con esa generación de fenómenos. Y no estamos hablando de completar la comvocatoria y calentar la banqueta. Eso son palabras mayores.

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  • Luther Blissett 14 noviembre, 2014

    @Chemaerrebravo

    Si el partido que llevas buscando es el que se juega en Dresde puedes verlo en youtube dividido en 8 partes. La calidad no es que sea muy buena pero de esa época tampoco se pueden esperar maravillas.

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  • Luther Blissett 14 noviembre, 2014

    Creo que el enlaze no lo he hecho bien.
    Si buscas en Youtube 1973/1974 Dynamo Dresden – Bayern München (Europapokal) 1/8 te saldra el primer video.

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  • @Chemaerrebravo 14 noviembre, 2014

    Es que aquí hay una cuestión que me gustaría hablar contigo, Sergio. Es fútbol ficción, ya, pero al respecto de eso que comentamos de un hipotético Dörner jugando en una supuesta Alemania unificada. ¿Qué hubiera pasado con Franz si llegan a coincidir en una selección? ¿Hubiera evolucionado hacia el líbero (o involucionado, cada uno lo mire como quiera)? Porque Franz era mucho más físico que Dörner, quien era un defensor más tipo Vogts, muy rápido. Si es por este aspecto, quizá Franz hubiera sido el libre y Dörner el mediocentro, pero no lo tengo yo esto muy claro. El oriental tenía una lectura defensiva espectacular a la vez que su juego de balón era inferior en comparación. En cambio, Franz era a la inversa: más recursos con pelota que sin ella. Desde luego quien más puede respirar aliviado en Bonhof.

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  • Vilariño 14 noviembre, 2014

    @chemaerrebravo

    Yo creo que Beckenbauer con la selección seguiría jugando de centrocampista. Idea que a Schön le encantaba, ya que todos sabemos de su debilidad por la pareja Beckenbauer-Overath. Dörner y Schwarzenbeck podrían ser una pareja más que solvente.

    Eso sí, igual eso nos impedía ver la maravillosa Alemania del 72, la de Netzer.

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  • Teclemayer 15 noviembre, 2014

    Que bonito articulo, que gran aporte haceis al deporte y la cultura escribiendo sobre estas cosas, que de otra manera se van olvidando. Muchos compañeros de trabajo se criaron en la DDR y aun suenan en las pausas, nombres como en Dynamo Dresde. La gente no olvida tan facilmente

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  • @oscarge80 15 noviembre, 2014

    BRUTAL, tanto lo comentado como el artículo en sí Chema. Enhorabuena, y gracias por tanta (y tan buena) información-

    ¡Saludos!

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